La semana empezará con un Pleno y llegaremos al viernes con otro debate en el Asamblea. El lunes habrá una sesión extraordinaria con cuatro puntos en el orden del día que en otras circunstancias darían muy poco juego: Una ordenanza fiscal, un asunto sobre la distribución y tratamiento de agua, otro de tipo laboral referido a personal de la Administración local y la declaración institucional del Día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer.
Sin embargo, las elecciones están a la vuelta de la esquina y la más mínima discrepancia puede dar lugar a un encendido debate político. Ahí está el ejemplo de la Ley de Arrendamiento Urbano, un tema menor que no debería necesitar de gran esfuerzo por parte del PP y PSOE para llegar a un acuerdo. No ha sido así, al menos en el ámbito local, que no es precisamente donde hay que buscar el consenso. No obstante, hasta los debates que aún no se han producido en el Congreso de los Diputados o en el Senado tienen en Melilla su preámbulo. El jueves la vicesecretaria general del PSOE local, Gloria Rojas, retó a los diputados y senadores del PP a apoyar la enmienda del Grupo Socialista para introducir una moratoria de 5 años en esa ley. Y ayer respondió al envite Daniel Conesa, portavoz del Gobierno melillense, calificando de cínico el planteamiento de los socialistas porque, argumenta, se trata de un problema generado por el propio PSOE en los años 80. Hasta aquellas decisiones tomadas por el Gobierno del entonces presidente Felipe González sirven hoy como arma arrojadiza.
Con este ambiente prebélico, sin un pizca del ‘talante’ del que alardeaba José Luis Rodríguez Zapatero en la campaña que le llevó hasta La Moncloa, es muy probable que el lunes la Asamblea no acoja una sesión tranquila. Pero sin duda cuando más se echará en falta la predisposición para llegar a acuerdos será el próximo viernes. Ese día en la Asamblea se esperan duros reproches, críticas y acusaciones en todas las direcciones. Desde luego, no será una jornada para tratar de buscar consensos. En esta legislatura, muy pocas veces ha habido unanimidad sobre algún asunto. Si en alguna ocasión todos los diputados han votado en la misma dirección, ha sido después de un debate nada amistoso. Por lo tanto, el Pleno de Control que dará paso al próximo fin de semana tampoco será tranquilo.
A medida que nos vayamos acercando a la cita con las urnas del próximo mes de mayo, las escasas posibilidades de que alcanzar algún acuerdo, por mínimo que fuera, irán disminuyendo hasta desaparecer por completo. Esta año, el espíritu navideño pasará de puntillas entre nuestros políticos. No es momento para la concordia ni el entendimiento. Tal vez superado mayo, si aún se percibe lejana la próxima cita electoral de noviembre, haya posibilidad de sentarse a hablar con sensatez para tratar de buscar soluciones consensuadas a los problemas que preocupan a la ciudadanía.
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