Uno de los ocupantes tiene un requerimiento judicial, por ello la Policía dio el alto al vehículo.
El pasado sábado 6 de octubre los vecinos de la Carretera de Farhana pudieron ver una escena poco habitual en Melilla. Sobre las 18:00 horas, se inició una persecución policial de un turismo de color rojo en el que viajaban tres jóvenes, dos varones en los asientos delanteros y una mujer en el trasero. Estos dos hombres fueron detenidos más tarde por la Policía.
Los agentes reconocieron al ocupante del asiento del acompañante de este coche, un joven melillense de 33 años, que es muy conocido por la Policía por sus numerosos antecedentes y al que le constaba en vigor una requisitoria judicial. Por este motivo, el vehículo policial dio inmediatamente el alto al coche de los jóvenes, pero su conductor hizo caso omiso de las señales policiales acústicas y luminosas y emprendió veloz huída hacia el Puesto Fronterizo de Farhana.
En un momento de la persecución, el joven que había sido reconocido se bajó del coche e intentó huir a pie en dirección hacia el colegio Nuestra Señora del Buen Consejo. Pocos minutos después fue interceptado por uno de los policías que se había bajado de su vehículo para cortarle el paso, siendo inmediatamente detenido por reclamación judicial.
Mientras se procedía a esta detención, otros dos coches policiales en servicio se habían unido a la persecución, haciendo bien visible su presencia mediante uso de señalización acústica y luminosa.
La Policía informó de que se vivieron momentos de tensión cuando uno de los vehículos policiales fue embestido por el coche de los jóvenes para intentar echarlo fuera de la calzada. Si bien no lo consiguió, causó ligeros daños de chapa y pintura en el vehículo policial y en el suyo propio.
Tras una hábil maniobra combinada de los tres vehículos policiales perseguidores, se consiguió cortar el paso al coche fugitivo en la carretera de Farhana, a unos 200 metros del colegio Nuestra Señora del Buen Consejo.
El conductor de este coche rojo, un joven melillense de 22 años, fue inmediatamente detenido por desobediencia y delito contra la seguridad vial.
Esta persecución duró unos quince minutos en los que el conductor no dejó de incumplir las normas de circulación, poniendo en grave peligro tanto a las personas que caminaban por la zona, como a los vehículos que transitaban.
El trabajo profesional de los indicativos del grupo de Atención al Ciudadano dio como resultado la detención de los dos jóvenes, sin que se produjeran más daños que los ligeros desperfectos en los coches que formaron parte de la persecución.