Anoche tuvo lugar uno de los actos más emotivos del Jueves Santo melillense: la liberación de un reo del centro penitenciario durante la procesión de Nuestro Padre Jesús Cautivo y la Santísima Virgen del Rocío. Su nombre se corresponde con las iniciales J.L.F.S. El ex preso ingresó en la cárcel el 28 de mayo de 2015. Es un hombre de religión cristiana que fue condenado a sendas penas de un año, 36 meses y 31 días tras acumular seis delitos por causas diversas, como amenazas en el ámbito familiar, lesiones, atentado a la autoridad y quebrantamiento de condena. Su pena se extinguía el 4 de junio de 2019.
El indultado no tenía la obligación de participar en la procesión. Sin embargo, allí estuvo, agradecido por la oportunidad y ataviado con la túnica morada que recibió en el centro penitenciario. Aunque su rostro permanecía oculto bajo el capirote, el ex reo no podía esconder el manojo de emociones que transmitía a través de su mirada mientras estaba teniendo lugar el acto de su liberación.
El juez de Vigilancia Penitenciaria Juan Rafael Benítez, padre jurídico y alma máter en la institucionalización de esta tradición en Melilla, dio fe del indulto ante los ojos de Jesús Cautivo y de la Novia de la ciudad. Como señaló, este será el último Jueves Santo que ostente dicho cargo, motivo por lo que lo vivió con especial emoción e intensidad.
La tradición de liberar a un preso del Centro Penitenciario de Melilla ha cumplido este año su mayoría de edad en Melilla. Según se recoge en el auto judicial, el objetivo siempre es la reinserción social que propugna la Constitución.
De este modo, el penado se beneficia de la suspensión de la condena, además de por estar en tercer grado, por su “intachable conducta, escasa peligrosidad social y bajo riesgo de reincidencia, carencia de responsabilidades civiles y circunstancias familiares”.
Tutela del excarcelado
A partir de la fecha de la liberación, la Cofradía y el Voluntariado de Prisiones, de forma coordinada con los servicios sociales penitenciarios comenzarán, durante el plazo de un año, a tutelar al excarcelado, prestándole la ayuda que precise para su “reinserción en la sociedad y en lo sucesivo pueda llevar una vida honrada en libertad”, como consta en el auto.
De los diecisiete liberados hasta ahora por la Cofradía del Cautivo, ninguno ha vuelto a delinquir, y se cumple la proporción de ocho personas de religión cristiana y nueve de religión musulmana, y del total, sólo tres mujeres se han beneficiado de la medida, la última en 2014.
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