Diez voluntarios realizan el curso de rescate de víctimas en catástrofes

El presidente de IAE, Moisés Belloch, asegura que a estos chicos les mueve la inquietud por ayudar en situaciones complejas y extremas como un terremoto.

La ONG Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) está ofreciendo a su delegación de Melilla un programa de formación intensivo titulado ‘Curso de localización y rescate de víctimas en catástrofes’ en el que están participando diez voluntarios.
Esta formación está dirigida por dos componentes de la delegación de Valencia de IAE, entre ellos, el presidente de la ONG, Moisés Belloch quien aseguró que el perfil de estos chicos se caracteriza por su inquietud para ofrecer su ayuda a aquellas personas que son víctimas de catástrofes como terremotos o corrimiento de tierra.

Voluntarios

Sólo uno de estos voluntarios es bombero, por lo que este curso está dirigido a personas que realmente se sientan comprometidas con las ideas de esta entidad. Se trata de una formación complementaria que no todos los equipos de salvamento como Bomberos o Policía tienen.
Para formar parte de los voluntarios de IAE se necesita ilusión por los proyectos que se llevan a cabo, pero para participar en los salvamentos que ellos desarrollan en escenarios reales, como el ocurrido en Haití, es necesario completar dos años de formación. Se comienza con un curso de voluntariado de seis meses y tras realizar unas pruebas físicas y teóricas, se continúa con otros cursos. Casi se podría tratar de una oposición, tal y como indicó Belloch, pero es el tiempo necesario para adquirir los conocimientos y experiencias precisos para poner en práctica en una intervención internacional.

Curso

Este programa es intensivo, ya que engloba una serie de contenidos teóricos, que se llevan a cabo en un aula de formación del Parque de Bomberos de Melilla, y prácticos, que se realizan a partir de las 20:00 horas en diferentes lugares de la ciudad.
Durante el tiempo de teoría, no sólo se analizan situaciones y los procedimientos de actuación del equipo, sino que también se realiza una preparación psicológica con la muestra de imágenes impactantes y mostrandoles la realidad de las escenas de una catástrofe.
Además, una vez que finalice el curso, los instructores dejarán una serie de actividades y programas de prácticas que ayudarán a mantener los conocimientos adquiridos y a reforzar la habilidad de los voluntarios en estas tareas.

Ejercicios prácticos

El lunes realizaron las prácticas en los depósitos de agua de Cabrerizas, el martes en una escombrera cercana al centro de menores La Purísima y hoy realizarán estos ejercicios en unos terrenos cercanos a la  pista de carros. Al tratarse de la última práctica los voluntarios serán sometidos a una presión psicológica más alta, una escena habitual en una catástrofe a la que se podrían enfrentar en un futuro.
“Las prácticas se realizan de noche para que el campo de visión sea menor, la sensación de realidad es mayor y lo que se prepara de forma ficticia pasa a ser real para ellos”, informó Belloch.
Además, siempre utilizan a voluntarios para hacer de víctimas en estos ejercicios, ya que de esta forma pueden vivir la situación desde otro punto de vista y comprobar si la manipulación de la persona rescatada es la adecuada o no para el contexto concreto de la práctica.
Por un lado, se está realizando la formación enfocada a la localización de víctimas con equipos caninos, en concreto,  a través de la ayuda de cinco perros adiestrados que se encuentran en Melilla y que continuarán esta fase de formación a través de un seguimiento de IAE; por otro, el rescate en catástrofes internacionales.
Algunas de las cuestiones que se han tratado en el curso son el rescate de víctimas en altura, cómo evacuar a estas personas, salvar obstáculos, ejercicios de ruptura y perforación de escombros y hierro, rescate en espacios muy pequeños y, qué medidas de seguridad hay que adoptar cuando se trabaja en lugares donde haya peligro de réplicas de terremotos o derrumbes de estructuras, entre otros ejemplos. También se tiene en cuenta la formación de los jóvenes que participan como un equipo, ya que debe haber una coordinación y ayuda perfecta entre ellos para resolver los recates con éxito.
Además, los voluntarios tendrán la oportunidad de viajar a Valencia y perfeccionar sus técnicas en un campo de entrenamiento específico que la organización dispone.