Dominio sin premio.

Paso atrás La UD Melilla volvió a fallar en Álvarez Claro y deja escapar una oportunidad de oro para acercarse a los puestos nobles  Intactas El conjunto de Óscar Cano sigue con las posibilidades intactas.

No cabe la menor duda de que ayer, si algún equipo mereció la victoria por juego y ocasiones, ese fue el Melilla. Pero en fútbol goles son amores y el empate final entre melillistas y sportinguistas, que no refleja lo que ocurrió sobre el terreno de juego, castigó el desatino de unos y premió el orden y el orgullo de otros.
La afición melillense, que respondió en menor número que en ocasiones anteriores, dio una auténtica lección de sabiduría y saber estar: animó a su equipo durante gran parte del encuentro a pesar de las numerosas ocasiones fallidas aunque terminó mostrando su disconformidad al término del partido, y premió el esfuerzo, el orgullo y la profesionalidad del equipo rival con un largo y emotivo aplauso al final del choque que fue correspondido por jugadores y técnicos extremeños que están pasando por un delicado momento, ya que siguen sin cobrar y cada vez la posibilidad de desaparición de la entidad pacense es más real, si nadie lo remedia.
El Melilla, a pesar del nuevo descalabro sufrido, sigue distanciado a seis puntos de los puestos de play-off ya que el Lucena, cuarto clasificado, perdió en su feudo (1-2) ante La Unión CF. Una nueva ocasión desperdiciada para acercarse al objetivo marcado por la entidad azulina que fallaba cuando los primeros no lo hacían, y sigue fallando ahora que los primeros lo hacen.
El partido en sí no tuvo mucha historia porque el conjunto melillense dominó de principio a fin. Los de Óscar Cano pusieron el juego y las ocasiones y los de Alberto Ferri el orden y el acierto puesto que supieron aprovechar una de las dos ocasiones de las que dispusieron.
Pronto, desde el inicio, se vio cuál iba a ser el guión del partido. Los unionistas se hicieron dueño de la pelota y la presencia local en terreno de juego visitante era una constante. Óscar Cano, sabedor de que el Sporting Villanueva llevaría a la práctica un repliegue intensivo, optó por dar entrada en el once inicial a Dani Fragoso y Povedano en el centro de la zaga buscando intentar sacar la pelota jugada desde la línea de atrás.
Las primeras ocasiones no tardaron en llegar y así, a los siete minutos de partido, Edgar gozó de la primera pero su disparo desde casi la misma línea de fondo lo despejó el portero a córner. Un minuto después, Moyano pasó sobre Rubén Cruz que desde la frontal del área conectó un zurdazo muy próximo a la escuadra izquierda del portal visitante.
Al filo del minuto 20, Katxorro ejecutó un saque de esquina que Edgar peinó hacia atrás y el cuero salió junto al palo. Acto seguido, fue Rubén Cruz el que cabeceó mansamente a las manos de Camacho un balón servido desde la izquierda por Raúl García.
El Melilla seguía insistiendo y a los 24 de juego llegó el primer gol del partido. Katxorro abrió el juego a la izquierda para Samuel, quien acomodó el tiro y, desde la frontal del área, enganchó un impresionante zapatazo que se coló como un obús en el portal defendido por Camacho que nada pudo hacer por evitar el tanto. Un auténtico golazo que ponía las cosas en su sitio por lo presenciado hasta ese momento.
Pasada la media hora de juego, Dani Fragoso lo intentó con un libre directo envenenado que Camacho, muy atento, desvió a saque de esquina. Cinco minutos después, en el 39, Solabarrieta realizó un perfecto cambio de orientación al que llegó Moyano que desde la misma linea de fondo centró al corazón del área donde apareció Rubén Cruz para enganchar una tremenda volea que el meta visitante, bien colocado, se encargó de rechazar con otra gran intervención, evitanto un gol cantado.
No hubo tiempo para más, y Perdigones Pacheco, que pasó desapercibido, señaló el camino de los vestuarios con la sensación de que el marcador no hacía justicia a los méritos contraidos por unos y otros.
El segundo acto continuó por los mismos derroteros y a los tres minutos de la reanudación, Rubén Cruz cabeceó de manera espléndida un centro desde la izquierda de Katxorro, al que Camacho, el mejor jugador de su equipo, respondió con una gran intervención para enviar a córner. Poco después, al filo de la hora de juego, Samuel centró al segundo palo, Edgar disparó pero el cuero golpeó en un defensor, el rechace le cayó a Granada que, con todo a su favor, envió por encima del larguero. Justo en el 60 de partido, Raúl García volvió a colgar una pelota a la que llegó Edgar tras ganar la posesión a la defensa para plantarse ante Camacho pero su disparo se marchó fuera.
El Melilla perdonaba en exceso y fallaba demasiadas ocasiones claras que al final terminaría pagando. Así en el 64 de juego, Albiol aprovechó un desajuste defensivo en el flanco derecho para entrar en el área hasta la línea de fondo y servir en bandeja el gol del empate a David Pino, ya que el ex jugador del Vélez solo tuvo que empujar el balón a la red. La primera llegada visitante al área local acabó en gol, mayor efectividad imposible para el equipo de Ferri.
El público mostró su descontento con el empate y el Melilla pasó por unos momentos de incertidumbre que a punto estuvieron de aprovechar los extremeños. Tan sólo tres minutos después del empate, Lezaun fusiló a placer dentro del área de meta pero el cuero se estrelló en el cuerpo de Dorronsoro que reaparecía en las filas unionistas. Pudo ser el 1-2 pero el marcador ya no volvería a moverse a pesar de que en el último cuarto de hora Katxorro, Andrés Ramos, Edgar y Nacho Aznar dispusieron de ocasiones claras para desnivelar la contienda aunque unas veces por el acierto del portero y otras por el desatino de los azulinos el empate resultó definitivo.
Al final del choque la afición despidió al equipo local con muestras de desaprobación que se tornaron en aplausos y gritos de ánimo para el equipo contrario cuando los jugadores extremeños se retiraban al vestuario. Los jugadores visitantes devolvieron el gesto muy agradecidos por el apoyo recibido en estos momentos tan delicados por el que atraviesan.