Categorías: Cultura y Tradiciones

El Buen Consejo del jazz

Los alumnos del colegio de Nuestra Señora del Buen Suceso disfrutaron ayer de una edificante clase de jazz a cargo de cuatro de los mejores músicos melillenses del género.

La lección comenzó con un ameno repaso a la historia del estilo desde sus orígenes a cargo de Ángel Castro, coordinador de eventos culturales de la UNED. Los alumnos atendieron absortos a una clase anormal por lo dinámica e interactiva.
Los artistas elegidos para difundir su amor por el jazz fueron los melillenses Joaquín Pérez, Chamo Díaz, Higinio Reus y Kiriko, estos tres últimos fundadores de las Jornadas de Jazz en Melilla.
Entre todos repasaron los conceptos básicos de este estilo músical, intentando acercar este arte a los más pequeños. El objetivo principal era huir de los preconceptos esnobistas asociados a este estilo.
Kiriko reconoció en palabras a El Faro que para los niños es una gozada. “De primeras les dicen que van a salir de las aulas, primer estímulo positivo, pero cuando les ven llegar con los instrumentos ya empiezan a disfrutar”.
Ya son quince años los que se viene llevando a cabo esta iniciativa, que ha girado por todos los colegios e institutos de Melilla, “y en todos ellos, los niños han acabado con una gran sonrisa, moviendo los pies y siguiendo el ritmo que les marca música que proponemos”, comentó Kiriko.
El músico melillense relató que él siempre ha tenido una respuesta positiva de estas experiencias, quizá un poco utópicamente. Reconoce que le gustaría saber con certeza que la ilusión que ellos ponen se ve reflejada en el sentir de los alumnos. “Para nosotros, y utilizando un símil futbolístico, esto es como hacer cantera”.
Huye de la pretenciosidad, pero considera que es una actividad muy bonita para ellos, sobre todo para desarrollarse “fuera del humo que impregnan nuestras noches de buena música”, añadió risueño.
Uno de los que pueden atestiguar el éxito de las jornadas es Ismael, alumno de sexto de primaria del centro, que exclamó emocionado que “había sido una flipada” para él. Comenta que ya escuchaba jazz en casa porque su padre es aficionado a estos ritmos, pero que nunca había podido disfrutarlo en directo porque “no se había dado la ocasión, los conciertos son tarde y los estudios... tú sabes”, expresó con una mirada pícara.

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