El presidente de Aume está a la espera de que le notifiquen si entra o no en prisión. Jorge Bravo es subteniente del Ejército de Tierra y estos días está a la espera de que le notifiquen en qué quedará el expediente sancionador que le han abierto por denunciar cómo afectan los ‘tijeretazos’ del Ministerio de Defensa a los militares y proponer menos gastos en fiestas nacionales y desfiles. No lo ha hecho a título personal ni en un arranque de rebeldía, sino porque desde 2005 es el máximo responsable de la Asociación Unificada de Militares Españoles (Aume). Por no morderse la lengua a la hora de reclamar los derechos de los militares, ha ingresado ya dos veces en prisión. Con El Faro ha conversado sobre estos temas y ha dejado claro una cosa: Él va de frente. “No me pixeles la cara, que yo no me he escondido nunca”.
–¿Cree que fue muy lejos en sus críticas a los recortes en el Ministerio de Defensa?
–No considero haber realizado críticas. Uno de los fines de las asociaciones profesionales es el de realizar propuestas para las mejoras sociales y retributivas de los militares, además de las profesionales. El JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la Defensa) tiene un encargo del Ministerio de definir el objetivo de las capacidades militares y actualizar los planes de contingencia derivados de las necesidades de seguridad de España. Esto viene derivado de los recortes y de la disminución de gasto. A nosotros nos incumbe lo que esos recortes pueden suponer en las personas, en los militares y realizamos una propuesta de disminución de gastos en ámbitos que nada tienen que ver con las capacidades y la operatividad. Es nuestro deber.
–¿Mantiene que en las Fuerzas Armadas deberían recortarse los gastos superfluos?
–Naturalmente. Si queremos ser consecuentes con el esfuerzo que está realizando casi toda la sociedad española, hay que recortar o suprimir lo superfluo. Siempre se dice que las Fuerzas Armadas somos una organización “primera” en altruismo y solidaridad y en este aspecto no lo estamos siendo.
–AUGC ha conseguido una subvención para el próximo año, incluida en los presupuestos del Ministerio del Interior para 2013. Además, en Melilla la Comandancia le ha cedido un local. ¿Aume cuenta con ayudas? ¿Podrían mejorarse las relaciones con la Comandancia?
–Nosotros estamos comenzando a andar un camino que nuestros compañeros de la AUGC empezaron ya años atrás. Nuestra ley, aunque corta, ya prevé alguna ayuda y también posibilita que en sus desarrollos se puedan dar otros factores que sirvan de apoyo al asociacionismo profesional. Está todo por desarrollarse y de hecho la próxima semana se reunirá por primera vez el Consejo de Personal de las Fuerzas Armadas. Éste es el comienzo de la nueva etapa. Próximamente nuestros representantes tendrán que realizar, entre otras cosas, la presentación en sus zonas de responsabilidad y estoy seguro de que en Melilla lo harán muy bien con los jefes de unidad.
–Están a punto de celebrar el primer Consejo de Personal, ¿con qué recortes no tragará Aume?
–En el Consejo de Personal no se tratan los recortes, sino los efectos que éstos causan en el desarrollo profesional y en el ámbito social, familiar y retributivo. Todavía no hay un orden del día, pero Aume tiene un planteamiento muy claro: Ni un paso atrás en derechos fundamentales (que no los tenemos al 100%). Y ni un paso atrás en todo lo que suponga pérdida de derechos adquiridos, situaciones de indignidad o realización de actividades que no estén en el ámbito de los cometidos militares.
Nos tememos que servicios que están externalizados relacionados con alimentación, limpieza, lavandería, etc., pasen a realizarlo los militares, como ya está empezando a ocurrir.
–Usted ya ha sido sancionado con prisión en dos ocasiones, ¿cree que en este caso no hay dos sin tres?
–Por desgracia tenemos una normativa –la Ley Orgánica de Régimen Disciplinario- totalmente obsoleta, no acorde a estos tiempos, a estas Fuerzas Armadas profesionales y a los derechos humanos. Esta ley que aún nos afecta, permite procesos disciplinarios efectuados sin garantías hacia el expedientado y, en muchas ocasiones, realizados por personal no especialista en la materia. De ahí que las consecuencias son siempre imprevisibles. Yo, personalmente, confío en el sentido común, más que en la aplicación de la normativa.
–¿Espera algún tipo de apoyo de los compañeros de Melilla? ¿Qué tipo de apoyo le gustaría recibir?
–Apoyos personales los estoy recibiendo a diario y de Melilla me llegan incluso con la coletilla de “saltar” a la península cuando “haga falta” para realizar algún tipo de manifestación. Desde luego me hace sentirme acompañado. Pero un buen apoyo sería que, siendo conscientes de lo que significa el movimiento asociativo en las Fuerzas Armadas, los compañeros vieran la necesidad de afiliarse a Aume como asociación transversal que necesita esa fuerza humana solidaria.
–¿Para cuándo un delegado de Aume en Melilla?
–Seguramente antes de finales de año tendremos ya a nuestro delegado en Melilla y a varios representantes en las unidades.
–¿Sabe cuáles son los principales problemas de los militares en Melilla?
–Nuestros compañeros de Melilla no se escapan de los grandes problemas que tienen el resto de compañeros en las Fuerzas Armadas. Pero hay que sumarle problemas originados por el “aislamiento”, como pasa también con Ceuta y las islas. Los desplazamientos y las incorporaciones, teniendo presente la “plena disponibilidad” y la prontitud en la incorporación, generan algunos problemas. Y también otros derivados de la especial situación fronteriza que estamos viviendo.
–Cuando piensa en las Fuerzas Armadas Españolas del futuro, ¿cómo las imagina?
–Bueno, personalmente, creo que se está recorriendo un camino para que las Fuerzas Armadas se asemejen a las del resto de los países avanzados y tendrán que llegar a ser plenamente “modernas”. Lo que yo espero es que en un futuro próximo las Fuerzas Armadas sean plenamente operativas y acomodadas a las necesidades reales de nuestra defensa y que a sus miembros se nos vea y se nos trate como al resto de los ciudadanos. Ni más ni menos.
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