Opinión

Día internacional de los Monumentos y Sitios

En este día tan especial, celebramos no solo la riqueza histórica y arquitectónica de Melilla la Vieja, sino también reflexionamos sobre la importancia de preservar y proteger nuestro patrimonio ante desastres y conflictos.

El Día Internacional de los Monumentos y Sitios es una conmemoración que se celebra anualmente el 18 de abril desde 2001, establecido por la UNESCO y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en 1983.

Este año, el lema seleccionado para celebrar este día, es ‘Patrimonio resiliente ante desastres y conflictos: preparación, respuesta y recuperación’.

La reciente restauración de la Iglesia de la Purísima es un magnífico ejemplo de cómo la determinación y el compromiso con la preservación pueden devolver la vida a un monumento emblemático que ha resistido al paso del tiempo y a los desafíos que inevitablemente se presentan en la conservación de nuestro legado cultural.

Melilla la Vieja, con sus murallas centenarias y edificaciones históricas que susurran historias de conquistas y convivencia, es un tesoro que nos enorgullece y nos desafía a protegerlo no solo de los estragos del tiempo, sino también de potenciales desastres naturales y conflictos que puedan amenazar su integridad.

La preparación ante estos riesgos es fundamental. Es vital contar con planes de gestión del patrimonio integral que incorporen medidas de prevención, como la inspección regular de estructuras, la capacitación de profesionales en conservación y la concienciación de la comunidad sobre la importancia de su patrimonio cultural.

En momentos de crisis, la respuesta rápida y coordinada es clave para minimizar los daños y salvaguardar nuestras joyas arquitectónicas y culturales. La colaboración entre instituciones, expertos en patrimonio y la comunidad es fundamental para actuar con eficacia y eficiencia.

La recuperación tras un desastre o conflicto es un proceso que requiere paciencia, recursos y la voluntad de reconstruir aquello que se ha perdido. En este sentido, apostar por la resiliencia de nuestro patrimonio implica también fomentar la innovación en técnicas de restauración, promover el turismo sostenible y fortalecer la identidad y el orgullo de nuestra comunidad en su legado histórico.

En conclusión, Melilla la Vieja y los Fuertes Exteriores, se alzan como un ejemplo de patrimonio resiliente, capaz de enfrentar desafíos con determinación y de resurgir con renovado esplendor. Debemos seguir trabajando juntos para proteger, preservar y promover la riqueza cultural de nuestra ciudad, honrando a quienes nos precedieron y legando un legado vibrante a las generaciones futuras.

Gracias por su atención y compromiso con la preservación de nuestro patrimonio.

¡Feliz día internacional de los Monumentos y Sitios!

¡Viva Melilla, ciudad de historia, belleza y resiliencia!

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