En tres días, 2023 habrá acabado y se dejará atrás un año verdaderamente anodino, sin más alicientes que unas elecciones que le dieron la vuelta a la Ciudad Autónoma otorgándole de nuevo el Gobierno a un PP que salió muy reforzado del congreso de septiembre de 2022, cuando la militancia, de forma abrumadora, apoyó a Juan José Imbroda, el candidato que contaba con todas las bendiciones de Madrid y que tuvo en la ciudad el apoyo por dos veces consecutivas del líder nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo.
No hay mucho más que resaltar de 2023 más allá de todo el escándalo de la compra de votos para adulterar el sistema electoral por correo para el beneficio de un partido concreto, CpM, que está en el punto de mira de la Fiscalía Anticorrupción y que se hundió en los comicios hasta quedarse en 5 diputados, tal como le ocurrió en una primera concurrencia electoral allá por 1995.
Y faltan tres días para que comience 2024 y se empiecen a materializar los compromisos electorales del PP. Imbroda no se cansó ni un momento de asegurar que darían la vuelta a la ciudad, que eran la esperanza de futuro, la garantía para la reinvención de Melilla, cuyo modelo productivo está más que acabado desde la pandemia, cuando Marruecos cerró el grifo de la frontera y se acabó con el porteo. Eso hizo que el comercio cayera en picado, que el puerto sufriera pérdidas millonarias y que la propia Administración Local acusara las consecuencias de una bajada importante en el IPSI de importación.
No queda otra que cambiar el sistema económico. El año 2024 va a ser esencial para que empiece a sembrarse una garantía para la supervivencia de los melillenses. Va a empezar, según adelantan fuentes del Gobierno, con la firma del convenio con la Junta de Andalucía, que se llevará a cabo cuando acaben las fiestas y en el próximo mes de enero. Será un arranque interesante si de verdad se configuran las comisiones conjuntas para trabajar en los asuntos puestos sobre la mesa: turismo, innovación tecnológica, cultura, universidad, conectividad y un largo etcétera que abarca a todas las áreas del Ejecutivo local.
Todos los ciudadanos estamos expectantes y tenemos los ojos puestos en ese acuerdo, cuyo protocolo general firmarán institucionalmente los presidentes de Andalucía, Juanma Moreno, y de Melilla, Juan José Imbroda, con toda probabilidad en la ciudad de Sevilla, sede del Gobierno andaluz. Pero no todo será solo ese convenio, habrá otras muchas cuestiones que poner en valor que si bien es cierto que se hace imprescindible mirar hacia el norte, no podemos olvidar la aduana comercial y la obligación que tiene Marruecos de conceder la reciprocidad en el régimen de viajeros. De eso depende buena parte de nuestro comercio, del tradicional, del que se asienta en el centro de la ciudad.
Pero para eso Melilla necesita un Gobierno central fuerte, que obligue a las autoridades alauitas a cumplir sus compromisos. No podemos olvidar que se entregó el Sáhara y todavía no hemos visto ni un solo beneficio para las ciudades españolas en el norte de África.
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