La huelga por una atención sanitaria de calidad en Melilla continúa. Y lo hace porque el Instituto de Atención Sanitaria no escucha, no atiende a la llamada de auxilio de los médicos y los pacientes, y porque sigue pensando en réditos electorales y reparto de despachos. Parece, a los hechos me remito, que no les interesa el bien común de los melillenses.
Nosotros, los profesionales de la sanidad, apostamos por el arte de conversar, de negociar, de buscar soluciones consensuadas. Mientras que INGESA parece que aboga por el arte de la guerra. Debe ser que han leído el libro de Sun Tzu y sólo ven estrategias y enemigos. La sanidad de Melilla no merece su inmovilismo, ni sus batallas de sillones. Precisa altura de miras, conciliación, escucharse y encontrar una gestión viable y ajustada a las necesidades reales.
El general chino Sun Tzu escribió su tratado militar en el siglo V antes de Cristo y desde entonces sus estrategias se han llevado no sólo al campo de la guerra. Han servido para la política o los negocios. Podrían, incluso, servir para la gestión sanitaria, pero con algunos matices. Me explico. Tzu le da importancia a la planificación, la flexibilidad y al conocimiento del enemigo. Habla de evitar la confrontación directa, de usar la astucia. Dice que el objetivo de la guerra no es destruir al contrario, es ganar rápido y sin derramar sangre.
Partamos de la base de que no me gustan los términos bélicos. Reitero que yo abogo por conversar y escuchar de forma activa. Y, sobre todo, apuesto por el consenso. Pero dada la inacción de INGESA, me vale que se apoyen en Sun Tzu, pero les pido que identifiquen bien al enemigo. En ningún momento somos los melillenses. Los médicos no estsmos en frente. Los profesionales sanitarios y los pacientes queremos que mejore la atención sanitaria. Ahí está el enemigo, en un sistema herido y mal gestionado.
Recurran a Tzu y planifiquen bien, que no lo están haciendo. Apóyense en las estrategias del general chino para ser flexibles, porque no están teniendo cintura. Eviten la confrontación, que parece que es lo único que buscan. Y sean astutos, escuchen y sírvanse de los que saben.
Hay que sentarse a hablar, pero no sólo para parar la huelga de los médicos. Hay que sentarse para arreglar lo que se está rompiendo antes de que sea tarde. Se lo merecen los más de 86.000 melillenses que quieren y necesitan el mismo sistema sanitario que el resto de los españoles.
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