El Gobierno central defiende su eficacia, mientras que las ONGs la consideran “un fracaso”.
Hace un año, ante la ingente presión migratoria que sufría Melilla, el Ministerio del Interior tomó una decisión que sembró la polémica desde el primer día: Instalar una concertina de cuchillas en el perímetro fronterizo. Doce meses después, defensores y detractores de esta iniciativa continúan en su misma postura. Desde el Gobierno central, aseguran que las cuchillas han servido para que las entradas irregulares se reduzcan en un 80%. En la otra cara de la moneda, asociaciones humanitarias y de guardias civiles consideran la concertina no ha traído estabilidad ninguna a la frontera y que “no se le pueden poner puertas al hambre”.
La instalación de la concertina supuso una vuelta al pasado, en concreto al año 2005, cuando el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero decidió emplear este método para frenar las 'avalanchas' de subsaharianos en el perímetro de Melilla. En 2006, el presidente se comprometió a retirar las cuchillas tras haberse demostrado que resultaban lesivas para los inmigrantes y en 2007 se procedió a su eliminación y sustitución por la sirga tridimensional.
Ocho años después, la presión migratoria sobre Melilla y Ceuta volvía a registrar los mismos niveles que en 2005. Tras numerosas entradas masivas, en octubre de 2013 el delegado del Gobierno en Melilla y el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, se reunieron en la ciudad autónoma para analizar la situación. En aquel encuentro, ya se adelantó que se estaban estudiando medidas para reforzar la frontera. Días después, se anunció la instalación de la concertina en las vallas de Melilla y Ceuta. En el caso de nuestra ciudad, el Ministerio invirtió unos 4,07 millones de euros, dinero que se empleó para la instalación de las cuchillas y de otras medidas anti intrusión.
Así, las cuchillas fueron instaladas en un tercio del vallado de Melilla y se reforzó el perímetro con malla anti trepa para dificultar que los subsaharianos pudieran escalar por la reja. Pese a las insistentes quejas de asociaciones humanitarias, religiosas y ONGs para que se eliminaran las cuchillas, el Ministerio hizo oídos sordos.
A punto de cumplirse un año de esta decisión, el pasado mes de septiembre el Ejecutivo central tumbó una Proposición No de Ley de CiU para eliminar este dispositivo anti intrusión alegando que su efectividad había quedado más que demostrada durante el último ejercicio. Desde el PP aseguran que las entradas irregulares han bajado un 80%. Según los datos del Ministerio del Interior, más de 1.800 inmigrantes han entrado en Melilla tras saltar la valla en lo que va de año, mientras que durante todo 2013 accedieron a la ciudad autónoma 2.490 personas utilizando todas las vías posibles.
Eso sí, la presencia de la concertina no evitó que en marzo y mayo se registraran los saltos a la valla más numerosos de los últimos tiempos, con entradas de hasta 500 inmigrantes en un solo día. En aquellos sucesos, la Delegación del Gobierno en Melilla aseguró que los subsaharianos tenían cada vez mayor conocimiento del perímetro, lo que restaba cierta eficacia a las medidas anti intrusión.
De hecho, en una de las entradas que tuvieron lugar en marzo se registró uno de los testimonios gráficos más escalofriantes sobre los efectos de la concertina. Un joven de Mali sufrió un terrible corte en el antebrazo derecho a causa de las cuchillas, sufriendo ruptura de vasos sanguíneos y daños musculares que le restaron movilidad en el brazo. Aunque su vida no corrió peligro, tuvo que ser intervenido de urgencia en Melilla.
La imagen del brazo de este joven maliense dio la vuelta al mundo y se convirtió en la prueba fehaciente de los efectos que podían tener las cuchillas de la valla sobre los inmigrantes. Pese a lo sucedido, el Gobierno central no abandonó su postura y la concertina continuó. A día de hoy, aún sigue en la valla que separa Melilla de Marruecos y el Ejecutivo no tiene intención alguna de retirarla.