Los 10 millones de euros que Bruselas ha concedido a España para reforzar la frontera en Melilla y Ceuta aún no han llegado. Rabat recibió esta semana 55 millones de la Unión Europea.
La colaboración ya está haciendo caja. Europa ha empezado a rascarse el bolsillo para incentivar a Marruecos para que frene la presión migratoria en su frontera sur. El pasado miércoles la UE anunció que donará a Rabat 50 millones de euros en el trienio 2014-2016, para apoyar el establecimiento de la cobertura médica universal, ante los “avances estimulantes” observados en el país vecino.
Todavía los marroquíes no habían digerido el anuncio de los 50 millones de euros cuando dos días más tarde Bruselas y el Gobierno de Marruecos firmaron en Rabat un acuerdo destinado a la inserción socioeconómica y acompañamiento de los emigrantes marroquíes en el extranjero que retornan desde Europa a su país.
Se trata del primer proyecto cofinanciado por la UE con un monto total de 5 millones de euros durante tres años, que persigue ofrecer un “apoyo técnico” a las políticas de Marruecos sobre inmigración. En esencia Bruselas quiere ayudar a invertir en su país a los marroquíes que han vivido en Europa y regresan sin trabajo.
Mientras tanto, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, confirmó el martes, víspera de la Cumbre del G6 en Barcelona, que la UE aún no ha transferido al completo los 10 millones de euros que la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, anunció el pasado día 4 de este mes que enviaría urgentemente a Melilla y Ceuta para reformar el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), ayudar en el programa de retorno voluntario de inmigrantes a sus países de origen y realizar obras de infraestructuras en el perímetro fronterizo de ambas ciudades autónomas.
Fernández Díaz había pedido una ayuda de emergencia de 45 millones de euros a la Unión Europea y recibió un jarro de agua fría al conocer que Bruselas sólo estaba dispuesta a financiar con 10 millones de euros tres de los 26 proyectos propuestos por nuestro país para frenar la llegada de inmigrantes irregulares a Melilla.
Pasos tibios para mover ficha
Sin embargo, aunque los pasos son tibios, empieza a notarse que Europa está moviendo ficha y que los problemas de su frontera sur ya no le suenan a chino.
Basta con recordar que este mes ha llegado un grupo de policías de la Agencia Europea de Control de Fronteras (Frontex) a reforzar el control de documentación en el paso fronterizo de Beni Enzar.
Según los sindicatos policiales de la ciudad, estos agentes se desplazaron a Melilla antes de que el presidente del Comité de las Regiones de la Unión Europea, Ramón Luis Valcárcel, pidiera a la comisaria europea de Interior que enviara refuerzos de efectivos de intervención rápida (Rabit).
Y no es la única solicitud que ha hecho España. Nuestro país también reclama a la Unión Europea que colabore con los países de origen de la inmigración, teniendo en cuenta que la crisis económica que sufren los españoles ha llevado a recortar los fondos de cooperación al desarrollo.
Aspiraciones marroquíes
En cualquier caso, el anuncio de la Unión Europea de que destinará 50 millones de euros a Marruecos entre este año y el ejercicio 2016 para que los invierta en Sanidad, viene a representar un espaldarazo al país vecino.
Ahora no ‘chirrían’ los vaticinios que el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, hizo en julio del año pasado cuando auguró que Marruecos llegará a ser miembro de la UE.
Fuentes diplomáticas confirman que España es el principal valedor de Marruecos ante la UE. Quizás por eso, la colaboración hispano-marroquí que funciona con éxito en el marco de la lucha contra el narcotráfico se está haciendo extensiva primero a la política antiterrorista y segundo, en cuestiones relacionadas con la inmigración.
Prueba de la sintonía que existe entre Marruecos y España es el hecho de que el mismo día que fueron detenidos tres presuntos yihadistas en marzo pasado en La Cañada de Hidum, también cayeron otros tres supuestos terroristas en la localidad marroquí de Larui (a 30 kilómetros de Melilla), dentro de la misma operación policial.
Tampoco parece fortuito que el mismo 30 de mayo que en la ciudad fueron arrestados seis supuestos muyaidines, acusados de captar ‘combatientes’ para la guerra santa en Mali, Siria y Libia, Marruecos condenó en la localidad de Salé a 26 detenidos por yihadismo a penas de hasta 20 años de cárcel.
Puede que lo que más preocupe a Europa sea la colaboración en materia de inmigración irregular. Aunque el grueso de los inmigrantes que llega a las costas de la UE lo hace por Italia, Bruselas empieza a darse cuenta de que los extranjeros que saltan la valla de Melilla terminan instalándose en Francia, Alemania u Holanda.
Marruecos ya ha demostrado que no tiene intención de convertirse en el guardián de las fronteras europeas sin conseguir nada a cambio. En principio, el Gobierno de Rabat acaba de cerrar esta semana dos grandes acuerdos. Es previsible entonces que la presión en la valla baje paulatinamente.
Desde España piden a Marruecos que blinde sus fronteras contra las mafias que se dedican a trasladar inmigrantes desde el África Subsahariana hasta territorio marroquí. Ahora la pelota está en el tejado del país vecino.
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