Categorías: Opinión

El castillo árabe de La Concepción (I)

 

Las obras de rehabilitación de la zona conocida como Batería Real y el Baluarte de La Concepción están haciendo saltar todas las alarmas acerca de si estamos asistiendo a una nueva mixtificación (falsificación) de Melilla La Vieja. Todos comentan, todos dicen, pero nadie habla públicamente. En principio parece que no se está asistiendo a una falsificación del calibre máximo, como el de la muralla de San Juan y aunque se están buscando elementos anteriores, al menos hay órdenes de mostrar las cosas extrañas que aparezcan y conservar o al menos identificar ciertos elementos originales (árabes), tampoco parece que se esté exigiendo demasiado rigor.
También es verdad que esta zona, al menos en la cara interior de las murallas estaba ya deteriorada y degradada hasta la desintegración, pero sigue sin entenderse que sea la Consejería de Medio Ambiente la que lleve a cabo esta reconstrucción con cargo al Plan E la que lleve a cabo la consolidación de las murallas, y no sea la Consejería de Cultura la que las rehabilite. Porque reconstruir y reinterpretar es una cosa y rehabilitar y consolidar de modo arqueológico es otra.
Aun así consta sobradamente la labor de inspección, asesoramiento y vigilancia que ejercen los arqueólogos dependientes del Instituto de Cultura Mediterránea sobre la zona. Pese a esto sigue echándose en falta una política de transparencia y comunicación con respecto a las intervenciones a realizar. Hay una ausencia total de la más mínima información, de qué se va a realizar, de cómo y qué tipo de resultados se persiguen.
Pese a que se ha negado hasta hace escasos meses, hoy ya se sabe que La Medina de la Melilla árabe se asentaba sobre el peñón rocoso del llamado Primer Recinto. Los árabes urbanizaban de un modo muy específico y la zona de la ciudad denominada como Medina debía tener murallas que la circundasen y obligatoriamente una mezquita. Todo esto parece cumplirse en lo que conocemos como Melilla La Vieja. La Mezquita Aljama (Mayor) de la que hablaba Abu Obeid El Bekri, debía estar seguramente en esta parte de Melilla.
Es el melillense Juan Antonio de Estrada quien en su obra ‘Población General de España y los presidios de África’ quien confirma que el Baluarte de La Concepción era el antiguo castillo árabe: “Fortificada Melilla por los cristianos, empezaron a poblar y reparar los muros…….trabajaron una fortaleza en lo más eminente (llamado hoy La Concepción), que era el castillo antiguo”.
Aunque todavía no se reconoce, el resto de muralla que existe junto al ascensor de La Florentina, sólo puede ser el resto del amurallamiento ordenado por Abderrahman III en el siglo X. Es una muralla muy característica porque es de color amarillo y como argamasa aparece un mortero prensado con paja. Hay otro resto de igual color y fábrica debajo de La Plaza de Armas y otro más enterrado bajo el Parque Lobera.
Pero ha aparecido otro resto muy diferenciado y de la misma tipología en la destruida escalera que daba acceso a la Batería Real. La argamasa muestra claramente su composición y deja al descubierto la paja. Cinco restos de igual color, estructura y composición apuntan en una misma dirección. Estamos antes los restos visibles de las murallas omeyas del siglo X o las almorávides del XII. La línea realizada sobre la foto marca claramente la distinta composición de la muralla.
Toda la zona vieja de Melilla está llena de silos y pozos bereberes y la mayor parte de la cerámica y loza encontrada en cualquier excavación que se haya realizado hasta la fecha arroja un 60 por ciento de material mobiliar bereber. Incluso en el yacimiento del Gobernador se distinguieron claramente los niveles de edificación de la Melilla musulmana.
El llamado baluarte de La Concepción, aunque fue también almacén de pólvora y reventó varias veces, conserva todavía elementos originales, que deben ser conservados y también otros que deben ser localizados e identificados. Especial atención deben prestarse al amurallamiento exterior, que muestra claramente los distintos tipos de fábrica de piedra, probablemente la más baja es la edificación árabe. Debe evitarse a toda costa una nueva uniformidad mixtificadora que está conformado y asolando toda la rehabilitación de Melilla La Vieja.
Pero sobre todo, debería ser obligada la información pública y la transparencia. La información detallada de lo que se realiza, el porqué y lo que se encuentra y de lo que se conserva.  La situación actual es la de que “la cultura” en Melilla es sólo algo que pertenece a un grupo de elegidos y sólo ellos nos comunican aquello que debemos saber o no.

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