De mal en peor

Los datos de siniestralidad vial de la Dirección Provincial de Tráfico del año pasado no pueden ser peores.

Los 594 accidentes registrados en la ciudad vienen a confirmar que Melilla no es segura para los conductores y mucho menos para los peatones.
En 2015 la Policía contabilizó en nuestras calles 82 siniestros más que en 2014 y, por desgracia, un muerto en un paso de cebra.
Desde Tráfico achacan el incremento en el número de accidentes con víctimas a la proliferación de obras y al aumento del parque móvil. El año pasado se matricularon 800 nuevos vehículos en la ciudad. Eso sin contar todos los que entran a diario desde Marruecos.
Con el problema en una mano y las causas en la otra, queda en el aire una pregunta obvia: ¿qué vamos a hacer? ¿Qué medidas se tomarán para que los conductores respeten los límites de velocidad o para que los peatones no se lancen a cruzar la calle sin mirar?
La experiencia demuestra que con clases de educación vial no se resuelve el problema. Tenemos la península plagada de radares en las carreteras interurbanas y cámaras en los semáforos. Incluso existen los llamados “multacar”, que recorren las ciudades fotografiando y sancionando a mansalva. Sólo así los ayuntamientos han conseguido reducir la siniestralidad en el centro urbano y animar a usar la bici o a caminar.
Muchos conductores melillenses admiten en privado que no cogen el coche en la península. Los motivos los conocemos todos: de tanto saltarse las normas, olvidan qué es lo correcto.
Si tuviéramos cámaras en los semáforos, muchos aficionados al ‘rule’ o los ‘fitipaldis’ amateurs de Melilla aparcarían el coche y se sentarían a tomar un té en cualquier cafetería del Paseo Marítimo, en lugar de estar colapsando la rotonda de Dique Sur.
Mientras las autoridades se deciden a tirar de multas para reducir la peligrosidad de nuestras calles, sería bueno ir pensando en poner más pasos elevados de peatones para que, por lo menos, los corredores incívicos se dejen la amortiguación y los bajos de sus vehículos en ellos.
La Consejería de Fomento ya ha adelantado a este periódico que uno de sus proyectos estrella para este año es adecuar calles, calzadas y pasos de peatones no sólo en el centro sino también en los barrios. Por algo se empieza, pero lo de las multas hay que pensarlo.