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"Deberíamos intentar encajar las propuestas de nuestro Plan Estratégico con las recogidas en el Plan Integral del Gobierno"

José Luis Martínez Lázaro es un empresario de Melilla, muy vinculado económicamente a la ciudad y también muy comprometido con ella. Actualmente preside la Asociación de Empresas Familiares de Andalucía y ha colaborado en las mesas de debate del Plan Estratégico de la Ciudad Autónoma para Melilla. Con El Faro ha compartido su opinión sobre el cambio de modelo productivo que necesita la economía local para sobrevivir al fin del comercio atípico y recuperarse de la pandemia del covid, el cierre de la frontera y la aduana comercial, cuya reapertura, a día de hoy, sigue en el aire.

El Plan Estratégico de la Ciudad habla de cambiar el modelo productivo. ¿Hacia qué modelo productivo tiene que dirigirse Melilla?

El trabajo de la consultora UTE Arenal - Clave PE Melilla contó con la participación de más de 1.000 personas, realizó más de 300 encuestas locales, 60 entrevistas con agentes clave, 30 jornadas monográficas y una Conferencia Estratégica con más de 120 expertos en distintos campos, representantes del mundo empresarial, sindical, político y de la Administración General del Estado.

Pienso que el trabajo y las conclusiones del Plan Estratégico han dejado diseñado los objetivos y el modelo productivo al que deben dirigirse los esfuerzos de la Ciudad, del Estado y de nuestros conciudadanos y no creo que se pueda añadir nada más.

Aparte de que se corrijan las actuales carencias en sanidad, educación y transporte a las que se refieren la mayor parte de las inversiones “anunciadas” en el Plan Integral propuesto por el Ministerio de Política Territorial, los esfuerzos conjuntos deben dirigirse a mejorar el capital humano y el capital natural de nuestra ciudad.

Quizás algunas de las inversiones previstas en nuestro Plan Estratégico deberían analizarse con más detalle y priorizar una sobre otras y, sobre todo, intentar encajarlas con las propuestas recogidas en el Plan Integral del Gobierno central o conseguir que el Estado asuma como propias las de nuestro Plan Estratégico. Para ello, entiendo que se ha previsto la Comisión Mixta que debería empezar a funcionar cuanto antes.

¿Cómo se llega hasta ese nuevo modelo productivo y cuánto podemos tardar en llegar?

Cambiar la estructura económica de un territorio no se consigue de un día para otro, lamentablemente, máxime cuando carecemos de recursos naturales (pesca, agricultura, minería, recursos hídricos, territorio, etc.) y además somos una “isla” alejada del resto de nuestro país con lo que ello conlleva, sobre todo, en el elevado coste del transporte de personas y mercancías.

El propio Plan establece un horizonte de nueve años y el Plan Integral lo fija en cinco, lo que no significa que no se puedan y se deban ir realizando acciones para cambiarla cuanto antes. Pienso que lo no debe tardar es la solución del gran problema del coste del transporte de pasajeros y de mercancías. Con los precios y limitaciones actuales de los vuelos y del actual contrato marítimo no se consigue atraer turismo, una de las “patas” propuestas en ambos Planes para el desarrollo socioeconómico de nuestra ciudad.

Sin conseguir el máximo de bonificación en el transporte de mercancías no seremos competitivos ni para comerciar con otros territorios, ni para mantener un nivel de precios adecuado en la cesta de la compra, incrementado exponencialmente en estos momentos de subida del precio de los combustibles y de la inflación subyacente que ya va por el 8,5% de incremento a finales de 2022 y no se espera que baje del 4% a finales del 2023.

El famoso Real Decreto que debía desarrollar la bonificación al transporte de mercancías sigue sin aprobarse desde 2018 y, tal cual está redactado, no va a suponer ningún alivio al coste del transporte de productos alimentarios de primera necesidad. La respuesta de Europa a la pregunta de si hay inconveniente por parte de la Unión Europea a esta bonificación lo que deja claro es el nuestro Gobierno ni la ha planteado y me temo que no tiene intención alguna de hacerlo.

Otra actuación que no debe demorase mucho es la de dar visibilidad a las ventajas fiscales que tenemos actualmente y las que podríamos mejorar en un futuro próximo si se solicitan como acompañamiento a la solicitud al Gobierno de la creación de la Zona Económica Especial (ZEE) aprobada en nuestro Plan Estratégico. Ya se ha dado un primer paso, contratando a la consultora KPMG con este objetivo de dar a conocer las mismas en los foros empresariales y a inversores privados, además de plantear consultas vinculantes a la Dirección General de Tributos sobre la fiscalidad propia de Melilla y su implicación con otros tributos del Estado, como puede ser el de la localización de los servicios digitales prestados desde Melilla a consumidores y destinatarios finales radicados en el territorio del IVA.

Otra medida muy interesante, solicitada por la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) conjuntamente con la de Confederación hermana de Ceuta, es la aplicación interna de la normativa aduanera del Código Aduanero de la Unión, lo que daría más seguridad jurídica y más herramientas a las transacciones comerciales a través de la aduana, no solo con Marruecos, y con una mayor simplificación en los trámites de importación y exportación. Dicha propuesta ha sido bien acogida por la Dirección de Aduanas y espero llegue a buen término cuanto antes.

¿Qué inversiones y propuestas fiscales se necesitan para llegar a ese nuevo modelo productivo?

Una primera, incluida en el Plan Estratégico es la de cambiar el actual estatus de Territorio Franco por el de una Zona Económica Especial que es una figura aceptada y existente en toda la UE sin por ello perder una sola de las ventajas fiscales que tenemos y que permite incrementarlas si nuestro Estado -nada tiene que ver la UE en este caso- así lo estima conveniente.

Otra necesidad es la de armonizar la legislación del IPSI a la del IVA en cuanto al sistema de tributación, pasando de “monofásico” al sistema del IVA que permite la desgravación en cada una de las fases del circuito mercantil completo, sin que el impuesto suponga un coste para el empresario. Esto es necesario e imprescindible si queremos se nos asimile a una Región Ultraperiférica.

También propondría que nuestro Régimen Económico y Fiscal (REF) quede incardinado en el Estatuto de Autonomía y se redacte una nueva Ley que contemple el “nuevo” REF de Melilla si pasamos de ser Territorio Franco a Zona Económica Especial.

También apostaría por exigir la ampliación de nuestro capital natural. Es decir, ampliar nuestro territorio donde podemos: en el mar. Lo ha hecho Gibraltar, lo han hecho en los Países Bajos, en los Emiratos y en otros lugares. No entro a discutir si debería ser la ampliación exterior del puerto (que ya tenía bastante documentación técnica avanzada, pendiente solo de la declaración de impacto medioambiental) o la propuesta de la “isla” aeroportuaria. Lo necesitamos y su coste no es tan alto como la construcción de una línea de AVE o una autopista que nos una a la Península.

Y, por supuesto, pondría en marcha cuanto antes las inversiones relativas a la Educación. Es especial, el campus de FP que recoge el Plan Integral con una inversión estimada de 50 millones de euros, pero sin dotación presupuestaria ni fecha de inicio. Y la relativa a la ampliación de los estudios universitarios o la inmersión en idiomas y en procesos y herramientas de nuestros jóvenes que requieren las actividades de las empresas digitales que se vayan a instalar en nuestra Ciudad.

¿Qué propuesta hizo usted al Plan Estratégico para llegar a ese nuevo modelo productivo?

Yo, personalmente, intervine en algunos paneles y en la Conferencia Estratégica, pero lo importante no es lo que yo aportase sino las veintitantas medidas de futuro -ajenas al comercio fronterizo- que presentamos a los redactores del Plan Estratégico y en el Senado. Casi todas ellas están recogidas en el documento final del Plan, lo cual nos satisface. Creo recordar que las hicimos públicas en prensa en octubre de 2021 por si quieren consultarlas en la hemeroteca.

Se ha debatido mucho entre más Europa o más Marruecos. ¿En su opinión, qué necesita la ciudad para cambiar su modelo productivo?

En absoluto es incompatible “mirar al norte” con mirar al sur, máxime cuando estamos -por suerte o por desgracia- en una posición geoestratégica entre dos continentes, no solo dos países.

Cualquier frontera, salvo la que separa Corea del Norte con la del Sur y alguna que otra que tiene enfrente a una nación enemiga -caso de Ucrania y Rusia, por ejemplo- son fuente de riqueza para los dos países limítrofes. Lo que es incomprensible, inaudito e indignante es que el denominado- por el Gobierno de España- como “el más mejor amigo” mantenga su guerra híbrida contra España y, más concretamente, contra Ceuta y Melilla. ¿Cómo se justifica esa buena voluntad en esta nueva etapa sin precedentes impidiendo que a los viajeros que entren por Melilla o Ceuta no se les permita pasar ni un Danone?

Según la reglamentación que aparece en la página web de la aduana de Marruecos para los visitantes extranjeros, el término “extranjero que visita Marruecos” excluye a los viajeros transfronterizos. Lo que no define es a quiénes considera como “viajero transfronterizo”. Me puede parecer correcta esa discriminación hacia los súbditos marroquíes que tengan permiso de trabajo en España o en el resto de Europa (los conocidos trabajadores transfronterizos y “temporeros”) y no les apliquen el régimen de viajeros si así lo estiman conveniente a sus intereses. Pero la frontera de Melilla y Ceuta con Marruecos, no son locales, son españolas y europeas. Por tanto, ¿por qué aplican esta exclusión a todos los visitantes españoles y europeos que cruzan esa frontera o a los súbditos marroquíes que no son trabajadores sino turistas que vienen a visitarnos? Otra muestra más de la “buena voluntad”… No sé cómo lo permite España y no denuncia esta discriminación en la próxima Reunión de Alto Nivel (RAN) o ante Bruselas.

Dicho esto, la reapertura de la aduana no es una necesidad. Es una obligación y lo que no es admisible es que el Gobierno de España acepte una reapertura “ordenada y gradual” y con una lista de productos que Marruecos autorizará a transitar documentalmente por la aduana. Esto es una aberración y una prueba más del sometimiento del Gobierno de España ante las exigencias de Marruecos en aras de unas supuestas buenas relaciones.

¿Cómo es que antes de final de enero se hará una ¿primera? expedición comercial documentada como prueba para ver si todo funciona correctamente según la delegada del Gobierno en Melilla? ¿Cómo han elegido al comerciante que va a tener la suerte de realizar esa primera expedición comercial de prueba? ¿Acaso las 18.126 expediciones comerciales de exportación y las 18.642 en régimen de tránsito aduanero desde el puerto a la frontera desde 2010 a julio de 2018 (cifras oficiales de la Aduana española) no son prueba suficiente de que el tránsito terrestre por la Dependencia aduanera de Beni-Enzar venía funcionando a la perfección, ordenadamente y sin más limitación a las mercancías que aquellas que no son objeto de lícito comercio? Entonces ¿a qué viene esta milonga que se han inventado nuestras autoridades o aceptado que sea impuesta por Marruecos?

Los debates entre mirar al norte o al sur y sobre la entrada o no en la Unión Aduanera son debates ya superados y que no llevan a ninguna parte. Por supuesto, que el futuro de Melilla no está en los intercambios comerciales bajo control aduanero con Marruecos tal como se venía realizando por décadas hasta julio de 2018. Pero sin renunciar a ello, está claro que debemos enfocar el futuro de Melilla en otras actividades. El Plan Estratégico las ha apuntado claramente: turismo, empresas de carácter tecnológico y servicios digitales y, a ser posible, algunas industrias de montaje y fabricación con materiales y productos semiterminados previa importación de los mismos.

Para ello, nuestra fiscalidad y la ZEE son un buen instrumento si sabemos aprovecharlas. Por supuesto, se debería promover la rehabilitación de edificios y su adecuación a la política de ahorro energético que son generadoras de empleo directo y retorno inmediato de la inversión y hay disponibles fondos europeos “a porrillo” para ello.

Lo importante es ponerse a trabajar y poner en marcha las actuaciones que hemos aprobado y, sobre todo, como dije al principio de la entrevista intentar encajarlas con las propuestas recogidas en el Plan Integral del Gobierno central o conseguir que el Estado asuma como propias las de nuestro Plan Estratégico.

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