Categorías: Editorial

El ansiado techo

Una semana después de haberse quedado en la calle, Mohamedi, su mujer y sus seis niños durmieron por fin anoche bajo techo. Los más pequeños lo hicieron en la Gota de Leche, mientras que el matrimonio pernoctó en un hotel gracias a la solidaridad de unos ciudadanos.

La suya ha sido una historia tortuosa, de idas y venidas, en la que se vieron entre la espada y la pared y tuvieron miedo de tener que irse a vivir a Marruecos, aunque residían en Melilla desde 2008. De hecho, en la ciudad nacieron dos de sus retoños, mientras que otro lo hizo en Marbella.
Vivían en una casa ruinosa, que no cumplía con los criterios mínimos para residir en ella, pero aseguran que no podían permitirse otra cosa. Quizá la mediatización de este caso haya hecho que se tome una medida, aunque sea de carácter temporal. Ellos mismos se definen como una familia melillense, que lleva años viviendo la ciudad, donde estudian sus hijos. No creen que sea de recibo tener que volver al país vecino, al que sostienen que no les une nada.
Finalmente, tras una semana durmiendo en la calle, donde han sufrido viento y lluvia, cuentan con un cobijo provisional por medio de a la actuación de la Administración.
Ayer mismo el consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, respondía a una llamada de El Faro diciendo que se pondría en marcha el protocolo para que los menores fueran acogidos en la Gota de Leche.
Es algo que el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, ya anunció el día anterior, dado que aseguraba que la protección de los menores está ante todo.
Otra de las protagonistas de este caso ha sido la ONG Pro Derechos de la Infancia (Prodein) que no ha dejado de visibilizar la causa y ahora se congratula de que, al menos de forma temporal, estas personas tengan un lugar donde dormir y no vuelvan a deambular por las calles y pasar frío por las noches.
Esta situación pone sobre la mesa la necesidad de tener un techo. Cómo de una situación que parece estable, una familia puede verse al raso, sin esperanzas y sin saber qué camino coger para resolver su problema.
La tan ansiada vivienda, el calor de un techo para el que Mohamedi y su familia esperan haber dado un paso hacia la estabilización de sus vidas.

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