La agresión por parte de un preso a un trabajador en la cárcel de Navalcarnero (Madrid) el pasado 22 de julio ha sido la gota que ha colmado el vaso. Los funcionarios de prisiones se concentrarán mañana jueves, de 11:00 a 11:30 horas, a las puertas de la prisión de Melilla en solidaridad con los compañeros afectados. La protesta ha sido convocada en las entradas de todas las cárceles del país por la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), CCOO y UGT por una situación que consideran inadmisible. De hecho, en nuestra ciudad, hay dos empleados en la actualidad que están de baja tras haber sufrido una agresión.
En el conjunto del país, se produce una media de más de una agresión física al día, explicó ayer a El Faro Rubén Cuende, delegado en Melilla de Acaip, sindicato mayoritario en el sector.
Por ello y bajo el lema ‘Prisiones sin agresiones. Ni una más’, estos tres sindicatos han convocado esta concentración de protesta para protestar por la situación que se vive en las cárceles españolas, “un sitio muy opaco”, define Cuende.
Detrás de estas agresiones, el sindicato denuncia la falta de personal. Cuende afirma que en los últimos años se ha producido una pérdida de 3.000 funcionarios en todo el país porque no se ha ido reponiendo al personal que se iba jubilando.
“A la hora de intervenir si hay una pelea, no es lo mismo estar en un módulo de Melilla unos dos o tres trabajadores, que cinco o seis”, señala.
La Relación de Puestos de Trabajo de la prisión de Melilla contempla unos 180 funcionarios (contando todas las categorías), de los que alrededor de un centenar se dedican a la vigilancia interior del centro, en el que hay alrededor de 300 presos. Para Acaip, harían falta otros 20 trabajadores más para poder garantizar la seguridad tanto de los propios empleados como de los internos.
El responsable de este sindicato añade que el pequeño tamaño de Melilla y su especial situación geográfica, muy limitada al ser fronteriza, hacen que los funcionarios tengan un contacto muy directo con los reclusos, tanto en el interior como en el exterior. Así, se encuentran en la calle a expresos o internos de permiso. Asegura que la relación es “cordial y de respeto” en la mayoría de los casos pero recuerda que hace un par de años dos compañeros fueron agredidos en la ciudad por exreclusos. No obstante, puntualiza que estos sucesos son excepcionales.
También incide en que los trabajadores intentan ayudar a los presos en lo máximo posible camino de su reinserción en la sociedad. De hecho, apunta que muchos reconocen que han cometido errores.
A la falta de personal que denuncian que se vive en las prisiones del país, también se quejan del envejecimiento de la plantilla. El delegado de Acaip en Melilla recuerda que en la agresión de Navalcarnero, la situación era muy desigual: el preso era una persona joven y fuerte, enfrentada a un funcionario de más de cincuenta años.
Tras el cambio producido en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias con el nuevo Gobierno central socialista, Rubén Cuende espera que la nueva dirección sea más “receptiva” con los problemas que sufren los funcionarios. Señala que parecía que los anteriores responsables lo que pretendían era privatizar el sistema penitenciario. De hecho, indica que ya se hizo con la seguridad exterior. Si hace unos años había Policía Nacional a las puertas de la prisión, hoy hay seguridad privada.
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