Durante su primera rueda de prensa tras ser elegido para su nuevo cargo, Eduardo de Castro ha descartado cualquier problema con Ciudadanos, una posibilidad que se planteó el día de la sesión de investidura, cuando el ahora presidente comunicó a los afiliados naranjas en la ciudad que haber recibido el apoyo de los diputados del PSOE y de CpM podía costarle la expulsión del partido por decisión de la dirección nacional.
Este miércoles, con el máximo responsable de la Ciudad asumiendo ya la agenda de Presidencia, encabezando las reuniones para formar Gobierno y cuando el panorama político local busca encajar las piezas del nuevo puzle local, De Castro ha despejado cualquier atisbo de duda: “Represento a un partido, que es Ciudadanos, un partido de centro, progresista, que quiere cambiar las cosas. Y yo voy a hacer esa política; que no le quepa duda absolutamente a nadie”.
Eso decía después de explicar públicamente lo ocurrido, presuntamente, en la Asamblea durante los últimos días. Un argumento con el que también señalaba una manera diferente de hacer las cosas en la Ciudad a partir de ahora: “El discurso del miedo, las descalificaciones y la falta de respeto se van a acabar”, ha afirmado más de una vez.
Villegas: "Ánimo y que tirase para adelante"
Preguntado por los periodistas, se ha remontado al origen y ha detallado una llamada con José Manuel Villegas, secretario general de Cs, que, con la última información para la investidura, le trasladó su “ánimo y que tirase para adelante”.
Entonces, se emplazaron “para hablar de las políticas” en breve. Ahora buscan fecha. “Le he dicho que iré cuando pueda. Cuando tenga un hueco, encantado de coger un avión y quitarme de en medio porque no he pisado ni la calle; voy del despacho a casa, y de casa al despacho. Y lo que me queda... Voy a intentar desplazarme a Madrid la semana que viene. No hay ningún problema. Lo único cierto es que el punto naranja está en el mapa; eso es lo importante. Melilla está en el mapa con un punto naranja. Ni azul, ni rojo ni morado; naranja”.