El Juzgado Central de Menores de la Audiencia Nacional ha impuesto dos años de libertad vigilada a Dunia, una joven de 18 años que tenía 17 cuando el pasado año fue detenida en Melilla en la operación Kibera en la que se desarticuló una red de captadores de mujeres para el Estado Islámico.
Según informaron fuentes jurídicas, la pena le fue impuesta el pasado 16 de noviembre al alcanzar un acuerdo de conformidad con la Fiscalía de Menores de la Audiencia Nacional y admitir los hechos que se le imputaban.
Además de los dos años de libertad vigilada, que podrá cumplir en su casa de Melilla, la joven será sometida en ese mismo periodo a seguimientos de tipo psicosocial, manteniendo así las pautas que ha tenido que seguir en el centro de menores en el que ha estado interna de forma preventiva desde su detención en diciembre de 2014.
De hecho, según las fuentes consultadas, la joven, que ha manifestado que se siente en deuda con la sociedad y con su familia, ha respondido muy bien al tratamiento en el centro de menores y parece completamente desvinculada de las ideas que la llevaron a querer viajar a Siria para formar parte del Estado Islámico.
Acabar un módulo de FP
Su deseo ahora es acabar el módulo de FP para ayuda a discapacitados que comenzó a estudiar durante su estancia en el centro de menores.
Otra de las pruebas de su arrepentimiento se hizo visible el mismo día en que se celebró su juicio y que coincidió con el minuto de silencio que se produjo en todas las sedes judiciales con motivo de los atentados del 13-N en París.
Dunia, ataviada con un pañuelo en la cabeza, se sumó a ese minuto de silencio en la sede del Juzgado Central de Menores.
Se trata de la segunda menor juzgada en la Audiencia Nacional desde el auge del yihadismo al amparo del autoproclamado Estado Islámico, ya que el pasado 24 de abril el Juzgado Central de Menores de la Audiencia Nacional condenó a dos años de internamiento en régimen cerrado a una menor ceutí de 15 años que quería viajar a Siria o Irak para integrarse en el EI tras ser captada en las redes sociales por células yihadistas de adoctrinamiento.
La condena también le fue impuesta al alcanzar la joven un acuerdo de conformidad con la Fiscalía con la pena de dos años de internamiento y otros dos de libertad vigilada a cambio de admitir los hechos por los que estaba acusada y por los que estuvo nueve meses internada de forma preventiva en un centro de reforma.
Esta menor fue detenida en Melilla junto a una joven melillense de 19 años, acusadas ambas de integración en banda terrorista, convirtiéndose en las primeras mujeres arrestadas en España dispuestas a sumarse al Daesh.
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