Ayer se despedían los nuevos estudiantes de la Politécnica de Barcelona que durante una semana han estado examinando algunas de las joyas del modernismo que tiene nuestra ciudad. La iniciativa de la Fundación Melilla Ciudad Monumental trae todos los años, desde hace seis, a un número determinado de alumnos para que realicen en la ciudad su proyecto final de carrera.
Y desde luego, es para destacar; primero por la oportunidad que se da a los estudiantes –suponemos que también a los que son de esta tierra–; segundo, por la difusión que se hace de Melilla allende nuestras fronteras; y tercero, por la incidencia que se hace sobre un patrimonio que de otra manera, a lo mejor, quedaría en el olvido.
Y como ejemplo, la propuesta de rehabilitación de uno de los edificios emblemáticos de Melilla: el Cine Español, situado en la barriada de El Real.
No es el único; hay muchos, pero por algo se empieza.
Cuidar el patrimonio inmobiliario es sinónimo de mantener la historia de esta ciudad y hacerla más grande. Por ello debemos apostar todos, cueste lo que cueste.