Nacido en L'Hospitalet de Llobregat en el año 1988, aunque más granadino que la Alhambra; este tatuador lleva dos años y medio asentado en Melilla, donde su trabajo causa sensación. Conocido como Tattoo Magia Negra, cuenta con la agenda cerrada hasta el mes de noviembre. Con planes de montar un estudio en el futuro, sostiene que "todo se andará".
-¿Cómo llega el interés por los tatuajes a su vida?
-Llegó de manera temprana. La primera vez que conocí el mundo del tatuaje fue en mi preadolescencia, cuando se pusieron de moda los tatuajes tribales. Me acuerdo de hacer diseños en mi habitación para luego pintárselos a mis amigos con un palillo de dientes y tinta china.
Mi vida tiró después por la rama artística a nivel de estudios. Si es cierto que tuve un compañero de piso y amigo que era tatuador. Ahí me volvió a picar el gusanillo. No fue hasta hace unos años cuando tuve un impasse laboral y dije de tirar hacia adelante.
–¿Qué tipo de labor desempeña?
-Como trabajo sólo, desempeño todos los papeles. Soy el que gestiona la agenda de clientes, el que hace las entrevistas, el que limpia la sala, el que hace los diseños, el que tatúa, el que gestiona, etc.
Es lo que tiene ser autónomo y trabajar sólo. Tienes que diversificar un poco y tocar todos los palos.
-¿Es complicado compaginar su trabajo con su vida personal?
-Sí, la verdad que es bastante difícil. Detrás del tatuaje hay todo un trabajo que no se suele ver, como la limpieza o el diseño, pero que te quitan más horas que el propio tatuaje.
Entre semana echo unas 60 o 70 horas que me dejan muy poco tiempo para mi vida personal. Los que me conocen saben que se me ve poco, los fines de semana y con suerte.
-¿Cómo se describiría a nivel personal?
-En general me considero una buena persona, aunque no quede muy humilde, Tengo una familia que me ha educado bien. También me gusta estar siempre bromeando, me gusta hacer reír a la gente. En el trabajo sí que soy serio, quizás sea el único ámbito de mi vida donde lo soy.
-¿Es Melilla una ciudad amante de los tatuajes?
-Yo diría que sí, llevo unas 560 personas tatuadas en dos años y medio aquí, el porcentaje es muy bueno. Siendo una ciudad no excesivamente grande, aquí hay cabida para muchos tatuadores. Además, existe una demanda muy grande y de muchos estilos diferentes.
-¿Existen prejuicios en Melilla respecto a los tatuajes?
-No más que en la península. El tatuaje está cada vez más aceptado por la sociedad. Si bien es cierto que las generaciones anteriores asociaban el tatuaje a gente de mala vida, esa imagen se ha ido perdiendo.
La única diferencia con la península reside en que Melilla, al ser un crisol de culturas por suerte, existen algunas en las que el tatuaje es pecado; por lo que un porcentaje de la población local nunca serán clientes míos.
-¿Que siente tatuando a los demás? ¿Ha tatuado a familia o amigos?
-Siento orgullo de que me elijan y confíen en mi para algo que va a ser permanente, que van a tener toda su vida. Me hace sentir orgulloso de que confíen en mis manos.
He tatuado a muchos familiares y amigos, pero es que muchos clientes han terminado siendo grandes amigos.
-Cuénteme una anécdota divertida de su trabajo
-En general se dan muchas situaciones divertidas y a mi me gusta hacer reír al cliente para que esté más cómodo.
Hace poco me llamaron dos chicas de Almería y cuando llegó el día de la cita me llamaron para decirme que estaban en la puerta y no les abría. Yo me acerqué y vi que no había nadie. Resulta que como he tatuado por varias provincias de España, estas chicas estaban en el antiguo sitio donde yo tatuaba. Después de una semana hablando a nadie se le ocurrió mencionar que me había mudado.
Se lo tomaron con bastante humor y les regalé el diseño por el agravio.
-¿Tienen riesgos los tatuajes?
-Son mínimos, pero sí. Al final un tatuaje es una herida a nivel cutáneo y existe un riesgo de infección y de posible alergia con alguna tinta; pero son riesgos mínimos. De ahí la importancia de la higiene en el estudio.
Yendo al tatuador adecuado, no hay ningún problema.
–Destaque algo positivo de su labor
-Lo que más me gusta de mi trabajo es conocer a la gente. Cuando haces tatuajes realistas puedes estar hasta 8 horas con el cliente y al final hablas de todo. Terminas conociendo de manera muy personal a tus clientes y eso crea un lazo íntimo entre cliente y tatuador que es muy bonito.
–¿Y algo negativo?
-La falta de tiempo que queda para la vida personal. Ser tatuador conlleva mucho tiempo porque pasas muchas horas trabajando en la preparación. Es un trabajo muy esclavo que prácticamente te deja casi sin vida personal.
-¿Algún tatuaje del que se sienta especialmente orgulloso?
-Hay muchos, pero uno muy bonito fue el primero y único que me pidió mi madre, cuando llevaba un par de años trabajando. A mi madre no le gustan los tatuajes, pero esa fue su manera de expresar su confianza en mi y su manera de darme su apoyo. La verdad que me sentí muy arropado y querido por hacer mi trabajo. Fue un tatuaje muy pequeño de dos rosas, en referencia a mis dos sobrinas.
-¿Qué futuros proyectos tiene en mente?
-Tras 7 años dado de alta tengo una sala habilitada en mi domicilio. Sin embargo, tengo pendiente montar un estudio que se llamará 'Black Iceberg'. Ese nombre viene de haber sentido a lo largo de mi vida que nunca encajaba a nivel visual con lo que debía de ser, no encajo en la visión que se tiene de un tatuador. Tuve trabajos diversos como visitador médico y claro, no era el típico visitador. Mis amigos artistas eran alternativos y yo era más "normalito".
Nunca he terminado de ser quien se supone que debo de ser a nivel estético, solo llevo un tatuaje y no llevo dilataciones. Me gusta hacer esa analogía de iceberg negro, porque muestra esa idea de ser un icerberg como el resto pero que no encaja con los demás.
-Una Expresión melillense
-'Entanarse', me encanta. De hecho la uso en mi vida diaria y me hace sentir más "melillita". También me gusta la de 'dar un rule'.
-Un rincón de Melilla
-Melilla tiene rincones maravillosos. Uno que me marcó y adonde siempre llevo visitas de fuera es el balcón de las Cuevas del Conventico. me parece un sitio precioso, para reflexionar.
-¿Cuál es su filosofía de vida?
-Intentar hacer cosas que me hagan feliz y también intentar hacer feliz a los demás. Muchas veces la clave está en lo más sencillo.
-Un lugar de ensueño para viajar
-Hay muchos lugares que quiero visitar. Tengo muchas ganas de ir a Japón o de hacer la Ruta 66. Ahora mismo iría a la isla Mauricio, me apetece un destino de desconexión.
-¿Viajaría al futuro?
-Sí, lo haría. Me gustaría ver como ha avanzado la tecnología, la ciencia y la sociedad. Aunque viendo la trayectoria que tenemos, no sé si todo sería positivo.
Habría un gran handicap, porque me daría mucha pena el hecho de que mis seres queridos no estarían conmigo, por lo que elegiría regresar.
-¿Cuál sería la época histórica donde viajaría?
-Me gustaría ver muchos eventos que han marcado la historia de la humanidad.
Por estética viajaría a los años 50 en Estados Unidos. Creo que fue una época feliz, por el hecho de haber ganado una guerra mundial y la gente vivía muy cómoda. Me gusta mucho la arquitectura y el arte de entonces.
-Mi tiempo libre lo dedico a…
-Estar con mis amigos. Con los que tengo en la península tiro de llamada, pero con los que están en Melilla salimos a cenar y a tomar algo. El poco tiempo libre que tengo debo de gastarlo bien, así que lo hago con la gente a la que quiero.
-¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
-Las camisas horteras, me gustan mucho. Me gustaría que esta pregunta la contestasen mis amigos, porque sé que responderían lo mismo que yo.
Hay veces que compro las camisas por pena. Pienso que una prenda es tan horrible que nadie se la va a llevar, así que me la llevo yo.
-¿Tiene miedo a algo?
-Tengo un poco de talasofobia, no me gusta la profundidad del mar. Puedo estar ahí pero no me siento cómodo. También le temo a las facturas.
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