El jueves 5 de mayo hay reunión en Rabat entre España y Marruecos para hablar de la Operación Paso del Estrecho, que seguimos sin saber si pasará o no por Melilla. A falta de un mes y diez días para que dé inicio el movimiento de pasajeros por carreteras más importante de toda Europa, no sabemos qué va a pasar.
Desde el Ministerio del Interior han anunciado que cerca de 15.000 efectivos policiales participarán en la OPE que, en teoría, incluye puertos andaluces, valencianos y de Melilla y Ceuta. Sin embargo, a día de hoy ni siquiera los sindicatos policiales saben cuántos agentes de nuestra ciudad estarán destinados al control de pasajeros marroquíes que regresan a su país de vacaciones.
Efectivos de la Policía Nacional dan por sentado que esos datos se darán a conocer 24 horas después de que se anuncie la apertura de las fronteras terrestres entre Melilla y Marruecos. Pero tal y como está el patio, mejor no seguir deshojando la margarita. Lo que tenga que ser, será.
Las reuniones bilaterales continuarán este sábado 6 de mayo con la cita en Rabat del Grupo Hispano-Marroquí sobre Migraciones. En ese encuentro se prevé la asistencia de los secretarios de Estado de Interior, Migraciones y Exteriores de ambos países.
Digamos que será una fecha señalada porque el Grupo hispano-marroquí lleva 15 años sin reunirse. La última vez que lo hizo fue en 2007, cuando, además, se celebró en Rabat la VIII Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos. Después vinieron otras tres cumbres bilaterales, pero dejaron de convocarse desde junio 2015, en Madrid.
La última RAN debió tener lugar en diciembre de 2020, pero Marruecos la aplazó tras el reconocimiento de Trump a la marroquinidad del Sáhara aunque desde el Gobierno de Pedro Sánchez se dijo entonces que se había suspendido por motivos de agenda.
Después de aquello, como todos sabemos, se montó la marimorena con la entrada furtiva del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en España y la relación bilateral se deterioró hasta el punto de llegar a un conato de Marcha Verde sobre Ceuta el 18 de mayo de 2021.
Volviendo al calendario de reuniones entre España y Marruecos, el 11 de este mes de mayo, está previsto que el ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, viaje a Rabat para participar en una reunión de la coalición anti-Daesh.
Resumiendo, entre el 6 y el 11 de este mes de mayo, hay tres encuentros bilaterales de autoridades de España y Marruecos y digo yo que en alguna se hablará de la fecha de la reapertura de la frontera de Melilla a pesar de todo el ruido mediático que ha dejado el espionaje del teléfono de Pedro Sánchez los días 19 y 31 de mayo de 2021.
El Gobierno central ha pedido que no se especule con el autor de los pinchazos a los teléfonos del presidente y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, pero eso en España es pedirle peras al olmo. Ya todos damos por hecho que ha sido Marruecos y a ver cómo explican en Rabat la coincidencia de la entrada de 10.000 inmigrantes en Ceuta con el Pegasus husmeando en el móvil del presidente español.
Esto es digno de una buena indemnización. Yo no pediría la cabeza de la soberbia embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, sino sentar en el banquillo a los asesinos de Emin y Pisly. Sería una jugada redonda porque aunque Benyaich merece la reprobación de España, no deja de ser hija de un amigo del rey Mohamed VI y a pie de calle pocos españoles recuerdan su brutal amenaza advirtiéndonos de que los actos (meter a Ghali en España) tienen consecuencias.
Sin embargo, el rey podría sentar en el banquillo a los miembros de la Marina Real que dispararon a los dos melillenses con la condición de que no los indulte como hizo hace unas horas con 29 acusados de terrorismo, a quienes dejó en libertad con motivo de la Pascua Chica.
A mí el gesto me parece temerario y a la vez, lo veo como un retrato de la frivolidad con que se juzga a los radicales en Marruecos. ¿Eran culpables o entraron a la cárcel sin pruebas y el indulto es una corrección de errores judiciales? Cualquiera de las dos opciones deja mal parado al Gobierno marroquí.
En definitiva: entramos en una semana decisiva para el futuro de la frontera de Melilla con Marruecos. Sánchez juega esta vez con ventaja. Marruecos está contra las cuerdas y tiene que aprovecharlo.
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