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El cementerio de La Purísima se llena por el Día de Todos los Santos

Este martes, Día de Todos los Santos, el cementerio de La Purísima ha recibido la visita de todos los melillenses que no se olvidan de sus seres queridos. Como cada año han cumplido con la tradición. La mayoría acudía para depositar flores en las tumbas y nichos de sus difuntos y aprovechaban el momento para sentirse más cerca de ellos por unos instantes.

"Le beso su foto y me siento más cerca de ellos", explicó a El Faro Encarnación, una melillense que acudía este martes al cementerio, cumpliendo con la tradición. Apoyada en sus muletas buscaba la lápida de todos sus seres queridos. "Este día es más sagrado, pero después yo vengo más días", remarcó esta melillense. Ella comentó a este diario que suele ir todos los domingos a La Purísima. Si la salud se lo permite, ella misma limpia las tumbas, si no, dijo, se busca a alguien que lo haga por ella.

"Son personas muy queridas", añadió Encarnación. Entre otros miembros de su familia, tiene enterrado allí a su marido, con el que se casó cuando ella tenía tan solo 15 años. "Ahora tengo 83, así que fíjate el tiempo que llevo con mi compañero", destacó. Estando allí, se siente a su lado.

Es el mismo sentimiento de su acompañante, María. "Yo veo la foto de mi madre y se me va la vida", dijo. Ella tiene en La Purísima a prácticamente toda su familia, sus padres, su hermano y su marido. "Es una cosa que tenemos que hacerla no porque sea el Día de los Difuntos", destacó. Ella, cuando era más joven, solía ir todos los domingos a visitarlos, hiciera el tiempo que hiciera.

Este martes, acudía a visitarlos. Para limpiar las lápidas, María tiene que subirse a unas escaleras y confesó que ya no puede porque tiene las rodillas mal. "Esto te atre mucho", comentó.

Da igual la distancia, la edad o el estado de salud. El Faro ha hablado con melillenses en el cementerio, que han contado su historia personal. Algunos han viajado aposta por la festividad de Todos los Santos desde otras ciudades de la península. Es el caso de Margarita, que vive fuera y a pesar de no encontrarse bien de salud del todo, no ha dudado en pedir a su familia que la acompañase a Melilla para ponerle unas flores a sus seres queridos.

Ella aunque nació y pasó la mayoría de su vida en la ciudad, actualmente reside en Sevilla. Margarita tiene 87 años y este año, más que nunca, no podía faltar a su cita en el cementerio. Las fuerzas comienzan a fallarle y no quiere dejar las tumbas sin limpiar y arreglar. "Este año he puesto más interés en venir porque voy a cumplir los 88", dijo esta melillense, que piensa seguir yendo al cementerio hasta que la salud se lo permita.

Antes, cuando vivía en la ciudad, acudía todos los días al cementerio. "Todas las tardes venía con mis niños un ratito", comentó.  Es por eso, que critica a todo aquel que solo se acuerda de sus difuntos durante un día al año. Esta melillense cree que de esos hay muchos.

Margarita explicó a El Faro que de no ser porque vive lejos, seguiría yendo todos los días, como lo ha hecho este martes. Allí estaba ella con su bastón y apoyándose dónde podía, pero estaba. Margarita tiene en La Purísima a sus padres y a un hijo, a los que ha querido acompañar en esta festividad. No se separaba durante esta mañana de una de las tumbas.

Como Margarita, otras personas también tienen costumbre de acudir al cementerio para pasar un rato cerca de la tumba de sus familiares. Es el caso de Juani. Ella va sin falta todas las semanas. "Todos los viernes vengo", aseguró a este diario. Juani tiene a cuatro familiares en La Purísima y aclaró que pasa un tiempo en cada una de las tumbas. "A los cuatro voy a ver", recalcó.

Para Juani, visitar a sus muertos es devolverles un poco de lo que les han dado ellos durante su vida. "Hay que tenerles respeto", insistió. Esta melillense también se queja de las visitas esporádicas de algunas personas. Juani se quejó de que los familiares de las tumbas de alrededor de las de su familia no suelen ir nunca por el cementerio.

Aún así, añadió, este martes sí que lo han hecho y al limpiarlas, recalcó, han vuelto a ensuciar lo que ella ya había limpiado. Esta melillense explicó a El Faro que ha estado durante estos días atrás limpiando y poniendo flores en las tumbas de sus familiares y que cuando ha llegado hoy se ha encontrado con que volvían a estar sucias.

Es verdad que hay personas a las que no les gusta visitar el cementerio normalmente y sí que lo hacen para conmemorar Todos los Santos. Una de esas personas es Mariano, un melillense que estaba este martes en el cementerio colocando unas flores a sus familiares fallecidos. "El Día de Todos los Santos siempre venimos", destacó. Aunque reconoció que no suele hablar con ellos, sí que aclara que viene " a echar un ratito con ellos".

Si estos días atrás, El Faro ha sido testigo de cómo muchos melillenses se acercaban a limpiar las tumbas, el día de hoy se ha dedicado más a adornarlas con coronas y ramos de flores. Pero no solo las tumbas de los que cuentan todavía con quienes los puedan visitar. En todos los cementerios siempre hay enterramientos a los que nadie acude. Tal vez porque ya no tienen familiares que las cuiden, porque nunca han tenido o porque no se pueden desplazar hasta allí. Lo que si es seguro es que alguien se ha dedicado en este día a dejar una flor en muchas de estas tumbas abandonadas.

Y no solo una persona. Entre el polvo de las lápidas, descuidadas y a veces resquebrajas, había una flor. Del mismo color en todas las tumbas cercanas y diferentes por zonas, que aportaba sensación de que había alguien cuidándolas, a pesar de que quizás no conocían a la persona fallecida. En varias zonas, hay lápidas que cuentan con la misma flor. Alguien que se ha acordado de ellas y ha decidido que merecían también estar adornadas.

El Día de Todos los Santos este año ha coincidido en que es puente tanto en Melilla como en otras autonomías. Para algunos melillenses esto ha provocado que esté más vacío que otros años. Es la opinión de María Dolores. "Yo veo que hay menos gente", destacó. Ella confesó a El Faro que va al cementerio siempre que puede durante este día. "Es una tradición. Hay mucha gente nuestra y tenemos que darle una vuelta", añadió.

Precisamente esa tradición es la que ha empujado a muchos melillenses a visitar el cementerio. Hay quien normalmente cumple una tradición como es el caso de Paco. Este melillense suele acudir a limpiar y poner flores los días previos a Todos los Santos y en el día festivo solo va a acompañar a sus difuntos durante un rato. Todos los años igual. "Si nos vamos olvidando de nuestras tradiciones y de nuestra historia, flaco favor", insistió Paco.

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