El Barça Lassa regresó a la cima de la Copa de España seis años después, campeón en la final del torneo contra ElPozo Murcia por los goles de los brasileños Ferrao y Marcenio, que desniveló un título con alternativas, vibrante, que pudo ganar cualquiera, pero que terminó en las manos azulgranas.
La cuarta Copa de España para el Barça, pero es mucho más que eso. Es la confirmación de la ambición y del salto en los últimos cursos del equipo azulgrana, que recupera instante a instante aquel bloque que dominó el fútbol sala español entre 2011 y 2013. También es un golpe para ElPozo, que ha perdido sus últimas seis finales.
El primer tiempo fue del Barça, que borró a ElPozo de la pista. Menos la puesta en escena, con unas cuantas ocasiones de Miguelín y un dominio más aparente que efectivo, el equipo azulgrana fue el dueño de ese periodo. En defensa, en ataque, en la transición, en el contragolpe, en cualquier sector del campo y en cada destreza.
No lo trasladó al marcador hasta el minuto 13, con un robo de balón, una conducción y una certera definición de Ferrao, en el momento justo, en cuanto Fede se venció hacia el suelo (0-1), pero lo rozó por milímetros muchas veces antes; las primeras paradas por el portero, las siguiente estrelladas contra los postes.
Hasta cinco palos frustraron entonces la superioridad y el desborde ofensivo del Barça. Uno de Ferrao, cuya media vuelta contra el larguero desató la respuesta constante del equipo azulgrana. Después otro de Sergio Lozano, uno más de Joselito y otro de Leo Santana con todo a favor, todos aún con 0-0. Y otro ya con 0-1.
Un sufrimiento continuo para ElPozo por el volumen de ocasiones rival, pero también porque el Barça, a la vez, ni le permitía salir a la contra ni perdía el orden defensivo ni concedía ningún regate ni daba ninguna facilidad al equipo de Diego Giustozzi, que echaba de menos las carreras de Fernando y el desborde de Pito en un primer tiempo de color azulgrana, pero de mínimo margen: nada más un 0-1.
Esa era la mejor noticia de todas para el conjunto murciano, que, a pesar de todo, seguía vivo en la final de la Copa de España. Y eso es un peligro tremendo para cualquier adversario, incluso para el Barça, que ya lo comprobó en su último duelo de la Liga, cuando le igualó un 3-5, y que volvió a sentirlo de nuevo en el segundo acto.
Entonces surgió Juanjo, que multiplicó sus paradas para contener la ambición y la reacción del equipo murciano, pero tan al filo su equipo del 1-1 frente a la rotunda reactivación total de ElPozo que el riesgo era tan enorme como el golazo del empate del brasileño Pito; un formidable trallazo a la escuadra en el minuto 25.
El primer periodo fue del Barça, el inicio del segundo fue de ElPozo... Y la final estaba más que abierta, reiniciada desde el empate hasta que golpeó de nuevo el Barça, que incidió en el juego de pívot de Ferrao, esta vez como asistente. Recibió de Marcenio, combinó con él y lo dejó franco para el 1-2, cinco minutos después.
No paró el equipo murciano de rebuscar la igualada, incluso con el juego de cinco, con Álex como quinto hombre en ataque y con Juanjo, el portero del Barça, como un muro insuperable para confirmar el regreso de su equipo a la cima de la Copa de España seis años después.
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