La primera vez que los melillenses escuchaban a un dirigente local hablar de esta enfermedad fue el miércoles 26 de febrero, tras una reunión de los consejeros de Sanidad en Madrid. Se señalaba que la tasa de letalidad era como la de una gripe común. Incluso ese mismo día salía la Organización Mundial de la Salud asegurando que era irracional usar mascarillas y gel. Fueron días en los que se pensaba en preparar la ciudad para la llegada de los siete cruceros que iban a visitar Melilla. Un día más tarde, el jueves 27 de febrero, representantes de la Ciudad y de la Delegación del Gobierno se reunían para fijar el protocolo de actuación por si llegaba el coronavirus.
El Ingesa y Salud Pública informaban el martes 3 de marzo que si alguien viajaba a una zona de riesgo, como Italia o China, y tenía síntomas de covid-19 debía llamar al 112. Pero el 6 de marzo comienzan las restricciones. Se cancela La Africana. Y el 10 de ese mes las autoridades piden a la gente que no viaje y se suspende la celebración del Día del Estatuto de Autonomía.
El 12 de marzo de 2020 Melilla se blinda y se toma la decisión de cerrar los centros educativos durante 15 días. Finalmente, el último trimestre del año sería telemático para los alumnos de la ciudad. Eso provocó que los docentes tuvieran que adaptarse a las vídeo-clases y también las familias. Muchas tuvieron que recibir tables y tarjetas de Internet porque no todas contaban con esta tecnología en los hogares.
En septiembre el curso 2020-2021 comenzaría con turnos divididos en dos y cambiando cada mes. Los resultados fueron muy buenos por la baja ratio. El curso actual, el 2021-2022, comenzó con las clases con todos los alumnos, llevando al confinamiento de muchos de ellos y sus docentes.
La Delegación informó el 11 de marzo de 2020 que se cerraba Barrio Chino para evitar aglomeraciones y una extensión del virus. El viernes 13 de marzo de ese año a las 6:00 horas Marruecos cerraba las fronteras y la Delegación urgía a todos los españoles a volver cuanto antes del país vecino. Hubo colas a ambos lados de la frontera tanto de personas como de vehículos.
Han pasado ya dos años de esa clausura y solo se abrió a finales de septiembre e inicios de octubre de ese año para dejar pasar a los marroquíes atrapados en Melilla. Se calculó que habría unas 3.000 personas trabajando en Melilla ese día, pero realmente los atrapados fueron muchos más.
El 13 y 14 de marzo de 2020 se confirman los tres primeros casos de covid. En España había 50 fallecidos y2.152 casos.
Sube el número de infectados el día 15 a 17, tras conocerse solo 11 en un día.
De esos tres casos hace dos años se ha pasado a 20.383. Y en medio ha habido seis olas de covid. Aunque lo más doloroso de la pandemia han sido los 152 fallecidos.
El sábado 14 de marzo de 2020 comienza el estado de alarma, aunque no entra en vigor hasta el lunes 16: hay 121 fallecidos y 4.231 contagiados en España. Este primer estado de alarma duró 100 días. Fueron 52 días encerrados en casa. Luego vino otro paraguas de esta norma. Se limitó la salida del hogar. Solo el personal esencial podía ir a trabajar. Luego, los primeros en salir fueron los niños y los ciudadanos con mascotas y aquellos que hicieran ejercicio.
Comienzan los controles en las calles de la ciudad y hay Policía en los comercios.
El primer día de aplausos a los sanitarios fue el sábado 14 de marzo de 2020.
Cuando el estado de alarma permitió salir de las casas, se dejó esta costumbre que se extendió a todos los colectivos esenciales. Todos recibieron el reconocimiento a las 20:00 horas desde los balcones y ventanas.
Con la llegada de nuevas olas, los sanitarios han denunciado la falta de profesionales y la necesidad de contar en la ciudad con otro centro sanitario hospitalario.
Al inicio de la pandemia vino el buque Galicia, un barco medicalizado. Pero no se usó. Y luego se pensó en usar los terrenos del Patio del Cura para un hospital modular, pero finalmente no se llegó a hacer la obra.
El sábado 14 de marzo de 2020 ya se veían mascarillas y se hacían colas dejando espacios. Parecía irreal esa escena. Colas ordenadas no hubo nunca hasta que llegó la pandemia. Y aprendimos hasta a medir los 2 metros entre personas.
Y ahora la mascarilla se ha convertido en una prenda más de nuestra vestimenta. Se pasó de ser un artículo de lujo, porque costaban un dineral y casi no había, a que ahora ya solo las tengamos que usar en interiores. Aunque también se negó durante el inicio de la pandemia que la población en general las usara. Y, de hecho, le queda poco a esta medida porque las autonomías solicitan ya retirar esta medida.
Continuó ese día con el cierre de bares y de comercios. Y las restricciones en la hostelería han durado, por desgracia, hasta hace unas semanas.
El Ingesa suspendió las consultas presenciales ese sábado 14 de marzo de 2020. Y aún hoy en día se conservan las citas telefónicas, por ejemplo, con el médico de cabecera.
Se cerraron las mezquitas y se suspendieron las procesiones de Semana Santa. Y ahora, será en este 2022, cuando se recupere la Semana Santa en la calle.
La hostelería fue la primera en cerrar la persiana y la última en abrirla. Y nunca, en estos dos años, se ha liberado de las normas. Todas las restricciones les implicaban. De hecho, en la segunda ola, entre octubre y noviembre de 2020, volvieron a tener que cerrar.
Son el sector más castigado de la ciudad de forma directa por las restricciones, pero también el que se ha adaptado a todo.
Lo último para ellos fue tener que solicitar a los clientes el pasaporte covid. No fue hasta hace unas semanas cuando ya se han terminado estas restricciones de aforos, limitación de clientes por mesa o el uso de la barra.
El lunes 15 de marzo de 2020 por la noche se anuncia que se prohíben los vuelos y barcos con pasajeros, a menos que sea personal que trae camiones con abastecimiento para supermercados y otras mercancías importantes.
Ese día llegaron 800 viajeros y se les pide que se queden en casa haciendo cuarentena.
Ya todo el país se considera zona de riesgo y se pasa de una fase de contención a la transmisión sostenida generalizada.
De los 17 casos confirmados, dos presentan un cuadro clínico complicado en nuestra ciudad.
Más adelante se dejaría viajar pero solo por casos concretos, como tener citas médicas, trámites inaplazables y asuntos de este tipo. Muchos harán trampas para poder ir en la Navidad de 2020 a casa y solicitarán citas médicas por toda España para tener el justificante.
Melilla, según el Gobierno local, fue de las primeras en recuperar los vuelos con la península. Eso sí, AirEuropa ha dejado de operar, aunque por una reorganización. Y en el caso de FRS, la naviera que operaba con Motril. Ya no le salía rentable operar con nuestra ciudad.
No obstante, en este tiempo también ha habido varios contratos marítimos y, por primera vez, se incluyó a Motril en esta obligación de servicio público (OSP).
Nada más ponerse en marcha el estado de alarma, la Ciudad suspende el pago de impuestos. Se venían días complicados para muchas familias que vivían al día, que tenían trabajos sin contrato o que dependían de la frontera.
El Banco de Alimentos tuvo que preparar una campaña de donaciones para lograr bolsas de comida para miles de familias. Las dejaban en las puertas de las casas.
De hecho, desde la Ciudad, se puso en marcha un programa de atención a familias en riesgo, otro de canguros y también se ofreció el hotel para los sanitarios, con el objetivo de que pudieran proteger a las familias de contagios.
La Plaza de Toros fue un centro de acogida tras intentar poner bajo techo a las personas sin hogar y a los que se habían quedado atrapados en Melilla por el cierre de la frontera. Funcionó hasta verano del año 2021.
Empresas y trabajadores entendieron que debían teletrabajar o pasar a un ERTE ante la imposibilidad de ir a su lugar de trabajo por la llegada de la pandemia. Y conforme pasaron las semanas, se vio que fue una medida acertada porque los hospitales estaban llenos de pacientes y el confinamiento había impedido más contagios.
Pero esto dañó la economía, no solo de Melilla, sino de España. Aunque en nuestra ciudad aún no se ha logrado remontar la actividad. El cierre de la frontera dejó a miles de familias sin trabajo y con el paso de los meses, muchos lograron el empleo que antes ocupaban los transfronterizos. Pero el consumo interno no es suficiente ya para mantener a todas las empresas y no hay semana en la que no se cierre un negocio.
Diez empresas demandaron un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) el primer mes de la pandemia. Y esta fórmula aún hoy sostiene a muchos trabajadores y empresas. De hecho, en enero de 2021 había aún 1.034 personas en ERTE y en enero de este 2022, son 217, es decir, que en un año se ha reducido la solicitud de ERTE en un 79%.
El 27 de diciembre de 2020 fue cuando comenzó a vacunarse en la ciudad. Los primeros fueron los mayores y sus cuidadores y, luego, el personal sanitario.
Pasamos de recibir vacunas a cuentagotas a tener ya la tercera dosis para los adultos y la segunda para los niños. La vacunación para ellos comenzó en diciembre de 2021.
Actualmente hay 59.503 personas en la ciudad con la pauta completa.
Lo más terrible de esta pandemia ha sido perder a seres queridos y que a ese dolor se sumara la pena de no poder estar con ellos en esos últimos momentos y ni siquiera ir a su funeral al inicio de la pandemia.
El miércoles 25 de marzo de 2020 fallece la primera víctima del covid-19, una mujer joven. Su familia, días más tarde, solicitó ayuda para que les hagan las pruebas porque nadie se interesó por ellos.
El segundo fallecido por covid fue Rosendo Quero, que fue coordinador de Izquierda Unida en Melilla hasta 2016.
Y aunque no sepamos los nombres de todos los fallecidos, no se va a poder olvidar a ninguno de los 152 que hasta el día de hoy se han marchado por culpa de la covid.
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