Como consecuencia del cierre total de la planta de Cirugía y la mayor demanda asistencial procedente del vecino reino de Marruecos, que en verano aumenta con la OPE.
El Hospital Comarcal ha iniciado el mes de agosto bajo niveles extremos de saturación y una absoluta falta de camas, a causa del cierre de la planta de cirugía para su limpieza, reparación de instalaciones y remozo con pintura. Así lo denunciaron ayer a este Diario varios empleados del centro hospitalario, refugiados en el anonimato por medio a represalias, después de que el INGESA asegurara hace unos días que solo se procedería al cierre de media planta de la misma especialidad de Cirugía.
Frente a ello, los trabajadores del Comarcal aseguran que el pasado 31 de julio se procedió a reubicar a los últimos cuatro enfermos que quedaban en la misma planta y que desde entonces permanece cerrada. De hecho, se preguntan por qué este año se ha decidido el cierre completo y no parcial como se ha venido haciendo en otros años, con vistas a evitar la falta de camas que actualmente se da en el hospital melillense.
Aseguran que la supresión de las 36 camas de la citada planta está provocando la saturación de las de Medicina General y Trauma. En Tocología la saturación es la norma, por lo que el cierre de la de Cirugía no hace más que agravar una realidad marcada por la extrema presión asistencial procedente de Marruecos y que, en verano, cree considerablemente con la población flotante que nuestro hinterland suele registrar durante la estación estival. Se trata en su mayoría de emigrantes marroquíes en Europa que por vacaciones vuelven a su lugar de origen y que, en muchos casos, portan un seguro médico comunitario que les otorga todos los derechos para ser asistidos en Melilla. A lo anterior, se une la asistencia habitual que por motivos humanitarios se presta a todo el que la reclama con independencia de su origen, nacionalidad o falta de adscripción a la Seguridad Social o algún seguro privado.
Caos
Los trabajadores del Comarcal que hicieron llegar sus quejas a ‘El Faro’ describen como una situación de ‘caos’ la que se viene viviendo en el centro hospitalario.
La reducción en 36 camas, sólo ha dejado en situación teórica de disponibilidad las 108 restantes que se reparten en Medicina General, Trauma y Tocología. Sin embargo, todas están ocupadas y cualquier nuevo ingreso puede demorarse más de un día porque obligatoriamente depende de que se produzca algún alta.
La presión se deja notar especialmente en Urgencias, con 10 camas que sirven de acogida provisional para los casos más urgentes y que, en su ubicación actual, obligan a mezclar a niños con adultos o enfermos infecciosos.
Atención al público
Pero no sólo en la falta de camas radica el caos. La circunstancia se sucede en un clima de exceso de trabajo que tiene su regla de medida en Urgencias, donde la sala de espera se eterniza atestada de público y enfermos con los cuadros clínicos más variopintos. Literalmente, según un empleado del mismo departamento, “no se da abasto. En realidad –corrige- el total del personal del Hospital no da abasto, pero en Urgencias es tremendo. El triaje o atención inmediata a los que van llegando funciona muy bien”, en referencia al primer chequeo que mide la tensión, la presión arterial o el ritmo cardíaco. “A partir de ahí –añaden- empiezan las demoras, mínimas de dos horas, en una sala de espera repleta de público, donde se mezclan niños con embarazadas, adultos, enfermos con infecciones, etc…”.
Los denunciantes reconocen que el personal en Urgencias se ha reforzado en lo tocante a los médicos pero no así en el ámbito de los auxiliares, ATS o celadores.
“Los box –dicen- tampoco dan abasto. Incluso el primero de los cinco que existen, y que se reserva para casos de infarto o emergencias, se acaba empleando también para atender a enfermos menos urgentes”.
“En Melilla –aseguran- está demostrado que la demanda asistencial no baja en verano, sino que incluso aumenta con la Operación Paso del Estrecho y los marroquíes que vienen de vacaciones. No se entiende por qué se ha cerrado al completo la planta de Cirugía y no parcialmente como se ha hecho otros años, ni tampoco por qué el refuerzo de médicos en Urgencias no lleva aparejado también un refuerzo en el equipo de auxiliares de Enfermería y ATS, incluso de celadores”. A esto, prosiguen, hay que añadir que el Hospital está bajo mínimos por vacaciones de personal que no se suple con contratos eventuales. “La situación no se arregla programando tan sólo operaciones urgentes. Esperamos que con el Ramadán la gran demanda asistencial baje un poco”, señalaron las mismas fuentes.
Tocología y obstetricia: Desbordados hasta la extenuación
El mayor nivel de saturación en el ‘Comarcal’ se produce como una constante en el área de Tocología y Obstetricia. Los ginecólogos de la plantilla se bandean a diario con parturientas marroquíes que llegan sin ningún control médico y que, en la mayoría de los casos, exigen que se realicen cesáreas.
Uno de los récord en el mismo departamento se produjo hace unas semanas, en julio pasado, cuando se practicaron hasta 13 partos en un mismo día. En algunas jornadas, llegan a realizarse también hasta cinco cesáreas.
Normalmente, la sala de ‘toco’ siempre está cubierta y es práctica común que tenga que desplazarse a las parturientas a otras salas, ante la cobertura total de las 36 camas asignadas al departamento de mujeres gestantes que acaban de dar a luz.
En el departamento de Tocología sorprenden por demás con frecuencia los datos estadísticos sobre nacimientos en Melilla que suele dar el Instituto Nacional de Estadística y que por referirse a nacidos inscritos en el registro civil de la ciudad no computa la realidad de los partos que se atienden y que se sitúan al año por encima de los tres mil.
La casuística de mujeres marroquíes que protagonizan el mayor porcentaje de partos en el hospital melillense deriva también en un traslado constante de recién nacidos a centros peninsulares, puesto que en muchos casos nacen con falta de peso y requieren de una atención pediátrica más especializada de la que puede prestarse con los actuales medios de nuestro Hospital ‘Comarcal’.
¿Qué ocurriría en caso de que se produjera una catástrofe?
Los denunciantes de la situación en el ‘Comarcal’ se preguntan qué ocurriría en situación de catástrofe con un hospital tan saturado como el nuestro y con extremas dificultades para nuevos ingresos entre tanto no se van produciendo altas.
“Nadie quiere pensar en una tragedia pero hay que reconocer que, si se produjera, nuestro hospital no estaría preparado para afrontarla”.
Por ello, plantean qué destino futuro se dará al Comarcal una vez se ponga en marcha el gran Hospital Universitario civil y militar que viene construyéndose en los terrenos del antiguo ‘Docker’.
“La experiencia nos demuestra que en ningún caso debería cerrarse sino destinarse de forma específica para Tocología o Pediatría”, comentan las mismas fuentes a modo de sugerencia sobre lo que podría ser un uso acertado, teniendo en cuenta que en materia de partos es donde más se nota la sobrecarga que sufre la sanidad pública melillense.
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