Sociedad

Denuncian que hay más vigilantes de seguridad en un parque de Melilla que en el centro de La Purísima

Fuentes consultadas por El Faro aseguraron ayer que actualmente el número de vigilantes de seguridad que hay en La Purísima “es muy inferior al necesario”. De hecho, ironizaron con que hay más personal de este tipo en cualquier parque de la ciudad que en este recinto, donde actualmente hay acogidos unos 590 menores. Subrayaron que los cuatro vigilantes que hay en el turno de mañana y otros tantos en el de tarde se han quedado cortos para la demanda real del servicio y aún lo es más en el caso de la noche, porque sólo hay tres.

Estas mismas fuentes explicaron que el personal de seguridad es tan escaso que temen que un día se produzca un incidente grave porque aseveraron que hay peleas casi todos los días entre menores y que a veces son muchos los jóvenes que intervienen sin que un vigilante pueda hacer nada por separarlos o disuadirlos.

Es más, indicaron que uno de sus temores es que los vigilantes salgan heridos tras su intervención y eso fue lo que pasó el sábado, cuando un joven del centro arrojó a un profesional de seguridad un bote de pintura, causándole varias heridas en la cabeza.

Solos ante los conflictos

Estas fuentes cercanas a La Purísima argumentaron que los vigilantes se enfrentan solos, en la mayor parte de los casos, a este tipo de peleas o discusiones. Resaltaron que muchos educadores y cuidadores no quieren intervenir para evitar sufrir una agresión, lo cual “es comprensible”.

Añadieron que, cuando la situación sobrepasa al vigilante, éste llama a la Guardia Civil y a la Policía Local, pero no siempre pueden acudir con la rapidez que se les requiere. Es más, si es fuera de la institución tienen que avisar a la Benemérita y si es dentro, a los policías locales.

Por ello, insistieron en que un aumento de la plantilla de vigilantes permitiría a dos o tres profesionales intervenir cuando hay un conflicto y parar el incidente con mayor comodidad y rapidez.

Las mismas fuentes afirmaron que en la entrada de La Purísima debe haber dos vigilantes de seguridad, porque uno debe estar dentro de la garita observando lo que graban las cámaras de seguridad, y otro, en la puerta controlando los accesos.

Sin embargo, en la actualidad y debido a que no hay suficiente personal de seguridad, uno de estos profesionales deja este puesto para vigilar los módulos. También se le requiere en muchas ocasiones para ayudar en el recuento de los menores del primer módulo de primera acogida.

El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, ya informó la semana pasada que era en ese momento cuando se producían la mayor parte de los conflictos porque regresaban al centro menores que habían consumido algún tipo de sustancia.

Por ello, demandaron que en lugar de cuatro vigilantes para todo el centro (que se quedan en tres por la noche) debería haber seis por cada turno de trabajo, es decir, dos para la puerta, otros dos para el módulo de primera acogida y otros tantos para el resto de instalaciones.

De hecho, otras fuentes consultadas por El Faro subrayaron que “por ley” debe haber dos personas en la entrada de la institución y que nunca debería haber sólo un vigilante en esta zona.

Falta de respeto

Otro problema que tienen estos profesionales es que los menores no les tienen ningún tipo de respeto. No trabajan con ellos codo con codo como el resto de cuidadores o de educadores y sólo les ven intervenir cuando hay problemas, por lo que no son muy apreciados.

Para estas fuentes, ni los educadores ni los cuidadores ni los vigilantes “pueden hacer más”. Subrayaron que es “imposible” que lleguen a atender a todos los menores porque están desbordados de trabajo en el centro.

Ventura ya indicó que se había pedido un incremento de vigilantes antes de los últimos sucesos y que ahora volvería a realizar esta solicitud. Además de aumentar el número de profesionales de seguridad, planteó pedir a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que haya una patrulla en la puerta de forma permanente.

La barrera de la entrada lleva dos meses rota, así como algunas cámaras

Fuentes cercanas a La Purísima indicaron que la barrera que impide la entrada y salida de vehículos en el centro lleva dos meses rota. De esta forma, se encuentra levantada todo el día. Subrayaron que han visto en varias ocasiones a los vigilantes de seguridad perseguir a algún coche que no ha parado en la entrada y que ha seguido su camino al interior del centro como si nada. Esto también implica que hay menos control a la hora de que salgan los menores del centro o de que puedan entrar. Asimismo, lamentaron que hay algunas cámaras de seguridad que no están funcionando desde hace tiempo.

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