Las fiestas navideñas parecen que animan las ventas en el sector comercial. La compra de los regalos para cumplir con la tradición en Navidad y los Reyes Magos motiva a los melillenses a salir a la calle y entrar en los comercios. El presidente de Acome, Enrique Alcoba, dijo ayer a El Faro observar una mayor afluencia de clientes
Pero en los mercados de abastos no ocurre lo mismo. Estas fiestas no están siendo muy felices para los tenderos. Los melillenses compran, cada vez menos, sus productos para los menús navideños en ‘La Plaza’. Así se expresan los ciudadanos cuando se refieren a los mercados tradicionales.
Los tenderos se quejan de la escasa clientela que acude a sus puestos en el Mercado Central y en el Buen Acuerdo. Sobreviven con sus clientes ‘fijos’, mientras ven impotentes cómo las tiendas de barrio, que proliferan por la ciudad, les van restando ventas. Los ultramarinos y autoservicios que van abriendo sus puertas, fuera de los mercados tradicionales, pronto amplían su variedad de productos a fruta, verdura e incluso pescado y alimentos cárnicos.
Tener al lado de casa un establecimiento de este tipo hace más cómoda la compra, pero poco a poco se va perdiendo la costumbre y la tradición de ir a ‘La Plaza’.
Este fenómeno no solamente se produce en estas fechas señaladas. Pero precisamente en estas fechas, en las que los ciudadanos cumplimos con muchas tradiciones para no perderlas, deberían sumar una más: Acudir a los mercados de abastos para comprar fruta, verdura, pescado, carne...
Los puestos en estos mercados también son de barrio. Los hay que han mantenido el negocio generación tras generación y otros melillenses que han apostado por emprender en ‘La Plaza’.
Junto a los tenderos de toda la vida, también siguen los clientes de toda la vida. Una de ellos, Encarnación, es una muestra de la voz de la experiencia. No duda de que en los mercados de abastos la fruta sabe a fruta y la verdura a verdura. En el Mercado Central ella encuentra el auténtico sabor de los alimentos con los que ha criado a sus hijos. “Aquí los tomates saben a tomates”, asegura Encarnación.
Hay mucho detrás de sus palabras y de la de los tenderos también. Tienen mucho que decir y aportar. Reclaman iniciativas para aumentar la afluencia de compradores en los mercados de abastos. Cada mercado tiene sus necesidades específicas, pero si hay melillenses que apuestan por el mercado tradicional, los responsables institucionales deben también apostar por ellos.
Llama la atención el comentario de una emprendedora que tiene su negocio en el Mercado Central. Es Navidad, pero en el mercado no se respira. Ya no es que no se escuchen villancicos, aunque sea para levantar el ánimo, es que ni siquiera hay adornos navideños.
Este hecho pone en evidencia un llamativo desinterés de los responsables de los mercados de abastos. Algo que es tan lógico, tan obvio y tan mecánico, como que cada hogar monte cada mes de diciembre el árbol y el portal de belén y que en las calles se instale el tradicional alumbrado navideño, no se da en los mercados municipales.
Los tenderos reclaman un poco de atención y a buen seguro que escuchando y contando con su opinión se podrá lograr que ellos arrimen el hombro y le den también un impulso. Hace falta voluntad, eso sí, todo el año, no porque ahora nos mueva el ‘espíritu navideño’.