Fidel Moga, asesor de la delegada del Gobierno de Melilla, Sabrina Moh, también se presentó al menos en 2019 y 2021 a la convocatoria de la plaza de subdirector de Gestión y Servicios Generales de Atención Especializada del Hospital Comarcal.
El 19 de agosto de 2019 el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social publicó la lista de admitidos al puesto de subdirector del Comarcal con solo dos candidatos. Uno de ellos, Fidel Moga Romero, que para entonces ya era asesor de la delegada del Gobierno desde junio de 2018, según consta en su perfil de Linkedin, donde asegura que es técnico de Gestión en el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) y Diplomado en Ciencias Humanas (profesor de EGB).
Punto número uno: Fidel Moga concurrió en 2019 a la plaza de subdirector del Comarcal mientras ostentaba ya un puesto de confianza en la Delegación del Gobierno. Esto le parece bien a Gloria Rojas, pero a mí como ciudadana me parece feo y poco ético.
El otro admitido es Miguel Ángel Vázquez Díaz, actual miembro de la Ejecutiva regional del PSOE de Gloria Rojas, donde ocupa la Secretaría de Estrategia y Acción Electoral, uno de los puestos más importantes en el organigrama de un partido político.
Vázquez Díaz ganó por unanimidad del tribunal la plaza de subdirector a la que aspiraba Moga, pero pasado un tiempo se marchó, según fuentes del Comarcal, por supuestas desavenencias con altos cargos del Ingesa. Sin embargo, luego pasó a ocupar un puesto de confianza en la Seguridad Social.
El 1 de diciembre de 2021 salió publicada nuevamente una convocatoria a la plaza de subdirector del Comarcal en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Fidel Moga, también miembro de la Ejecutiva regional del PSOE de Gloria Rojas desde 2017, optó a esa convocatoria.
Él presentó una solicitud para ocupar la Subdirección de Gestión del Comarcal el 17 de diciembre de 2021. Lo hizo a través de la Oficina de Información y Atención al Ciudadano de la Delegación del Gobierno, donde a día de hoy trabaja asesorando a Sabrina Moh.
Moga adjuntó una petición formal a la directora del Ingesa, solicitándole que tuviera a bien admitirle en el proceso selectivo convocado para la cobertura de la vacante de subdirector/a de Gestión y Servicios Generales de Atención Especializada del Área de Salud de Melilla.
El 4 de febrero de 2022 y "dado el tiempo transcurrido", Fidel Moga renunció por escrito a su aspiración de ser subdirector de Gestión del Comarcal, un contrato de alta dirección para el que se exige una titulación universitaria de grado superior que no está claro que él cumpla.
Por una parte, hemos tenido acceso a un documento del Ministerio de Sanidad y Consumo que dice que queda fuera de esa convocatoria por incumplir el requisito de titulación, pero por otra, las bases publicadas en el BOE exigen entre los requisitos estar en posesión de una "licenciatura, grado superior o similar" y él dice que tiene una diplomatura. ¿Cabría la diplomatura en el cajón de sastre de "similar"? Yo no lo sé y, por tanto, no voy a cuestionarlo. Que lo cuestionen los damnificados o el tribunal que corresponda.
Volviendo a la renuncia registrada el 7 de febrero pasado, en ella Fidel Moga señala que desiste de su aspiración para ser subdirector de Gestión del Comarcal debido a su condición laboral y su responsabilidad en la Delegación del Gobierno de Melilla.
"Los proyectos impulsados desde la representación del Gobierno en el territorio, en el marco de Recuperación, Transformación y Resiliencia (...) requieren mi compromiso profesional", señaló en el escrito de desistimiento consultado por este diario y registrado con el número 202227100000240.
Apenas tres días después de renunciar Moga a la convocatoria de subdirector de 2021, estalló en Melilla la polémica dimisión de la directora del Hospital Comarcal, Antonia Vázquez, por, según publicó el diario Melilla Hoy, estar en desacuerdo con supuestas presiones recibidas desde la Dirección Territorial del Ingesa para que aceptara a Fidel Moga como subdirector de Gestión pese a incumplir con los requisitos de titulación que se exigen para el cargo. El Ingesa negó la mayor y despidió con infinidad de halagos a Antonia Vázquez. Sólo ella sabe por qué dejó su cargo.
Conclusión: el asesor de la delegada del Gobierno de Melilla, Sabrina Moh, renunció en febrero de 2022 a concurrir a la plaza de subdirector de Gestión del Comarcal por responsabilidad con su trabajo. Eso fue un martes, a las 9:59 horas, y el viernes de esa misma semana la prensa recogió la dimisión de la directora del Hospital Comarcal, que llevaba varios lustros en el cargo con gobiernos de PP y PSOE y que supuestamente habría sufrido presiones para aceptar la candidatura de Fidel Moga.
El 17 de marzo de 2022, la plaza de subdirector del Comarcal a la que aspiraba Moga fue adjudicada a Juan Narciso Rodríguez Gude.
Ahora, apenas cinco meses después de desistir de la convocatoria de subdirector, los compromisos profesionales que le impedían ocupar ese alto cargo en el Comarcal, no se interponen ahora en su aspiración de dirigir el mismo hospital.
Fidel Moga ya no aspira a la Subdirección de Gestión del Hospital de Melilla sino a la Dirección.
O sea, no podía ser subdirector hace cinco meses porque su compromiso con la Delegación del Gobierno se lo impedía, pero ahora sí está libre de responsabilidades para dirigir la gestión del hospital público de Melilla.
Pese a la polémica en torno a la falta de ejemplaridad en determinados militantes del Partido Socialista de Melilla y la incompatibilidad que debería tener un cargo de asesor político con puestos públicos de alta remuneración y responsabilidad en los servicios públicos de la ciudad, la líder del PSOE de Melilla, Gloria Rojas, ha respaldado el derecho de Moga a aspirar a un sueldazo en el Ingesa.
Sabrina Moh no se ha pronunciado ni sobre este tema, ni sobre la matanza de Barrio Chino. Está desaparecida. Y es normal. En una circunstancia infinitamente menos grave que la ocurrida el 24 de junio en la valla, su antecesor en el cargo, Abdelmalik El Barkani, fue imputado por su responsabilidad en la devolución de 21 migrantes kamikazes que entraron en Melilla en coches a toda velocidad. Poco después, el caso fue sobreseído.
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