En apenas dos años el número de jugadores ha aumentado de una manera considerable. El Real Club Marítimo de Melilla (RCMM) amplió hace tres años su oferta deportiva con una nueva sección de baloncesto. En una entidad donde su mascarón de proa era la vela, se daba así paso a uno de los deportes de moda, tras sus éxitos internacionales.
En todo este tiempo, se ha venido realizando un trabajo encaminado a consolidar el proyecto. Hecho que ha quedado constatado con su crecimiento. Se comenzó con una escuela de iniciación en el verano de 2010, para, en la actualidad, contar con más de un centenar de jugadores vinculados al club.
La construcción, en la marina seca, de una pista multideportiva ha ayudado significativamente a la puesta en marcha de esta idea. La primera vinculación del Club Marítimo con el baloncesto comenzó ahí. En una pista que no reunía las medidas oficiales de una pista de baloncesto, pero que ha servido de trampolín para ir en el buen camino.
La evolución del proyecto ha venido marcada por la demanda. El primer año sólo fueron unos meses y a través de un campus de verano. Durante el año pasado, entró en escena un equipo sénior y otro en categorías de iniciación, con una participación aproximada de una treintena de deportistas.
En la actualidad, gracias, igualmente, a un acuerdo de colaboración con el CAD Eduardo Morillas, el Club Marítimo sigue manteniendo su Escuela Multideportiva, multiplicándose por tres la presencia en las ligas oficiales de la Federación Melillense de Baloncesto. Hay dos equipos sénior, otro en categoría júnior, un cadete, además de los equipos de iniciación (pequebásket y minibásket) vinculados al CAD Eduardo Morillas.
Más de un centenar de jugadores, comprendidos prácticamente entre todas las edades, a los que hay que sumar técnicos y delegados. Un proyecto modesto, pero que ha crecido en unos pocos años, partiendo de unas premisas fundamentales: educar y formar.
Los dos equipos sénior cuentan con experimentados jugadores locales, que se convierten en el mejor ejemplo para el resto de integrantes de la familia baloncestística del Club Marítimo. A ellos, se suman varias decenas de jóvenes que se han integrado perfectamente en una iniciativa que no ha hecho más que comenzar a dar pasos.
Lejos de buscar resultados, lo que pretende esta iniciativa del Club Marítimo es la potenciación de valores positivos vinculados al deporte. Un precepto que viene marcado por el responsable del proyecto, Jesús Martínez, vocal de la Junta Directiva del RCMM, quien considera fundamental que a los jóvenes se les inculquen principios efectivos que posibiliten una buena formación.
Con la llegada de la nueva temporada, los equipos del Club Marítimo estrenaron equipaciones, luciendo a partir de ahora los tres colores que se vinculan a la entidad náutica desde sus orígenes, que además quedan inmortalizados en su banderín: rojo, blanco y azul.
La llegada de las navidades sirvió, igualmente, para la presentación oficial de esta nueva sección. El presidente de la entidad, Manuel Ángel Quevedo, fue el encargado de darles la bienvenida a todos estos chavales y no tan jóvenes, quedando todos inmortalizados en una foto histórica.
Sin duda alguna, el gran trabajo realizado por los técnicos y dirigentes del Club Marítimo de Melilla son las bases para que el número de licencias aumente de manera tan abultada de una temporada hacia otra. Además, los objetivos marcados por la entidad son algo fundamental en el trabajo del baloncesto base, siendo los resultados algo totalmente secundario.