Empieza la Semana Náutica y volvemos a la misma intoxicación por parte de los partidos de la oposición, en concreto el PSOE, que reclama para el evento los mismos criterios que se están aplicando, pero que engorda de forma torticera el gasto oficial en la celebración, en beneficio de la crítica fácil de rápido calado en los ciudadanos. Cualquiera denostaría que se gastara un millón de euros en el evento, tal cual afirmó ayer el exdiputado socialista Amín Azmani, quien aseguró que ese acabará siendo el coste de la presente Semana Náutica.
Desoye el socialista el compromiso de Miguel Marín de acotar los gatos públicos por la misma celebración a un máximo de 250.000 euros y hace un análisis del evento respecto de un punto de partida muy distinto a los extremos de su realidad actual. Parece que Azmani no se informa cuando acusa de gastar dinero en ‘famosos’ que este año no serán contratados en ningún caso, ni siquiera para el amadrinamiento del barco ‘Ciudad de Melilla’, como con carácter exclusivo sucedió en la pasada edición con la Miss Mundo Ivonne Orsini.
Insiste en una Semana Náutica más participativa aunque su perfil ya sea muy popular, con actividades abiertas a todos los melillenses y la promoción de la vela amateur en primer término. Criticar la Semana Náutica con argumentos demagógicos y datos falsos es tan fácil como lo es echar por tierra desde el proyecto de ampliación del puerto comercial a la construcción de la nueva Estación Marítima. Sin embargo, hay que preguntarse: ¿Dónde están las alternativas?