Dolor de cabeza y mareos, síntomas de un golpe de calor

 Si el malestar persiste, los sanitarios recomiendan llamar a emergencias.

Todo empieza con un leve dolor de cabeza. La situación no mejora y empieza a sentir malestar general. Está agotado. Cae en la cuenta de que lleva muchas horas al sol. No es consciente del calor que hace porque está muy afanado en el trabajo. No ha bebido nada de agua en toda la mañana. Cada minuto que pasa se siente peor y decide llamar a emergencias porque los mareos persisten. Está sufriendo un golpe de calor.
No es hasta que el cuerpo empieza a deshidratarse cuando los pacientes son conscientes de que están sufriendo un golpe de calor. Sus síntomas se pueden confundir con otras patologías, pero si la persona que las sufre ha estado expuesta a altas temperaturas o ha pasado mucho tiempo bajo el sol se dan todos los factores para asegurar que lo que tiene es más que un simple dolor de cabeza o de estómago. Un golpe de calor no se puede menospreciar porque si no se atiende a tiempo puede provocar daños muy graves en el organismo. La pérdida de conciencia o una parada respiratoria son sus segundas consecuencias. De ahí la importancia de avisar a emergencias para ser atendido por profesionales sanitarios cuanto antes.
El agotamiento y sudar en exceso son otras pistas que nos da el cuerpo cuando está sufriendo un golpe de calor. Los síntomas pueden despistar. El médico de familia Carlos Antón explica a El Faro que ese dolor de cabeza inicial o los mareos pueden ir a más y por ello, recomienda que la persona que ha estado durante un tiempo expuesto a altas temperaturas visite a su médico de urgencias. Reducir la temperatura corporal será de las primeras intervenciones que hagan los sanitarios. El cuerpo no puede funcionar bien si tiene más de 40 grados y necesita toda la hidratación posible para evitar que los órganos vitales sufran un colapso.
Y como en todo lo relacionado con la salud, lo mejor para los pacientes es evitar un golpe de calor con medidas preventivas. Antón destaca que todo el mundo las conoce, pero no siempre se ponen en práctica. Asegura que al menos hay que tener especial cuidado con las personas mayores y con los niños. Ellos no saben expresar en muchas ocasiones que se encuentran mal.

Mejor, prevenir el golpe de calor
El médico de familia destaca que es importante beber mucha agua. Asegura que la mayoría de los melillenses olvidan hidratarse. Beber unos dos litros y medio de agua al día es una necesidad y más aún en verano con las altas temperaturas y la humedad que aumenta la sensación de calor. Sin embargo, bien porque están de compras, trabajando o atendiendo a otros familiares, los ciudadanos olvidan tomar agua con cierta frecuencia. Aunque los adultos no tengan en cuenta esta recomendación, Antón insiste en que debe ser una norma para niños y ancianos.
En el caso de los enfermos que están encamados o tiene poca movilidad, el médico de cabecera recomienda que estén en un lugar fresco  para evitar que se deshidraten. Y en relación a los pequeños de la casa, lo mejor es que beban mucha agua y jueguen en zonas donde el sol no les dé continuamente, añade Antón.

Más que refrescarse
Antón asegura que para los deportistas es importante tomar bebidas isotónica junto con el agua para recuperar las sales minerales que ha perdido el cuerpo haciendo la actividad física. Pero insiste en que todos los ciudadanos deben refrescarse tomando agua y complementando esos dos litros y medio con otros líquidos, como zumos naturales.
Y es que refrescarse no sólo consiste en darse un chapuzón en la piscina o bañarse en el mar. El pasado julio los socorristas atendieron al menos a dos personas por desmayos provocados por golpes de calor. Habían olvidado beber agua y pensaron que sólo con mojarse sería suficiente para combatir el calor.