¿Es el desayuno la comida más importante del día? Esta es una de las creencias más extendidas en cuanto a alimentación. Que la primera comida de la mañana es de vital importancia para mantener la energía necesaria para afrontar el día, es una de las frases que más han repetido nuestras madres a lo largo de la historia, pero ¿es realmente cierta? El Faro ha consultado a una experta en la materia, la dietista nutricionista Marta López Ortuño.
"Realmente el hecho de desayunar no es fundamental como tal. La importancia del desayuno puede variar según las necesidades de una persona y sus hábitos alimenticios", sentencia la nutricionista.
En este sentido, asegura que algunas personas pueden encontrar que desayunar les proporciona energía para comenzar el día, mientras que otras pueden optar por no desayunar sin experimentar efectos negativos en su salud y obtener la energía de las reservas que guarda el organismo.
La importancia del desayuno siempre ha sido un tema de debate. Si bien tradicionalmente se ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día, tal y como señala Marta López, algunos estudios sugieren que esto puede no ser cierto para todas las personas. La importancia del desayuno puede variar según la persona y sus hábitos alimenticios.
"Lo más importante es escuchar a tu cuerpo y consumir alimentos nutritivos a lo largo del día para mantener un equilibrio adecuado en tu dieta. Si te sientes bien al saltarte el desayuno y prefieres comer más tarde en el día, eso también puede ser perfectamente saludable, siempre y cuando hagas elecciones alimenticias equilibradas en general", insiste la experta.
Para que un desayuno sea saludable, la nutricionista recomienda incluir una combinación de nutrientes clave, como son las proteínas, carbohidratos complejos, grasas saludables, vitaminas y minerales.
Algunas opciones saludables son:
1. Huevos: Una excelente fuente de proteínas y otros nutrientes como la vitamina D y el zinc.
2. Avena: Rica en fibra, ayuda a mantenerse lleno por más tiempo y a regular el azúcar en la sangre.
3. Frutas frescas: Proporcionan vitaminas, minerales y antioxidantes. Puedes añadirlas a la avena, yogur o comerlas por separado.
4. Yogur griego/kéfir: Alto en proteínas y probióticos que benefician la salud digestiva.
5. Pan integral o cereales integrales: Son fuentes de carbohidratos complejos que proporcionan energía sostenida.
6. Frutos secos y semillas: Ofrecen grasas saludables y proteínas, ideales para añadir a la avena, yogur o comer como snack.
7. Verduras: Puedes añadir vegetales a un omelette, batido verde o en un sándwich integral.
En los últimos años ha habido dos productos que se han puesto muy de moda incluirlos en los desayunos. Uno de ellos es el aguacate en todas sus formas y los frutos secos. Por este motivo, El Faro ha consultado con la nutricionista melillense qué beneficios tienen ambos.
"Tanto el aguacate como los frutos secos son opciones saludables para incluir en el desayuno. El aguacate es rico en grasas saludables, especialmente ácidos grasos monoinsaturados, que pueden ayudar a reducir el colesterol LDL (colesterol “malo”) y aumentar el colesterol HDL (colesterol “bueno”). Además, es una buena fuente de fibra, potasio y vitaminas", recalca López.
Al mismo tiempo, los frutos secos, como almendras, nueces y avellanas, también son una excelente opción debido a su contenido de grasas saludables, proteínas, fibra y una variedad de vitaminas y minerales. "Consumir una porción de frutos secos en el desayuno puede ayudar a mantener la saciedad durante la mañana y proporcionar energía duradera", detalla.
Sin embargo, la experta en nutrición puntualiza que es importante recordar que tanto el aguacate como los frutos secos son alimentos densos en calorías, por lo que es recomendable consumirlos con moderación, especialmente si se está tratando de controlar la ingesta calórica. Según recomienda, una porción adecuada puede ser de aproximadamente un cuarto a la mitad de un aguacate o un puñado de frutos secos.
En Melilla uno de los desayunos más tradicionales es el té con churros. A priori esta combinación no parece ser muy conveniente para ingerir a primera hora de la mañana y mucho menos de forma habitual. Una objeción que también ha compartido Marta López Ortuño.
"Para nada es una buena elección muy a pesar de nuestra cultura gastronómica. No quiere decir que esté prohibido, como algo puntual es algo estupendo, pero entra en mi top 1 de desayunos no recomendados por su alto contenido en azúcares y grasas saturadas", recalca.
Esta recomendación de consumo poco frecuente también la ha extendido a otro alimentos. En general advierte que no habría que injerir en el desayuno:
1. Dulces y pasteles: Son altos en azúcares añadidos y bajos en nutrientes esenciales.
2. Cereales azucarados: Muchos cereales procesados contienen altos niveles de azúcar añadido y bajos niveles de fibra.
3. Bebidas azucaradas: Como refrescos y zumos comerciales, que pueden contener altos niveles de azúcar y calorías vacías.
4. Bollería industrial: Como donuts, cruasanes y bollos, que son ricos en grasas saturadas y calorías.
5. Embutidos procesados: que pueden ser altos en grasas saturadas y sodio.
6. Alimentos ricos en grasas trans: Como margarinas hidrogenadas y alimentos fritos en aceites parcialmente hidrogenados, que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Muchas veces las prisas hace que no desayunemos y nos tomemos un café rápido. La vorágine del día a día a veces no nos deja tiempo para detenernos y tomar un buen desayuno de forma tranquila o como nos gustaría.
"Tomar café en ayunas puede tener diferentes efectos en las personas. Algunos encuentran que les proporciona un impulso de energía y concentración, mientras que otros pueden experimentar malestar estomacal o nerviosismo. Es importante escuchar a tu cuerpo y observar cómo te sientes después de tomar café en ayunas para determinar si es adecuado para ti", recuerda.
En general, la experta recomienda moderar el consumo de café y evitar exceder las cantidades recomendadas. "Es cierto que tomar café en ayunas puede aumentar temporalmente los niveles de cortisol en algunas personas. El cortisol es una hormona relacionada con el estrés que se libera en respuesta a situaciones de estrés o peligro, pero también se libera en respuesta a la ingesta de cafeína. Sin embargo, la respuesta puede variar según la persona y otros factores individuales", explica.
Por otro lado, López Ortuño también ha hablado de otra de las creencias más extendidas ¿El pan engorda? Pues según ella, no necesariamente.
"El pan en sí mismo no necesariamente engorda, pero su contenido calórico puede contribuir al aumento de peso si se consume en exceso. La clave está en elegir opciones de pan que sean más saludables y nutritivas", aclara. Por este motivo, la experta asegura que la mejor versión de pan suele ser aquella hecha con granos enteros.
El motivo principal es que contiene más fibra, vitaminas y minerales en comparación con el pan blanco refinado. El pan integral, de centeno, de espelta o de otros granos enteros son opciones más saludables que el pan blanco, según la experta. Además, recuerda que es importante controlar las porciones y no excederse en el consumo de pan para mantener una dieta equilibrada.
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