Estamos a punto de despedir un 2013 que ha sido de todo menos pan comido. El año que se nos va bien podría entrar en el ránking de los más amargos, sobre todo, porque en él Melilla ha conocido unas cifras récord de paro.
Parecía que la crisis iba a quedarse del otro lado del Mediterráneo, pero cruzó el charco. Y aquí está, entre nosotros, haciendo acto de presencia.
Melilla despide un duro 2013 en el que los Servicios Sociales y las organizaciones sin ánimo de lucro se han visto desbordados por las peticiones de ayuda de las grandes víctimas de la crisis.
Aún así, la ciudad parece que no ha parado de ganar población. A juzgar por los datos hechos públicos ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) somos la región que más habitantes ha incorporado al censo municipal este año (un 3,5% más).
Y siguen llegando. La valla lleva unos días tranquila, pero el salto con o sin concertina es cuestión de días. Los inmigrantes no han ‘nadado tanto’ para ahogarse en la orilla. Su meta para este 2014 que estrenamos mañana será entrar, cargados de sueños a un mundo mejor, que está en crisis, es verdad, pero que es infinitamente mejor que lo que ellos han dejado detrás: Entre otras desgracias, la guerra.
Melilla también ha visto este año cómo los índices de criminalidad se han incrementado, al contrario que en la península, donde las faltas y delitos han ido a menos de manera notable.
No se trata de que sea arriesgado salir a dar un paseo de noche por la ciudad. Ni mucho menos. Se trata de que no estamos acostumbrados (ni queremos estarlo) a que nos arrebaten el móvil cuando hablamos por la calle o a que nos peguen un tirón al bolso. Puede que eso sea normal en Madrid o Barcelona, pero aquí no.
Mejorar la seguridad ciudadana deberá ser uno de los grandes retos de esta ciudad para el año que viene. Y también, por supuesto, arreglar la frontera, nuestro talón de Aquiles.
De que las obras de Beni Enzar se realicen y lo más importante, de que se noten, depende la economía de esta ciudad. Hay demasiadas cosas en juego como para no tomarnos en serio la frontera.
Hoy es el último día de un año que ya es historia y toca celebrar y brindar por todos los tiempos futuros que están por venir. Sobre todo, por un 2014 en el que habrá elecciones europeas y en el que el Gobierno de Rajoy nos ha prometido que la economía recuperará el pulso. Sólo nos falta cruzar los dedos para que esa recuperación se note en nuestras casas.