Categorías: Sucesos y Seguridad

Defiende a una chica musulmana de una paliza ante doce ‘mirones’

José Arcas Lomeña nació en Valencia, pero vive en Melilla de toda la vida. Pese a tener un brazo escayolado, el viernes bajó de su casa y neutralizó a un hombre que golpeaba a una mujer delante de un grupo de hombres.

Todo ocurrió sobre las cuatro de la tarde del pasado viernes, en la calle General Astilleros de Melilla. José Arcas Lomeña y su mujer, vecinos del barrio del Príncipe, se asomaron al balcón trasero de su casa alarmados por una pelea que estaba teniendo lugar en los bajos del edificio.
El panorama era de vergüenza. Un hombre atizaba a una mujer  musulmana delante de, al menos, otros otros doce hombres. Los espectadores no sólo estaban allí para mirar, impávidos, la paliza, sino que alguno incluso increpaba a la víctima, mientras ésta intentaba defenderse como podía.
Todo está recogido en un vídeo que la mujer de José Arcas grabó con su teléfono móvil. Ella, para intentar mediar en la pelea, advertía al maltratador de que estaba siendo grabado. Pero el agresor no se daba por enterado.
Desde el balcón, comenta José Arcas a El Faro, él y su mujer increpaban a los espectadores para que frenaran la agresión, pero éstos sólo se movían para acomodarse y ver la pelea desde un ángulo con mejores vistas.

Con cinco metacarpios rotos

José Arcas no se lo pensó dos veces y bajó e intervino en el altercado. Pese a que tiene el brazo derecho escayolado con cinco metacarpios rotos debido a un accidente de moto en Marruecos, consiguió reducir al maltratador en cuestión de segundos.
Nada más llegar al escenario de la pelea, se colocó encima del hombre que pegaba a la mujer musulmana y lo inmovilizó. La víctima sólo atinaba a patalear en el suelo. Mientras, la mujer de José desde el balcón seguía grabando la escena y gritando de rabia contra el maltratador.
La joven musulmana agredida sangraba, lloraba y agradecía en  tamazhit a José Arcas que la hubiera ayudado y decía que le dolía un brazo y el cuello.
Además, la joven, que vestía una chilaba verde, aprovechó que su agresor estaba inmovilizado en el suelo para arrebatarle el pasaporte que éste, al parecer, le había quitado.
Mientras tanto, los vecinos del edificio y la mujer de José Arcas avisaron a la Policía, que se llevó detenido al agresor y tomó declaración a José y a su mujer. Ésta aportó el vídeo como testimonio de la paliza y una vez terminada la pelea tuvo que ser atendida con una crisis de ansiedad.
El vídeo de la agresión, colgado en YouTube y en Facebook, ha volado como la pólvora.
Amigos de José Arcas le dejaron ayer mensajes en su muro de Facebook, en los que elogian su actitud con frases del tipo: “¡Qué par de pelotas tienes!” o “Me honra tenerte como amigo”.
Arcas, por su parte, ha confesado también a través de su muro de Facebook que está abrumado con la difusión que ha alcanzado el vídeo de la paliza a la chica musulmana, grabado por su mujer, y que todo esto le da mucha vergüenza porque él es “reservado” y sin pensárselo asegura que “lo volvería a hacer encantado”.

Un gran hombre y una gran mujer

Eso de que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, viene como anillo al dedo a la historia de José Arcas, el héroe de Melilla que frenó el viernes la agresión a una mujer. En el vídeo que la esposa de José Arcas grabó desde el balcón de su casa, mientras un hombre golpeaba a una chica musulmana delante de otros doce que miraban impasibles, se le escucha a ella, insultando al maltratador y advirtiéndole de que deje de pegarle a la joven porque lo está grabando. Sin temor a que la vieran, la mujer de José Arcas no dejó de grabar ni un momento. El pulso le tembló cuando vio a su marido abajo, en medio de la pelea, inmovilizando al agresor. Pero tuvo la suficiente sangre fría para seguir grabando.

“Lo volvería a hacer mil veces más si hiciera falta”

Puede que la vida sea ese segundo que te cambia el resto. José Arcas Lomeña no quiere oír hablar ni de hazaña ni de protagonismo. Pero le guste o no, desde que salvó a una chica musulmana que estaba siendo atizada en público, él ya es el héroe de Melilla aunque reniegue: “La verdad, no me considero un héroe”.
El viernes pasado fue un día común y corriente para muchos, pero él dio una lección de grandeza a un grupo de unos doce hombres que miraban cómo otro agarraba del cuello y pegaba a una mujer musulmana. Los espectadores, al estilo de un museo de cera, ni se inmutaban ante la injusticia. La observaban como se observan las desgracias que salen en la tele.
“Me asomé al balcón de casa y vi cómo un hombre tenía enganchada a una chica por el cuello. Increpé a la gente que estaba alrededor para que ayudaran a la señora, pero pasaron de mí”, cuenta José Arcas a El Faro.
Por eso bajó a la calle y le saltó encima al agresor. “Me salió de forma instintiva y actué por los nervios”, confiesa a toro pasado.
Aún no lo ha pensado mucho, pero viendo el vídeo, José Arcas admite que el altercado pudo terminar de otra manera. “Los que estaban allí mirando cómo aquel hombre le pegaba a la chica, intentaron que yo lo soltase”.
Hay un momento en el vídeo en el que la chica aprovecha que el agresor está en el suelo, inmovilizado, y le quita el pasaporte que, al parecer, éste le había quitado.
José Arcas asegura que no sabe cómo empezó la pelea. Lo que sí sabe es que la chica fue golpeada por un hombre mientras otros doce miraban y aclara: “Yo no bajé a averiguar las causas de la pelea. Sea por el motivo que sea, un hombre no debe pegarle a una mujer porque todos tenemos madre. Salí en su defensa. A mí me han educado así. Lo hice y lo volvería a hacer mil veces más si hiciera falta”.

En contra del maltrato

José Arcas no titubea a la hora de declararse en contra del maltrato a las mujeres. “Sin ellas, ninguno de nosotros estaría aquí”, apunta con firmeza.
En su familia y entre sus amigos hay opiniones para todos los gustos. Su madre está asustada, pero su padre lo elogia y le dice que los tiene “bien puestos”. Otros le aconsejan que en esos casos, mejor llamar a la Policía.
José Arcas no se arrepiente de haber actuado como lo hizo. Ni siquiera lo considera una temeridad y anima a otros a hacer lo mismo, a no quedarse de brazos cruzados mientras una mujer es maltratada.
Lo importante en casos como éste, apunta José Arcas, es que no se tolere la violencia machista. “Ojalá sirva para que la gente se conciencie”, apuntó ayer.
Cuando mira hacia atrás y recuerda lo que pasó el viernes, sobre las cuatro de la tarde, a la espalda de la calle General Astilleros de Melilla, sólo le viene a la cabeza la paliza que le estaba dando un hombre a una chica musulmana delante de doce ‘mirones’. “Pobrecilla, lo que tuvo que pasar”, se lamenta por ella.

“He pedido a mis hermanos que cuiden a mi mujer”

En un mes, el cabo de artillería de campaña José Arcas Lomeña, valenciano de madre melillense, que vive en Melilla de toda la vida, será trasladado a Madrid durante un año porque no hay plaza para él en la ciudad. Después de intervenir y salvar a una chica musulmana que estaba siendo agredida por un hombre, mientras otros doce miraban impertérritos, José Arcas teme por lo que pueda pasarle a su mujer. “En ese sitio (General Astilleros) son frecuentes los altercados entre hombres, pero nunca habíamos visto la agresión a una mujer”. La esposa de José Arcas increpó al maltratador para que soltara a la joven que estaba siendo atizada en público y le advirtió de que lo estaba grabando. “He pedido a mis hermanos que acompañen y cuiden de mi mujer mientras yo esté en Madrid”.

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