Dieta cetogénica, alternativa para tratar la epilepsia refractaria

Rafael Toledano explica que este tipo de dolencia no puede controlarse con los fármacos antiepilépticos pero sumados a estos tratamientos novedosos se mejora la calidad de vida.

Tratamientos como la dieta cetogénica o la estimulación del nervio vago son algunas de las alternativas que se proponen para los pacientes que sufren epilepsia refractaria. El especialista en neurología del Hospital Ruber Internacional, Rafael Toledano, ofreció una conferencia titulada ‘Abordaje no farmacológico’ dentro del ciclo de charlas que formaron parte de la III Jornada Neurológica de Melilla y Ceuta.
La nueva definición realizada por la Liga Internacional contra la Epilepsia sobre la epilepsia refractaria hace referencia a un grupo de pacientes, alrededor de un 30 por ciento, que pese a haber utilizado tratamientos farmacológicos adecuados para el síndrome epiléptico no se controla adecuadamente. Así, en estos pacientes se plantea otro tipo de alternativas para controlar la enfermedad.

Alternativas a los fármacos

“Algunos de estos tratamientos son la dieta cetogénica, la estimulación del nervio vago y otros tratamientos, que a día de hoy no están disponibles, pero en próximos años sí, como son la estimulación torámica bilateral y el dispositivo de circuito cerrado como el neuroestimulador cortical”, explicó Toledano.
“La dieta cetogénica es aquella que remeda lo que se produce durante el ayuno y lo que hace es cambiar la bioenergética del organismo, en vez de utilizar la glucosa como combustible energético utiliza los cuerpos cetónicos que se forman de los ácidos grasos, ya que el cerebro puede obtener energía no sólo a partir de la glucosa, que sigue siendo el metabolito principal, sino también a partir de los cuerpos cetónicos”, indicó este experto en neurología.
Esta dieta hace que la actividad cerebral se estabilice y un porcentaje significativo de pacientes que no han controlado sus crisis de epilepsia con otros métodos tradicionales puedan mejorar. Así, se aumenta la proporción del consumo de ácidos grasos con respecto a las proteínas y los hidratos de carbono, por ejemplo, hay dietas que son cuatro a uno, es decir, por cada cuatro gramos de ácidos grasos se toma uno de proteínas e hidratos de carbono.
“Al final la cantidad total de las calorías que necesitas diariamente son suministradas a partir de grasas en vez de hidratos de carbono que es lo que se hace habitualmente”, explicó Toledano.
Este tipo de tratamientos se utiliza en niños, ya que el éxito de la dieta depende de la adherencia al tratamiento y en el principio deben ser guiadas por un nutricionista y por los familiares del paciente.

Inhibir las crisis

La estimulación del nervio vago es otro tipo de tratamiento que se utiliza también de forma alternativa en pacientes que no pueden controlar su epilepsia con fármacos. “Consiste en un dispositivo estimulador que va colocado de forma subcutánea en la región torácica izquierda y con un cable, que bajo la piel, se conecta al nervio vago izquierdo”, indicó Toledano. Así, el estimulador se programa con una serie de parámetros, ya que el nervio vago tiene aferencias que van a núcleos subcorticales del cerebro, entre ellos el tálamo, y esto hace que inhiba la propagación de las crisis o que disminuya su frecuencia.

Mejora la calidad de vida

Tanto la dieta como la estimulación del nervio vago son tratamientos alternativos que utilizan mecanismos diferentes a los relacionados con los fármacos, pero son complementarios, es decir, generalmente los pacientes continúan tomando medicamentos antiepilépticos.
“Lo que se consigue con este tipo de tratamientos alternativos es que son paliativos, de forma que se reduce el número total de crisis o su periodicidad”, destacó este experto en neurología. Además, añadió que “en pocos casos son tratamientos que permitan controlar al cien por cien la crisis del paciente y lo bueno que tienen es que no producen efectos cognitivos, como los que se relacionan con los fármacos antiepilépticos, con lo que en ocasiones, te permite reducir la carga de medicamentos que recibe el paciente y mejorar de esta forma su calidad de vida”.