Melilla y Ceuta son, junto a Castilla y León, las autonomías que mayor porcentaje de los jóvenes de 16 a 29 años que nacieron en ellas tienen viviendo en alguna otra región española, en concreto, un 16,2%, según revela el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España, del primer semestre de 2021.
Por ende, el restante 83,8% de la población joven nacida en las ciudades autónomas reside en ellas, un dato que bien vale destacar este viernes 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud.
A continuación, entre las comunidades con mayores proporciones de jóvenes que se encontraban residiendo en otras provincias diferentes a la de origen, se ubican Castilla-La Mancha (14,3%) y Extremadura (12,3%).
Mientras, otros territorios, como Cataluña o Madrid, seguían siendo perceptores netos de otras regiones, lo cual, de acuerdo con el informe, evidencia cómo las personas jóvenes optan por trasladarse a otros lugares del país "en busca de oportunidades educativas y laborales" más favorables, a pesar del riesgo de sólo poder acceder a un empleo "precarizado" y a una vivienda, con "sobrecostes".
El estudio también expone que las oportunidades laborales para la población joven en ambas ciudades autónomas ya eran "muy limitadas antes de la pandemia", con unas tasas de actividad y empleo "habitualmente menores al conjunto estatal".
En concreto, en la primera mitad del año anterior la tasa de actividad descendió casi tres puntos porcentuales, hasta posicionarse en el 44,8%. A la vez, entre finales de 2020 y mediados de 2021, la tasa de empleo apenas aumentó. Entonces, se registró un 22,9% de personas jóvenes con trabajo, bastante por debajo de la media nacional, que era de un 38,4%.
Al mismo tiempo, cerca de la mitad de la población joven menor de 30 años (43,4%) se encontraba en situación de pobreza o exclusión social, lo que representa el mayor porcentaje del país. De hecho, esta coyuntura ha influido de manera "inmediata" en las expectativas de los jóvenes melillenses y ceutíes, los cuales han decidido marcharse a otras autonomías para encontrar mejores perspectivas.
Por otro lado, está el hecho de que el saldo migratorio interautonómico en 2020 fuera negativo: -12 en otra provincia por cada 1.000 personas jóvenes de 15 a 29 años residentes en ambas ciudades; aunque resultó positivo para el exterior: 11 en el extranjero por cada 1.000 jóvenes que vivían en ellas.
Así, la fuerte inestabilidad laboral y la falta de oportunidades conducían a que cada vez más jóvenes permanecieran en el hogar familiar, lo que retrasa los procesos de transición a la vida adulta.
Aquí, llama la atención muy significativamente que la proporción de población joven de entre 16 y 29 años que vivía en un hogar independiente en Melilla y Ceuta "no obtuvo representación estadística", como tampoco la tuvieron en indicadores como la variación de la temporalidad o la emancipación en viviendas de alquiler.
Por el contrario, hasta la primera mitad del año pasado, la tasa de emancipación residencial de los adultos entre 30 y 34 años era de un 60% en Melilla y Ceuta, aunque se trata de la segunda menor del país, sólo superada por la de Canarias, que rondaba el 50%.
De igual modo, la tasa de paro de la población entre 16 y 29 años descendió unos cinco puntos, hasta situarse ligeramente por debajo del 50% al pasar el Ecuador de 2021. Sin embargo, el 70% de esta franja joven estaba sin empleo desde hacía un año o más, por mucho, el peor porcentaje de toda España.
En cuanto a la capacidad adquisitiva, sobresale que el salario neto anual de una persona asalariada de 16 a 29 años en Melilla y Ceuta rondaba los 12.500 euros; mientras que, los ingresos netos anuales de un hogar joven, fue de unos 25.000 euros.
Por otro lado, el coste de acceso de compra de una vivienda libre era de un 50% del salario neto para una persona asalariada de entre 16 y 29 años.
De la misma manera, el precio máximo tolerable de compra de una vivienda para una persona asalariada de 16 a 29 años en ambas ciudades fue de alrededor de 100.000 euros, uno de los más elevados de España, junto con los de Madrid, País Vasco, Navarra y Cataluña.
En torno a los ingresos mínimos anuales necesarios de una persona joven asalariada para adquirir una vivienda libre, se ha calculado un estimado de 17.500 euros, o lo que es lo mismo, alrededor del 70% del total.
Por otra parte, el precio de compra de una vivienda libre es 12 o más veces el salario anual neto que percibe una persona joven en Melilla y Ceuta. Esta relación es de las mayores del país.
Del mismo modo, el precio de compra de una vivienda libre fue de cinco a nueve veces más que los ingresos netos anuales de un hogar de 16 a 29 años en ambas ciudades.
Por último, se indica que el coste de acceso al mercado de la vivienda en propiedad para una persona joven asalariada estuvo entre un 50% y un 60% de su salario neto.
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