Los Bomberos realizaron 21 salidas para revisar grietas y fachadas en toda la ciudad l El 112 recibió alrededor de 40 llamadas, sobre todo, solicitudes de información
Dos nuevos terremotos alteraron ayer la vida de los melillenses a la hora de la siesta. Fue a las 16:04 horas cuando la tierra comenzó a moverse. Fueron unos instantes, pero se notó con intensidad. Alcanzó 4,8 grados en la escala de Richter. Y a los trece minutos volvió a moverse todo. De nuevo un seísmo sorprendió a los ciudadanos y volvió a alcanzar el 4,8 en esta misma escala, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN). En un primer momento, el IGN había elevado la magnitud a VI, aunque a las pocas horas rectificó y bajó a V.
El consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, aseguró ayer a El Faro que no se habían producido grandes incidencias. Señaló que el 112 había recibido alrededor de 40 llamadas, muchas de ellas solicitando información sobre los dos seísmos.
En el caso de los Bomberos, tuvieron que realizar 21 salidas tras producirse los dos movimientos. Todas estaban relacionadas con la aparición de grietas o la ampliación de las que ya habían aparecido en los hogares con los terremotos previos, así como el saneamiento de varias fachadas.
Buen comportamiento
El 112 destacó en su Twitter “la calma y la serenidad de la población a pesar de la incesante actividad sísmica”. Aunque lo cierto es que hubo melillenses que no tardaron en coger el coches y dirigirse a los Pinos.
También hubo quien cogió la silla de campo y salió a la calle. Un grupo de vecinas estaban sentadas en el coche y otras en la hamaca de playa en la mediana de la calle Querol. Aseguraron a El Faro que preferían pasar el resto de la tarde fuera de sus casas. A ellas no les dio tiempo de vivir el segundo de los seísmos en su hogar porque salieron despavoridas del edificio. Les pudo el susto.
Además, justo enfrente, los Bomberos tuvieron que realizar una de sus actuaciones. Un inquilino del edificio de General Aizpuru que hace esquina con Querol avisó porque parte de fachada estaba agrietada.
Los Bomberos tuvieron que sanear esta zona y aunque echaron un vistazo al interior de los hogares de este mismo inmueble, no detectaron daños en la estructura que provocaran su desalojo.
Con el buen tiempo que hizo ayer, muchos melillenses se animaron a salir de tapas. En los bares vivieron los dos terremotos con algo de nerviosismo. Hubo quien salió a la calle. En las cafeterías de la ciudad, pasó lo mismo. Y es que a pesar de que los melillenses casi se están acostumbrando a que haya pequeños seísmos, los de ayer se notaron con intensidad y vinieron muy seguidos.
Más intervenciones
Por otro lado, los Bomberos también actuaron en la calle Júpiter, Jiménez Iglesias o en las 400 viviendas. Todas estas llamadas de los melillenses se debieron a la a la aparición de grietas o el incremento de algunas de ellas en sus hogares o en las fachadas de sus edificios.
Varios técnicos de la Consejería de Fomento de la Ciudad se presentaron directamente en el Parque de Bomberos tras los dos seísmos por si era necesaria su colaboración. Estuvieron revisando algunos hogares, junto con los bomberos, pero no encontraron, por fortuna, daños estructurales en ninguna de las viviendas que analizaron. Por ello, no fue necesario desalojar a ningún ciudadano.
Se notó en Andalucía
Los dos seísmos de ayer se sintieron también en Andalucía. En zonas como, Almuñecar (Granada), Málaga o Torremolinos.
Asimismo, el IGN registró otras réplicas de 3 grados en la escala de Richter. Una entre los dos terremotos de 4,8 y con posterioridad, hubo otros movimientos de 3 a las 16:22 horas, de 3,3 a las 16:26 horas, y de 3,2 a las 19:09 horas.
Esta institución explicó a El Faro el viernes, tras vivir otros tres terremotos y uno de ellos de 5 en la escala de Richter, que los temblores superaban los 1.700 desde que el 21 de febrero comenzara la serie sísmica.
En concreto, se ha registrado uno mayor de seis grados, que sufrió la ciudad el pasado 25 de enero, otros cinco están comprendidos entre 5 y 6 de la escala Richter, y 16 son de 4 o más con los de ayer.
Por último, la portavoz del IGN, Resurrección Antón, ya adelantó a este periódico el viernes que no se puede hacer una estimación concreta de cuándo remitirán los temblores en esta zona sísmica. “Es algo que nunca se puede predecir con certeza”, aseveró. De hecho, indicó que no se puede descartar un temblor mayor del 25 de enero, aunque “lo lógico es que estos movimientos tendiesen a remitir con el paso del tiempo”.
Un polvo blanco alarma a vecinos en Juan Carlos I
Melillenses y vecinos de la avenida Juan Carlos I llamaron a los Bomberos. Salía polvo blanco de uno de los edificios de esta calle y desconocían qué podía haber pasado en el interior.
Los Bomberos avisaron al director de la sucursal que hay en la parte inferior de este inmueble. Entró en el interior y no vio nada que pudiera generar ese polvo blanco del que avisaban los vecinos.
También echaron un vistazo en una de las viviendas de este inmueble y no hallaron la respuesta que buscaban. El interior de este hogar no tenía ningún daño.
Por ello, los Bomberos creen que el techo de escayola de alguna oficina que hay en este edificio se cayó y provocó esa nube de polvo blanco que asustó a los melillenses.
Será el lunes, cuando los inquilinos de esta parte del inmueble vuelvan a la rutina, el momento de comprobar si hay daños en este piso y si eso motivó que hubiera polvo saliendo de este inmueble.
Las grietas junto a la cuna y la caída de un trozo de escayola del techo de la cocina ‘echan’ a la familia de Jamia de su casa
Jamia dormía ayer a su pequeño de 14 meses cuando la casa empezó a temblar. Los otros dos niños de 5 y 6 años se asustaron tanto que corrieron hacia ella para abrazarla. Estaban todos tan alterados en su hogar que decidieron preparar una maleta e irse a Marruecos con sus familiares. Su marido había metido a los niños en el coche y mientras ella hacía la maleta, comentó a El Faro que había grietas nuevas en la pared que separa su habitación de la de los niños. Una está junto a la cuna de su bebé. También ha aparecido otra en el techo y además, cuando entró en la cocina vio cómo un trozo de la escayola se había caído. Aseguró que cuando vuelva el lunes, buscará una nueva casa para su familia porque no quiere vivir otro seísmo en este edificio.