Opinión

Desilusión, desolación, preocupación y olvido ante el discurso de la ministra de Defensa durante la Pascua Militar

Podríamos utilizar muchos adjetivos para calificar el discurso de la ministra de Defensa (o igualmente decir de la Industria de Defensa) en el día de la Pascua Militar 2024, en la que nuevamente se olvida de aquellos que representamos a los trabajadores militares, en definitiva a los legítimos representantes de los militares, las asociaciones profesionales militares como la nuestra, la más representativa de la escala básica de los Ejércitos y de la Armada, y que para la ministra de Defensa no somos lo suficientemente necesarios e importante como para compartir con nosotros este día tan señalado en la agenda militar.

En la pascua Militar vemos como las asociaciones profesionales militares NO tenemos cabida en tan señalado acto para nosotros los militares, pero, por el contrario, SÍ que la tienen políticos, representantes del tejido económico y cultural e incluso distintas personas socialmente reconocidas, pero nosotros que representamos legal y legítimamente a todo el colectivo militar volvemos a no estar en la lista de afortunados.

De las palabras de nuestra Ministra podemos destacar sobre todo esta: “El Gobierno ha continuado con su esfuerzo inversor en defensa, dando un firme impulso a la industria nacional.” El impulso para los de siempre, los soldados y marineros de nuevo vemos cómo NO somos prioridad para algo tan necesario como “un esfuerzo inversor en políticas de personal y estabilidad retributiva”.

“El militar, ejemplo de profesionalidad”. Los militares estamos desplegados por medio mundo, dejando la bandera de nuestro país en lo más alto del reconocimiento internacional por nuestra labor, compromiso, profesionalidad y abnegación.

“Disciplina, perseverancia, humanidad y una encomiable vocación de servicio a la sociedad”, grandes palabras en boca de nuestra ministra, pero solo eso, SOLO PALABRAS, pues en la práctica nuestra Ministra NO demuestra ninguna de ellas para con nosotros, los militares. Llevamos desde hace ya muchos años arrastrando grandes problemas como el de:

-La precariedad laboral, despidiendo a esos mismos militares que elogia con grandes palabras simplemente por alcanzar la edad de los 45 años; nula promoción profesional con unas leyes de personal desfasadas y que siguen haciendo un apartheid a la escala de Tropa y Marinería que seguimos no siendo considerados por nuestros cuarteles generales plenamente profesionales, con una Ley de Tropa y Marinería que día a día envía al paro a cientos de compañeros y a los que se quedan en filas enviados a agujero negro que es la promoción profesional para los militares de carrera de la Escala de Tropa y Marinerías, que se mantienen en el mismo empleo militar por más de 25 y 30 años sin futuro, ni proyección. ¿Para cuándo una Ley de Carrera Militar Única para las tres escalas?, para nunca, no está en la agenda de la inversión en industria de Defensa.

−Indigencia retributiva, siendo los empleados públicos peores pagados de toda la Administración General del Estado, jugándonos la vida en el cumplimiento de la misión, sin ser reconocida nuestra profesión como 'profesión de riesgo', pero nada de esto vale para nuestra ministra, la cual una vez más nos utiliza como trampolín publicitario a la hora de atraer inversiones en la Industria de Defensa.

-Nulas mejoras en la conciliación familiar, dado que el especial desarrollo de nuestra profesión, que día a día necesita medidas de conciliación específicas para nuestro colectivo, y que nunca llegan, pero eso para nuestra ministra no es válido y cuando llegan se limitan a su aplicación tarde y con siempre con matices, pues dichas normas de conciliación comunes a todos los funcionarios, como decimos no cuentan con la peculiaridad de nuestra profesión, pero para esto ya no hay palabras de halago y de dulzura, simplemente hay SILENCIO y OLVIDO a esos Militares y sus familias.

−Nada de Ley de la discapacidad militar y de nuevas medidas de protección de la salud mental de los militares, como los protocolos

antisuicidos, de nuevo no está en la agenda de inversiones en la industria de Defensa.

Faraónicos despliegues y multitud de misiones en el extranjero, en los que España se embarca cada día con menos personal, peor pagados y con peores condiciones sociolaborales, pero eso es lo de menos, “el pabellón hay que dejarlo lo más alto posible”. Condiciones de trabajo que vemos como en medidas de protección de riesgos laborales carecemos de los medios adecuados al desarrollo de nuestra profesión, pues día a día, por desgracia, vemos cómo los accidentes siguen produciéndose (aunque el Ministerio de Defensa no quiera darnos información).

Ya es hora de dejar a un lado las palabras y pasar a la acción a través del diálogo y medidas urgentes. Diálogo real y medidas urgentes que deriven en cambios normativos reales de mejoras en las condiciones de trabajo de todos y cada uno de los militares que día a día nos jugamos la vida por España, el cese de los despidos al llegar los 45 años cuando vemos que día a día los cuarteles se quedan vacíos y el trabajo se dobla por no tener efectivos suficientes, la subida de las retribuciones a todo el personal militar acorde a la “altísima profesionalidad , el gran potencial, la gran preparación, eficacia, disciplina, perseverancia y humanidad” que según nuestra Ministra de Defensa tenemos y demostramos día a día, una ley de carrera militar única, una ley de discapacidad militar, la mejora de la salud mental de todos los militares y sobre todo la conciliación familiar.

Muchas palabras de nuestra ministra, pero de estas últimas peticiones ninguna en su discurso, por lo que vemos que prima más la Industria que los hombres y mujeres militares para nuestra ministra, ante lo que la Unión de Militares de Tropa no dejara su empeño de seguir luchando con el mismo empuje que desde su creación en hacer todo lo posible por cambiar el rumbo de estas políticas en materias de personal más propias del siglo XIX que de una nación que cada día mira más hacia el futuro y hacia la igualdad de toda la población, pero olvidándose del colectivo militar.

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