Opinión

Diccionario para una pandemia. Tomo V-III

Esto es el no parar. Cuando parecían agotadas todas las sorpresas, cada día que amanece nuevas intrigas nos acechan a los sufridos moradores de la tierra, también llamados terrícolas.

Nuevas palabras, verdaderos engendros del vocabulario, aparecen por cualquier esquina.

Illa (el de las mascarillas), se declara objetor de las pruebas de detección para el virus, ya en su versión PCR, ya en su versión antígenos, tal rebeldía es incomprensible en quien hasta hace bien poco detentaba la cartera de Sanidad en el llamado Gobierno de España.

Menos comprensible aún, porque este personaje es, junto al disoluto Simón, el fautor de todo tipo de cierres, miserias y ruinas como los que nos afligen en la actualidad, el desahogo no tiene límites y el personal está comprensiblemente desconcertado.

Por otro lado, el lío de las vacunas continúa con una impresionante ‘melee’, donde se mezclan edades, tipos, compras y conservación, que hace literalmente imposible la comprensión de los denominados ‘protocolos’ de actuación.

Nuevos meteoritos cruzan nuestro cielo y una terrible bola de fuego cruza los espacios de Cádiz y Málaga para el pasmo de sus pacíficos moradores...

A pesar de todo, el disoluto Simón recomienda “calma”.

Pidiendo calma “empezó la Segunda Guerra Mundial”. En fin...

Eratóstenes de Cirene

Traigo a colación a este buen hombre, matemático, astrónomo y geógrafo, cuyo nacimiento se remonta a 276 años a.C.

Demostró, por el increíble procedimiento de una regla de tres y una vara, que la tierra no era plana.

Hago gracia a mis lectores de relatar los enojosos procedimientos utilizados por el sabio para demostrar tal aserto.

Es una lástima que el prócer cirenaico no hubiera sido contemporáneo, porque estoy seguro que utilizaría la vara, para medir no la tierra, sino las pecadoras espaldas de Illa (el de las mascarillas), del disoluto Simón, de Iglesias, de Sánchez, de Maroto, de Montero... en fin, de todas esas buenas gentes.

Vacunajetas

Aprovechando el caos que nos domina, hay gentes que se cuelan en las colas para la vacunación contra la covid-19, con total desahogo e impunidad.

Ya me referí a ellos en entregas anteriores, pero sin el nombre apropiado, por eso traigo a colación este nombre ultrajante. Gentes que se vacunan, saltándose el turno por la cara, ‘vacunajetas’.

El vacunajeta pertenece a todos los ámbitos; civiles, militares, eclesiásticos, principalmente a verduguillos autonómicos, municipales y espesos, príncipes de la milicia o de la Iglesia y gentes de alto copete.

Es un claro indicio de cómo está la sociedad de encanallada y falta de valores.

Aún hemos de ver más cosas, si no al tiempo.

Fruteros

Este honrado gremio ha sido acusado de ‘forrarse’ estafando al personal, según la ilustre secretaria de estado, para no sé qué cosa podemita, que de esa forma intenta explicar la subida de la luz decretada por el gobierno filocomunista que nos aflige.

Doña Ione, ha colgado un vídeo donde de manera surrealista se mezcla al frutero, al IVA, a las patatas, a los puerros, a las manzanas y a otros artículos de los que se venden en las fruterías.

También doña Ione culpa al frío y al viento de que la luz haya subido el 75%.

Si no se creen lo que digo, pueden consultar el periódico ‘Libre Mercado’ del quince de enero próximo pasado, donde lo explican con todo detalle.

Añado que doña Ione es psicóloga, para el general conocimiento de los fruteros y del público en general. Añado, además, que el nombre tiene raíz griega y significa ‘Flor Violeta’, era el nombre mitológico de una ninfa del mar. Así estamos...

Obesidad Digital

¡Válgame, san Honorato! El uso de nuevas palabras no respeta a nadie, no hay discurso ni opinión que no nos sorprenda, nadie está a salvo. Doña Letizia Ortiz nos pide no bajar la guardia frente al ciberacoso y a la “obesidad digital”.

Este último término viene arrastrándose por ahí para referirse a la dependencia o uso excesivo de las nuevas tecnologías.

La verdad es que esperaba que tal obesidad digital quedara aherrojada del discurso de gente principal.

Pero ahora que lo pienso, ¿porqué iba de esperar eso, viendo lo que veo?

Mi agradecimiento a mi dilecto don Manuel Felipe, que me facilitó esta entrada.

Urgenciólogo

Cursilada máxima para referirse a los ilustres y sufridos médicos que desarrollan su labor, atendiendo las urgencias y emergencias que puedan presentarse en los hospitales, centros de salud, dispensarios y otros lugares de atención médica.

La verdad es que dudaba que tal palabra existiera, pero he consultado y, en efecto, se refiere a los profesionales antes dichos.

En España, siempre nos hemos referido a la Medicina de Urgencias y Emergencias e incluso existe una sociedad médica con este nombre (SEMES), que es muy reivindicativa para conseguir la dignificación de la especialidad y el reconocimiento de los profesionales.

Dios quiera que el horrible término no se popularice porque, con todo mi respeto, es una sandez.

Mi agradecimiento a mi dilecto maestro don Jorge, que me ilustró el descubrimiento.

Bueno, pues nada, el que quiera más que venga mañana.

Que no le falte agua al elefante.

Compartir

Artículos recientes

Prueba Video Embed DailyMotion

La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…

1 mes hace

Los Caleros de Ayamonte de Pepe Gámez

En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…

4 meses hace

Indagando sobre el sentido del temor a la muerte

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…

4 meses hace

Percebes

De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…

4 meses hace

Derecho a discrepar

Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…

4 meses hace

Verano del tiempo viejo (VII)

Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…

4 meses hace