Los casi 200 inmigrantes que llegaron la semana pasada a Melilla por cauces irregulares han provocado que los niveles de ocupación del CETI se disparen hasta superar las 800 personas, según informaron ayer desde la Delegación del Gobierno a este periódico. Asimismo, indicaron que aún no se han contabilizado todos los subsaharianos que llegaron a finales de semana, por lo que la cifra podría ser aún superior.
En las instalaciones, que fueron creadas para albergar a unos 480 inmigrantes, residen actualmente unas 69 familias, que suman un total de 149 personas. Con ellas vive un total de 87 menores de edad. Curiosamente, la mitad de ellos es de nacionalidad argelina. Hay que recordar que en el centro pueden residir los niños si están acompañados de sus progenitores. En caso contrario, son llevados a los centros para menores extranjeros que gestiona la Ciudad Autónoma.
Distribución por país de origen
Desde que comenzó el año, la cifra de subsaharianos que residen en el CETI ha ido creciendo y en la actualidad supera a la delos inmigrantes procedentes de países del Magreb. El colectivo que más ha aumentado en los últimos meses es el de malienses. Como publicó El Faro el pasado mes de febrero, la guerra desatada en dicho país provocó un éxodo de refugiados, muchos de los cuales se dirigían a Europa.
A día de hoy, los malienses son, por país de origen, el mayor grupo del CETI. En concreto, hay 171 personas procedentes de dicho país, mientras que hace seis meses la cifra no llegaba a cien.
Por detrás se encuentran los argelinos, con un total de 139 inmigrantes. Este colectivo ha bajado notablemente con respecto a comienzos de año, cuando había unos 209. De los 139 que hay a día de hoy, 43 son menores de edad.
El resto de grupos es mayoritariamente de origen subsahariano. Por ejemplo, residen un total de 71 personas procedentes de Camerún, 67 de Guinea Conakry, 57 de Nigeria, 26 de Guinea Bissau y 20 de Costa de Marfil.
Estancia media
Desde Delegación indicaron que se producen salidas de inmigrantes rumbo a la península todas las semanas. El protocolo continúa siendo el mismo que meses atrás. Algunas personas suelen ser conducidas a Centros de Internamiento para Extranjeros (CIES) y otras, sobre todo las familias, pasan a estar a cargo de ONGs estatales que desarrollan programas de inserción social. El tiempo medio de estancia en el CETI es de aproximadamente un año y medio.
En las últimas entradas por vía marítima, varios inmigrantes que llegaron con menores de edad rechazaron que los niños fueran sus hijos nada más entrar en el CETI. Desde la Delegación del Gobierno recordaron que los controles de paternidad son obligatorios desde que comenzó el año y, aunque no ofrecieron una cifra exacta sobre el número de personas que llegan con niños que no son sus hijos, afirmaron que su número “justifica que se hagan dichas pruebas”. Por otro lado, fuentes de la Guardia Civil indicaron a El Faro que, en muchos casos, los auténticos padres, también inmigrantes, encargan a otros que lleven a sus hijos a suelo español para reclamarlos ellos mismos más tarde. “Si tienen dinero para pagar un asiento en patera se lo gastan en el niño. Creen que es mejor actuar así que dejar al pequeño atrás. Prefieren que llegue a Melilla porque saben que recibirá un buen trato. En el Gurugú, un mal resfriado puede tener consecuencias mortales”, señalaron.
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