Diccionario para una pandemia (Interludio para el domingo de ramos)

Hoy domingo, verdadero día del gozo para muchos y para mí, quiero hacer un interludio entre tomo y tomo del diccionario.

No quiero que este domingo, claro, azul, transparente y limpio, pueda quedar ensombrecido por la descripción de tanta sordidez como nos invade.

Este domingo limpio, transparente, azul y claro, tiene que ser lo que es Domingo de Ramos en las almas y en los pensamientos de tantos.

En este raro Domingo de Ramos, yo quiero reafirmarme en toda la fe que me enseñaron desde las casas de hermandad de mis cofradías, la fe sencilla, clara, limpia y sin nubes, plenas de certezas, que ningún viento de modas o de oportunismo podrán quitarme.

Hoy es Domingo de Ramos y echo de menos las Cofradías en las calles. ¡Vamos a dejarnos de ser estupendos y vamos a decir con claridad que, sin Cofradías en las calles, la Semana Santa es menos Semana Santa!

Ya sé, ya sé, que siempre habrá Semana Santa, porque la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Cristo se celebrará siempre, la fe nos dice que es así.

Sin embargo con ser esto cierto, la orfandad, la tristeza viendo las calles mudas y vacías, sin trasiegos de familias esperando en las esquinas el paso de la hermandad hecha cofradía, sin la contemplación de los ojos ilusionados de los niños, sin el recorrer la ciudad de punta a punta en busca del sitio de siempre, sin la furtiva lagrima que asoma al recordar los instantes que siempre se vivieron en estos días gloriosos, estarán ahí, cada vez que se mutila por cualquier circunstancia las estaciones de penitencia.

Naturalmente que vamos a celebrar la Semana Santa en las iglesias, de manera "más íntima". No hace falta que nos lo recuerden. La intimidad también está detrás del antifaz, mientras se realiza la estación de penitencia.

Las hermandades siempre han dado testimonio público de fe ahora y siempre, demostrando que son el bastión más importante para la tibieza que nos invade.

Hoy es Domingo de Ramos, domingo del gozo para muchos, Domingo de júbilo infantil, domingo de recuerdos y añoranzas.

Yo sé que es ir a contramano, pero tengo que decir que echaré de menos el galleo de las trompetas, los acordes de las bandas, el movimiento de las bambalinas, el ver alejarse la trasera de un palio, mientras meditamos sobre la fugacidad de las cosas.

En este Domingo de júbilo y de gozo, seguiré echando de menos muchas cosas que viví; la mano de mi padre llevándome hasta el Señor, la Borriquita por la cuesta de Marina Farinos abajo, tan lejos de los tópicos del parque, mi primera estación de penitencia con mi hermandad de la Sentencia gaditana, mis primeros pasos en la Veracruz franciscana como hermano mayor, la cola en el Gran Poder, la misa de palmas en Santa Rosalía, el sol y la lluvia en el palco de la plaza, la ilusión de lo que todo empieza y que aún no se nos ha puesto cuerpo de viernes santo con el escalofrío metido en el cuerpo en la tarde larga y fúnebre...También esto es vivir "de otra forma" este domingo de Ramos.

En este domingo de ramos, con la agria secuela de la pandemia, me refugiaré en los recuerdos hechos imágenes, en el memorial sagrado de lo que me enseñaron.

Dirigiré mis ojos a los de la Virgen en tantas advocaciones queridísimas, para que me sigan sirviendo de Gracia y Esperanza y de Rocío, para que me quiten la amargura, la soledad y el dolor que me puedan venir, como nubes más o menos pasajeras, en este día glorioso por tantas cosas vividas que nada ni nadie podrá borrar de mi corazón.

Recorreré las calles de siempre buscando la sombra perdida de la alegría de ver la primera cruz de guía.

Como siempre digo: ¡ya queda menos para el domingo de Ramos!

Ahí quedó.