Cuenta el mito que el Ave Fénix resurgía de sus cenizas tras consumirse por el fuego, algo que ocurría cada 500 años.
En Melilla los únicos fuegos registrados ayer fueron los del espectáculo pirotécnico y la quema de la candelaria con motivo de la festividad de San Juan. Desde un punto de vista más esotérico, la llamada noche mágica, sirve para dejar lo negativo atrás y atraer lo positivo. Parece que con este espíritu se reunieron ayer los presidentes de Coalición por Melilla (CpM) y Populares en Libertad (PPL), Mustafa Aberchán e Ignacio Veláquez. Este último anunció por la mañana que tras semanas de verse incapaces de alcanzar acuerdos entre los grupos de la oposición, su formación política iba a iniciar una nueva ronda de contactos con CpM, PSOE, Ciudadanos y PP.
De lo que hablaron en la reunión que mantuvieron dos viejos conocidos en la política melillense poco quisieron decir ayer. Lo que más parece tomar forma es que, de nuevo, los grupos de la oposición vuelvan a reunirse en cuatripartito este jueves y el lunes de la semana que viene.
Unos dicen pensar en repartirse consejerías, otros sólo dicen pensar en la sesión de investidura y aquéllos no saben o no contestan, como en las encuestas. Hay opciones, hay posibilidades, hay propuestas..., pero los melillenses siguen con la misma incertidumbre.
Poco o nada ayuda el cruce de declaraciones entre los partidos en liza, antes en las elecciones y ahora por alcanzar la Presidencia y formar un Gobierno, para aclarar el futuro de Melilla. Los grupos de la oposición son, precisamente, los que más incertidumbre están arrojando al panorama, con esas propuestas y posibilidades que se resisten a desvelar.
Querer abanderar el diálogo y la transparencia está muy lejos de términos como discreción o secretismo, a los que les separa una línea muy fina. Pero de líneas también saben mucho en los grupos de la oposición, sobre todo de color rojo (esto sí va sin connotación política).
El Ave Fénix renacía, según la mitología, cada 500 años. Para tener un Presidente de la Ciudad y un Gobierno sólo quedan nueve días. No hay más prórroga.
Esos nueve días parece que presionan a los grupos de la oposición, por el momento y especialmente a CpM y PPL, para alcanzar los acuerdos que quieren (una alternativa al PP) y que hasta ahora han fracasado. En lo que respecta a los melillenses, vuelven a ser los espectadores de cada cuatro años. Ese papel al que quedan relegados, mientras escuchan a sus próximos representantes en la oposición apelar a un “interés general” con intenciones que no se les explica claramente y que con ‘discreción’ poca luz puede arrojar. Incluso el representante de Ciudadanos, Eduardo de Castro, dijo ayer no esperar mucho más de nuevas reuniones con el resto de la oposición. “Más de lo mismo”, fueron las palabras de De Castro con un tinte premonitorio (y desesperanzador) más propio, eso sí, de esos que se autodenominan “dinosaurios” de la política que de alguien que aportaría, en teoría, sangre nueva en la Asamblea.
Veremos si el próximo 3 de julio nuestra clase política renace como el Ave Fénix o si tendremos que esperar 500 años.
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