Categorías: Sociedad

“El banco y el casero llaman y sólo les doy largas porque no he cobrado”

Un trabajador de Proman en Melilla explica las dificultades de estar tres meses  sin recibir la nómina.

Manuel es un empleado de Proman Servicios Generales en Melilla. Teme cada vez que suena el teléfono. “El banco y el casero llaman y yo sólo puedo darles largas porque aún no he cobrado”. La empresa para la que trabaja le debe tres nóminas y no cree que le vayan a pagar tampoco agosto. Es uno de los más de 20 empleados de Proman que no ven un euro desde abril a pesar de que no falta ni un sólo día a su puesto de trabajo. Pero Manuel es un nombre ficticio. No quiere decir el de verdad ni en qué lugar está empleado porque tiene miedo de que la empresa tome represalias y le echen.
Asegura que las deudas se van acumulando conforme pasan las semanas y su familia no puede hacer frente a los pagos de alquiler. Su pareja tiene empleos temporales y sin el sueldo de Manuel no pueden pagar el piso ni la luz ni la comida ni nada.
“Estamos todos los días en nuestro puesto, trabajamos las horas que nos indican y a la empresa le da igual”, asevera este empleado.
Su familia depende de su sueldo para subsistir. Reconoce que ya tenían dificultades para llegar a fin de mes porque este empleo tiene una nómina muy pequeña. No llega a  los 800 euros. Ahora que ni siquiera recibe esta paga, la situación es cada vez peor en su hogar.

De baja por depresión
No es su caso, pero conoce a dos compañeros que se han dado de baja. Empezaron a dormir mal y acabaron por no poder pegar ojo pensando en las deudas y en cómo iban a pagar su casa. Esto les ha llevado a estar muy nerviosos y alterados y finalmente, se han tenido que dar de baja por depresión.
Manuel afirma que algunos de los empleados de Proman están a punto de ser desahuciados de sus hogares por los bancos.

Sin ayuda
Este trabajador lamenta que la empresa no dé una solución a las personas que sacan adelante la labor que desarrollan en los centros de Defensa. Estos empleados son auxiliares de servicio y se encargan de la entrada y salida de personas de centros, como el Club La Hípica, el Casino Militar, la Residencia Militar y el Museo Militar.
Su trabajo consiste en vigilar la entrada, guardar las llaves y estar pendientes de los accesos. Son labores similares a las de los conserjes. Aunque la realidad es que hacen mucho más. Manuel subraya que la empresa les obligaba a mirar cámaras de seguridad o hacer rondas por la noche, cuando no les pagan para ello.
En cuanto al papel de Defensa, este empleado afirma que se sienten desamparados. El ministerio no ha dado señales de intervenir en esta situación y llevan tres meses esperando a que haga algo y les defienda de esta empresa.
Es una sensación de desamparo, rabia y tristeza la que sienten estos trabajadores porque aseguran que nadie se preocupa por ellos. El Faro contactó con el Ministerio pero no obtuvo ninguna respuesta.

“Estoy de baja y muy afectado porque la situación ha llegado a ser tan insostenible que ha acabado con mi relación de pareja”

El Faro pudo contactar con un segundo trabajador de Proman en Melilla. Tampoco quiere revelar su nombre por miedo a un despido. Vive en una situación límite tras no recibir ni una nómina en estos últimos tres meses de trabajo. “Estoy de baja y muy afectado por los impagos. Esta situación ha llegado a ser tan insostenible que ha acabado con mi relación de pareja”, asevera.
Este trabajador llevaba muchos años compartiendo su vida con una persona y los problemas derivados del estrés, la falta de dinero y los nervios de estas últimas semanas le han dejado muy tocado a nivel físico y emocional, señala.
“No tengo dinero por culpa de una empresa pirata”. Con estas palabras comenta a El Faro que no hay un acuerdo unánime entre los compañeros para denunciar a Proman por el miedo que sienten a que les despidan. Miembros de esta empresa en Melilla les han comentado que era mejor no decir nada ni llevar su caso a los sindicatos por si Proman decidía hacer recortes y echar a los que protestaran.
Este trabajador subraya que el sueldo era muy bajo, pero le servía para mantenerse. No llegaba a los 750 euros al mes. Además, denuncia que para que les pagaran las horas extras tenían que hacer tramos de diez horas. Esto significa que si echaban nueve horas, no cobraban. Tampoco les han pagado nunca las noches ni los festivos.
Además, se pregunta por qué Defensa no hace nada. Lamenta que los militares que les conocen tampoco les echen una mano. Es más, subraya que les da igual porque ellos están en la puerta aunque no cobren.

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