LA Unión Federal de Policía (UFP) en Melilla asegura que hoy por hoy es “imposible” frenar la entrada de motoristas ‘kamikazes’ por la frontera con Marruecos. Según el sindicato mayoritario entre los agentes de la Policía Nacional destinados en el perímetro fronterizo de la ciudad, es muy difícil detectar la intención de una persona de entrar a la carrera en España en una motocicleta, porque ésta hace la cola en Marruecos junto al resto de vehículos y en cuanto llega a los controles pisa el acelerador y entra en Melilla con mayor facilidad de maniobra que un coche.
Que a estas alturas sigamos hablando de la entrada de vehículos ‘kamikazes’ en Melilla nos demuestra que los conos plásticos que se pusieron en su momento para obstruir este fenómeno no han servido de mucho. Lo que de verdad funcionó fue el hecho de que España anunciara que devolvería a Marruecos a los inmigrantes que entraron por la fuerza en nuestro país, arrollando verjas y agentes de la Guardia Civil.
Sin embargo, los tiempos han cambiado y la opinión pública está sensibilizada con el tema de las ‘devoluciones en caliente’ sin garantías legales para esos retornos.
Es evidente que la frontera de Beni Enzar necesita un sistema de control más efectivo que los conos New Jersey que se colocaron en el paso fronterizo a modo de parche.
A principios del año pasado corrieron ríos de tinta en torno a la necesidad de colocar bolardos que se activaran a distancia e impidieran el paso de vehículos ‘kamikazes’ a la ciudad. Nada se ha hecho al respecto desde entonces y de aquellos polvos vienen estos lodos.
Habrá que esperar a ver terminadas las obras del principal paso fronterizo de Melilla, recientemente adjudicadas a Acciona, para comprobar si Beni Enzar va camino de ser una frontera inteligente o si finalmente todo se queda en maquillaje y colorete.
En principio, los trabajos contemplan un reordenamiento de los carriles de entrada y salida a de Melilla, con accesos diferenciados para peatones y vehículos.
Pero el problema seguirá siendo el mismo: Hacer frente a las mafias de la inmigración irregular que casi siempre van un par de pasos por delante.
Las reivindicaciones de los sindicatos policiales de Melilla no han variado un ápice en los últimos dos años, lo que quiere decir que sus quejas son las mismas y se resumen en que hace falta dinero.
Incluso tienen la sospecha de que las obras de Beni Enzar nos están saliendo “baratitas” con la rebaja de 900.000 euros sobre el presupuesto de licitación, que era de casi dos millones de euros: Nadie da duros por pesetas.
Aquí estamos, un año después de que entraran los primeros vehículos ‘kamikazes’ a Melilla, hablando de casi lo mismo, que no es lo mismo, pero es igual.
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