El avispero: Pesadilla antes de Navidad

La verdad es que esto de los títulos cada vez me lo curro menos, pero es que, aunque lo mejor siempre está por llegar, parece que todo esté ya inventado, escrito o puesto de manifiesto. A menudo, cuando llegan estas fechas, solemos hacer un balance de cómo ha ido el año, sobre todo si los que hemos logrado sobrevivir al Apocalipsis nos paramos a reflexionar y a analizar lo que nos ha dado o quitado el año. Igual estoy metiendo la pata y esto no llega a ver la luz porque ¿y si en vez del 21 era el 22 de diciembre cuando, según las predicciones de los mayas, se acababa el mundo? La verdad es que me fastidiaría un montón si el Gordo de Navidad cae en algunos de los décimos que guardo de manera cauta y desconfiada y no tuviera tiempo de malgastarlo, sin opción para saborear una buena paleta ibérica y sin poder encargar un gigantesco espacio publicitario en el se plasmara una enorme foto mía despachando una estética butifarra dedicada a una larga lista de receptores. Eso sí, el ¡Toma! que destaque sobremanera.
Es probable que la llegada de la Navidad impregne a la mayoría de los hogares de ese espíritu conciliador que evita que nos atragantemos con un polvorón (si lo hubiere) cuando aparecen en la pantalla del televisor algunos de éstos que ese espíritu navideño me impide nombrar, ya saben: La Mer...., el Ra....., la Cos...., en fin mejor apretar los dientes y de paso cascar una nuez (si la hubiese), porque este año ni para cascanueces, oye.
En los tiempos que corren, para muchos españoles la llegada de estas fechas se ha convertido en una auténtica pesadilla. Comida la justa y la precisa, que es para dos días. Bebida la necesaria y para Papá Nöel o Reyes, ya saben lo que predomina: El amigo invisible (vaya papeleta para el o la pobre). Recibir regalos de unos y otros como antaño, de eso nada de nada. Eso sólo para unos pocos que además cada vez tienen más, el resto, zambomba que te crió y botellita de anís del mono para acompañar.
Aún así, seguro que en la mayoría de los hogares españoles la solidaridad estará presente y la ternura hará el resto. Ya sólo con el hecho de tener a los seres queridos presentes, es suficiente. Para otros, entre los que me incluyo, la ausencia reciente de algunos de ellos hace que estas fiestas no se vivan de la misma manera, por mucho que brindemos por ellos. ¡Qué gran verdad es aquello que el mejor regalo que puede pedir uno es el de desear salud para todos y, por supuesto, para uno mismo!
Me solidarizo con todos aquellos que tendrán ausencias significativas en sus mesas, me solidarizo con todas las víctimas que sufren la violencia de género, me solidarizo con Médicos sin Fronteras, me solidarizo con Cruz Roja, me solidarizo con la Asociación Española contra el Cáncer, me solidarizo con Tito Vilanova que vuelve a hacer frente a un mal, al que ya batió en un primer combate y al que le deseo toda la fuerza del mundo para que vuelva a ganar esta nueva pelea contra el cáncer. En fin, me solidarizo con todo aquél o aquello que busquen el bien para los demás y que no busque joder al prójimo.
Decía al inicio que es precisamente en estas fechas cuando solemos hacer balance y queda claro que ha habido de todo y para todos. No ha sido un buen año, pero siempre hay que pensar que podría haber sido aún peor. Los madridistas tienen su Liga, los culés la Copa del Rey, los Atléticos la UEFA Europe League, los españoles la mejor selección del mundo. Quien no se consuela es porque no quiere.
Otros que también han vivido una auténtica pesadilla han sido los jugadores de la UD Melilla. La situación por la que ha pasado y está pasando la plantilla es muy crítica y, a pesar de la profesionalidad que han demostrado los componentes del plantel y cuerpo técnico azulino, es un hecho evidente que ha dejado secuelas. Ya habrá tiempo de hablar largo y tendido sobre el tema si hace falta cuando llegue el momento, pero afortunadamente el esfuerzo del presidente y de la directiva de la entidad unionista ha dado sus frutos y los futbolistas se marcharán hoy a casa con la satisfacción, a medias, de haber percibido parte de lo pactado en sus contratos. Al menos, la pesadilla por la que han pasado quedará en el recuerdo y ojalá que no se vuelva a repetir. Es mi deseo para la familia de la UD Melilla. Aunque, a pesar de que algunos listos hayan querido matar al mensajero, me reafirmo en todo lo que he dicho y he escrito. Hay mucho, pero mucho más, en todo este trajín que ha dejado mal de fondo y que espero que ahí quede, no sea que el palomo se convierta en buitre y ya saben que éste hace de la carroña un manjar. Ahí queda eso, ilusos. Por cierto, la afición que acuda hoy a Álvarez Claro va a poder disfrutar de un buen partido de fútbol que también, es otra posibilidad que se barajaba, podría no haberse disputado.
Para terminar, quiero aprovechar la posibilidad que me brinda El Avispero para desearles una felices fiestas y que en el 2013 sus sueños se hagan realidad. A los Reyes Magos no les pido nada porque me han dicho que ayer estaban en las colas del INEM o cómo se llame ahora y que uno de ellos andaba rondando las vallas del perímetro fronterizo, intentando hacerse un hueco para acudir a tiempo a su cita aunque sea a media jornada. ¡Salud y dinero! (con eso llega todo lo demás).