La semana pasada no ha podido ser más intensa informativamente. Quizás lo más llamativo haya sido el discurso más realista, pragmático y si cabe conciliador con que el presidente Imbroda resumió en Madrid, en el Hotel Ritz y con ocasión de los desayunos del Forum Nueva Economía, los retos de futuro de nuestra ciudad. Melilla, como Ceuta, se enfrenta a una nueva etapa, a un nuevo punto de inflexión en su historia que llegará marcado por la aplicación al cien por cien del tratado de libre comercio entre la UE y Marruecos y el tratado similar que el vecino país ha firmado también con los EE.UU.
Nuestro volumen de negocio fronterizo, muy importante cuantitativamente en el volumen global de negocios entre España y el reino alauí, ya ha disminuido un 30% y se espera que la progresión sea exponencialmente rápida antes de 2013, fecha para la que ya habrá terminado el desarme arancelario marroquí frente a los productos europeos.
Nuestra ciudad ha vivido varias etapas determinantes desde el siglo pasado: desde las campañas con Marruecos que tanto contribuyeron al desarrollo de nuestra tierra, hasta el posterior Protectorado, pasando después por una economía de puerto franco en la que nació y creció el llamado ‘comercio atípico’ con Marruecos.
Ahora nos enfrentamos a nuevos tiempos en los que necesitamos políticas con mayúsculas que afronten la realidad sin complejos y busquen alternativas a lo que debe ser más que una reivindicación hacia la mayor subsidiación de Melilla o Ceuta por parte del Estado. No es fácil, pero es preciso lograrlo a base de ingenio y también, de principio, de un marco normativo compensatorio de las muchas condiciones que impiden o dificultan nuestro desarrollo económico.
En esa tesitura, la próxima reunión entre los Gobiernos de Ceuta y Melilla es una buena noticia, porque sirve para ahondar en los pasos comunes que inevitablemente están llamadas a dar las dos ciudades ante interrogantes de futuro similares o comunes.
Reducir esa próxima reunión, como pretende la oposición, a un ninguneo del Gobierno Imbroda a favor del supuestamente más dialogante Gobierno Vivas, no es más que un ejercicio de miopía e impertinencia doméstica, tan a tono con el discurso habitual al que estamos acostumbrados en los foros políticos locales.
Consideran CpM y PSOE que Vivas ha vuelto a dar una lección a Imbroda paralizando una iniciativa legislativa presentada hace dos años y medio y, finalmente, aplazada a días vista de su exposición en el Congreso. Obvian que los ceutíes han hecho lo único posible, después de que una moción idéntica, la presentada por Melilla casi al mismo tiempo que Ceuta en similar sentido, no se admitiera siquiera para su debate en mayo pasado, gracias a los votos en contra de PSOE, PNV y CiU.
Si, por el contrario, en aquella ocasión, hubieran primado los votos del PP, de los también aliados de CpM, tal cual son los de ERC-IU-ICV, y los de Coalición Canaria, quizás entonces podría haberse consensuado lo que ahora se dice va a negociarse con el PSOE pero sin fecha ni detalle sobre el sentido último de la negociación.
Me estoy refiriendo a la ampliación de la bonificación en la cuota patronal a la Seguridad Social, que repercute favorablemente en empresarios y trabajadores y que los socialistas se ha negado a admitir por la propuesta amplia del PP de que se aumente y conceda a todos los sectores productivos.
Creo, como muchos, que efectivamente no debe extenderse la bonificación a todos los sectores, pero sí que ya podría haberse negociado ese aumento que, ahora, a poco más de un año de la disolución de las Cortes, no tiene visos de salir adelante en la presente legislatura.
El asunto es mucho más serio que la demagogia barata de la que hace gala nuestra oposición, atrincherada per se en el argumentarlo que mejor le venga al pelo, sea o no contradictorio con sus propias posiciones. De hecho, olvida CpM en sus críticas actuales, que sus socios de IU sí vieron como una puerta a la negociación posible la iniciativa del Gobierno Imbroda que ahora tanto denostan porque en su momento resultó inútil o estéril a causa de la negativa de socialistas y compañeros de viaje.
La respuesta de la oposición a la intervención de Imbroda en el Senado la pasada semana, demandando medidas económicas de futuro para nuestra ciudad, es otro ejemplo de lo que digo. Es más, raya en lo inconcebible cuando el socialista Muñoz se atreve a comparar los sucesos del pasado verano en la frontera con el movimiento social y en defensa de sus derechos de los musulmanes melillenses en el año 85. Otra vez le traiciona el subconsciente poniendo en evidencia el débil maridaje real que puede sostener con sus coaligados cepemistas.
Y tan inconcebible como la reacción de Muñoz es la de Aberchán, tergiversando a su antojo lo que dijeron en el mismo debate los grupos nacionalistas. Sería bueno que echaran un ojo al acta de la misma sesión. Quizás así unos y otros se enterarían un poco más en beneficio de esa política con mayúsculas que tanto necesitamos y de la que la oposición sigue aún a años luz.
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