LOS melillenses nos hemos quedado en estado de shock al ver el vídeo viral de un apuñalamiento que ha tenido lugar este fin de semana en El Rastro. Nos enteramos de lo ocurrido porque alguien grabó la escena. Esa misma noche hubo otro apuñalamiento en el Paseo y un accidente en General Polavieja, en el que se ha visto envuelto un joven marroquí de 25 años, en estado de embriaguez. Todo, en la misma semana en la que también en General Polavieja un coche atropelló a una madre y a sus dos hijas; hubo una bronca multitudinaria en el Paseo Marítimo y un marroquí con residencia en Alemania entró a nado en Melilla.
¿Se puede estar peor? Claro que sí. A todo esto hay que añadirle el incremento de los contagios por coronavirus y la desaparición de la escena local del responsable de Salud Pública, Mohamed Mohand. Digo yo que quien se mete en política tiene que hacerse a la idea de que las vacaciones llegan cuando se puede y no cuando tocan. Más de uno en Melilla estaría dispuesto a cobrar su sueldo y a hacer su trabajo incluso mejor que él.
No sabemos dónde está Moha aunque Adelante Melilla asegura que está en Mallorca. Más le vale al consejero del PSOE hacerse una foto con los reyes en Marivent para justificar una salida temeraria, que yo no me creo porque estamos en mitad de una pandemia.
Pero es que ahora mismo tampoco sabemos quién es el responsable político que está al frente de nuestra seguridad. Melilla parece envuelta en la guerra de Troya y a la delegada del Gobierno tampoco se le ve el pelo. ¿Cuándo piensa aparecer aunque sea en una de esas reuniones sin sal y sin resultados con los responsables de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la ciudad?
Los melillenses hemos pasado por situaciones difíciles. Hemos vivido períodos de mucha inseguridad en nuestras calles, pero el cierre a cal y canto de la frontera pone en entredicho la justificación de siempre. Son muchos los que defienden que los índices de criminalidad de esta tierra se deben a nuestra situación fronteriza. Pues bien, esa teoría ha hecho aguas. Estamos como nunca y aquí no entra nadie por los pasos fronterizos.
Una vez más confirmamos nuestra incapacidad para controlar la delincuencia local en una ciudad de casi 13 kilómetros cuadrados. Imaginaos, si a quienes tenemos al frente de la seguridad en Melilla les llega a tocar vigilar una gran urbe como Madrid.
Volvemos a lo de siempre: faltan agentes de Policía Local, Policía Nacional y Guardia Civil. Del Ejército no hablo, pero no creo que vayan sobrados en estos momentos en los que Marruecos nos está echando un pulso en toda regla.
Las autoridades de Nador han rendido un sentido homenaje al melillense promarroquí Omar Dudú, poniéndole su nombre a la avenida que sale de la frontera de Beni Enzar. Rabat lo hizo en 2019, un año después de cerrarnos la Aduana, pero no se enteró ni Dios. Pues bien, en estos momentos en que la relación con España vuelve a tensarse, sale a relucir esa provocación.
No voy a entrar a debatir si Dudú merece o no el homenaje. El problema no es el homenaje en sí. Por mí como si le levantan una estatua en el Palacio de Mohamed VI. Lo que me parece fuera de lugar es que le pongan su nombre a la avenida colindante a la frontera con Melilla, que él no puede cruzar por decisión de las autoridades españoles. Ese tipo de pullas no cabe entre dos socios comerciales y mucho menos entre dos estados aliados.
¿Y qué piensa Sabrina Moh de todo esto? No lo sabemos. No tenemos ni idea de qué piensa la delegada del Gobierno de España en Melilla sobre la nueva provocación marroquí. Tampoco sabemos qué medidas va adoptar para frenar la delincuencia callejera ni tenemos idea de si ha trasladado estos problemas a Madrid. Se ve que le preocupan otras cosas. Está ocupada en otros temas y sería interesante que se plantee si de verdad quiere seguir en su cargo. No se puede estar en modo avión al frente de la seguridad de una ciudad amenazada como la nuestra.
En cuanto a Moha, nos gustaría saber qué medidas tomará para frenar los contagios. Según los datos que constan en la web del Ministerio de Sanidad, la incidencia acumulada de la COVID-19 en Melilla ha pasado de 4,62 en la semana del 20 al 26 de julio a 11,56 del 27 de julio al 2 de agosto. Casi se ha triplicado y no sabemos qué ha hecho el consejero para determinar dónde están los focos y barajar la posibilidad de empezar a aplicar confinamientos parciales, como se está haciendo en otras autonomías.
Tenemos septiembre a la vuelta de la esquina y los rebrotes amenazan la vuelta de nuestros hijos al colegio. No podrían hacerlo si no se reconduce la situación. Estamos hablando de un tema demasiado serio como para pensar en un agosto igual al de otros años. No lo es. Este agosto es decisivo.
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