Un melillense afirma que se vio obligado a permanecer con su hija de cinco años en la Sala de Espera “acompañado de personas de enfermedades infecciosas”.
Un melillense, Antonio Francisco Suárez, se puso en contacto con 'El Faro' para denunciar públicamente las condiciones en las que se encuentra el servicio de Urgencias de la Ciudad Autónoma, al cual se vio obligado a asistir el pasado 26 de mayo con su hija de cinco años de edad, que sufría de vómitos, diarrea y un fuerte dolor de estómago. Así, la indignación de este padre con las instalaciones del Hospital Comarcal comenzaron nada más llegar, en concreto al entrar en la Sala de Espera de Urgencias.
Según relató, la estancia, de unos doce metros cuadrados, estaba mal ventilada y era incómoda. Detalles superados por el hecho de que en ella también se encontraba, sobre una camilla, una persona con una supuesta enfermedad mental y que estaba custodiada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ya que al parecer contaba con delitos de sangre como antecedentes. De igual modo, en la sala también había varias personas con distintas patologías en espera de ser atendidas, algunas de ellas con enfermedades infecciosas y sin que en la estancia existiera ningún medio para separar a unos enfermos de otros.
Por otro lado, este melillense denunció que tan sólo existía un único cuarto de baño para los que se encontraban allí esperando, el cual era para personas de los dos sexos. “¿Qué hubiera ocurrido si mi hija, que sufría del estómago, hubiera tenido que acudir a un baño que anteriormente podría haber utilizado cualquier tipo de enfermo?”, replicó.
Así pues, lamentó la situación del servicio de Urgencias de la ciudad, no sólo por los perjuicios que ocasiona para los melillenses, sino también para los profesionales de la medicina, que ven su labor entorpecida ante la falta de medios.
“El pasillo, que como su nombre indica, debería ser sólo una zona de paso en Urgencias, queda masificado de pacientes en camillas o en sillas de ruedas. Además, hay que apuntar también que en el servicio médico de Melilla, solamente el de la Ciudad Autónoma, no existe la figura del Médico Pediatra; y es porque al parecer los niños menores, el futuro nuestro, no tienen derecho a enfermar cuando los Médicos Pediatras no se encuentran abiertos en horario al público. Por otro lado, tampoco es nuevo que los médicos, enfermeras o auxiliares de enfermería y guardias de seguridad, no son equiparables ni suficientes ante la demanda que particularmente sufre Melilla por su situación geográfica.