Este tipo de patología aparece en enfermos que pasan mucho tiempo en las camas de los hospitales o sus casas, por eso la prevención es la mejor arma para luchar contra ella.
El pasado miércoles, organizado por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), se desarrolló en el salón de actos del Hospital Comarcal de Melilla el ‘Taller para el manejo y abordaje de las úlceras por presión’, en el que participaron unas setenta personas de todos los sectores profesionales del área de Salud de la ciudad.
Las úlceras por presión constituyen un problema común en los hospitales y centros sanitarios. Son motivo de preocupación para todos aquellos profesionales que están en contacto con los pacientes y, prueba de ello, es que en la estrategia número ocho del Plan Nacional de Calidad se reseña que hay que tratar la prevención y la aparición de estas úlceras por decúbito en los pacientes hospitalizados.
Estas patologías son lesiones isquémicas, es decir, por falta de riego sanguíneo, que provocan la muerte de tejidos y posterior necrosis, comenzando en la piel. En general se producen en sitios donde existen prominencias de los huesos, que al comprimir la zona de apoyo entre éste y el resto de cuerpo situado superficialmente provocan la disminución o la suspensión del flujo de sangre, con el consiguiente daño a los tejidos. En estas partes del cuerpo pueden ser sometidos a presión intensa durante un período corto o a presión menos intensa, durante un tiempo más prolongado, siendo ambas alternativas potencialmente dañinas para la piel.
Está demostrada, por estudios que se han hecho y presentados ante organismos internacionales, la evidencia científica de la idoneidad de las medidas preventivas para evitar la aparición de este tipo de úlceras, las comúnmente conocidas como llagas. Es evidente que un paciente inmovilizado, con largo tiempo de estancia en la cama, bien en su domicilio o en un centro sanitario, tiene mucha fricción en la piel y puede verse afectado por este problema, si no se toman medidas todos los días para prevenir su aparición.
El taller del pasado miércoles se diseñó para intentar conseguir erradicar este problema que causa mucho malestar e incomodad al paciente de largas estancias en centros sanitarios.
El curso-taller, con una parte teórica y otra práctica, se realizó con el objetivo de que el personal sanitario en general amplíe conocimientos sobre qué son las úlceras por presión, por qué se producen y cómo se pueden tratar.
Bajo la coordinación de Elena Escarvajal López, supervisora de Área de Hospitalización, la jornada se inició con la ponencia ‘Definición, etiopatogenia, localización y estadiaje de las úlceras por presión’, quien fue abordada por la enfermera de hospitalización María del Mar Mulas González. La jornada formativa continuó con ‘Valoración enfermera’ por Ana Caparrós Cervantes, enfermera de hospitalización y ‘Diagnóstico enfermera’ por María del Mar Mulas.
Tras estas conferencias, se trataron las ‘Medidas preventivas en las UPP’ por parte de Margarita Barón Burgos y Encarnación Bellón Navarro, auxiliares de enfermería.
El ‘Tratamiento según estadiaje’ fue la siguente ponencia realizada por Josefa Sánchez Domínguez, enfermera de hospitalización. Y, por último, la charla de la supervisora de CC.EE. Teresa Martín Espinosa versó sobre la relación de productos que se puede utilizar en este tipo de patologías.
Algunas de las pautas que deben seguir los sanitarios para evitar las úlceras por presión son la vigilancia estricta a pacientes con alto riesgo mediante una exploración física dirigida y palpación de zonas susceptibles, realizadas idealmente por el médico o por la enfermera; el cambio de posición cada dos horas; y levantar diariamente al paciente.
Además, se recomienda realizar una buena higiene de la piel, así como una buena hidratación, lubricación y masaje circular de la piel y tener en cuenta el uso de equipos de dispersión de presión, como son el colchón de presión alterna, los almohadones, las férulas de espuma o las bolsas de agua.